Wal-Mart y Starbucks en La Habana
2005-11-08
El comunismo es un accidente en la historia de la humanidad y significa un retroceso temporal cuya duración depende de sus protagonistas. Aunque al final deja secuelas, la transición hacia la libertad y el progreso es inevitable. Cuba no es la excepción, el cambio es sólo cuestión de tiempo. Cuba se abrirá al mundo en medio de una condiciones externas favorables.
El recrudecimiento de la represión en la isla y un retroceso en las tímidas medidas de autorización del trabajo por cuenta propia que habían sido tomadas una década atrás coinciden con un positivo acontecimiento en el exterior: la ley sobre el libre comercio con Centro América y la República Dominicana recientemente aprobada por el Congreso de los Estados Unidos constituye el evento más importante en la región en lo que va de siglo favoreciendo las circunstancias externas para una Cuba post-castrista.
Mientras en un país donde escasean los alimentos, el agua, los medicamentos, la electricidad, los medios para transportarse y, en fin, todo recurso necesario para la existencia y la lucha por la sobrevivencia llena la vida diaria del cubano de adentro, afuera, en cambio, el mundo marcha aceleradamente hacia el logro de un nuevo y superior estadio en la sociedad humana, la sociedad de la información.
La conjunción de cuatro fuerzas están transformando al mundo: la expansión de las libertades individuales, la globalización, la tecnología y la educación.
La expansión de la libertad multiplica el uso de las capacidades y creatividad individual en sociedades que hasta ahora se mantenían cerradas.
La globalización abre nuevos mercados, genera empleos y abarata los costos de producción como consecuencia de un uso más racional de los recursos en cada región del planeta, es decir, se favorece la tendencia a producir cada mercancía o servicio donde más barato resulta.
La tecnología extiende la capacidad humana y convierte la energía física en formas más elevada de energía mental. El paso a la era de la información está cambiando de modo radical el modo de hacer negocios. Por otra parte, la genética y la biotecnología están abriendo nuevos horizontes y se proyectan como las llaves tecnológicas del siglo XXI.
La educación abre los horizontes de la mente y las habilidades intelectuales a una velocidad nunca antes vista. El conocimiento es la base de la economía. La educación transforma a la gente en capital humano y la calidad de ese capital determina cuán bien un negocio puede producir, innovar y competir. La educación acelera la difusión del conocimiento científico y tecnológico y eleva las aspiraciones para el auto-mejoramiento abriendo las oportunidades del mercado.
El grado de éxito de una Cuba democrática depende de la velocidad de transición hacia un amplio uso de estas cuatro fuerzas. Para acelerar este proceso es preciso fomentar el desarrollo de aspiraciones individuales en los ciudadanos de la isla. Pasar de una cultura colectivista a una sociedad donde el individuo es el soberano y donde se respetan sus derechos y aspiraciones. Las aspiraciones determinan, la tecnología complementa.
Un buen ejemplo de lo anterior es la Internet. A pesar de que muchas de las innovaciones tecnológicas que facilitaron la Internet vienen de otros países, hoy la cultura y la economía de la Internet se sienten americana porque ella refleja los valores y aspiraciones de esa sociedad. La Internet es mucho más que una expansión tecnológica, es la expresión de la aspiración de la sociedad de expandir la libertad individual. La Internet refleja el clima emprendedor americano, un medio de libertad para los negocios y una cultura que celebra la toma de riesgos, la ambición como fuente de prosperidad y la aspiración individual de hacer dinero. La Internet es informal, individualista, descentralizada, difícil de controlar, profundamente irrespetuosa con las tradiciones y el orden establecido, características que reflejan los valores culturales de la sociedad americana. En sociedades donde el estado ejerce un poder regular mayor como en Francia y Alemania, el uso de las potencialidades de la Internet es mucho menor. En suma la Internet es puramente americana.
Y de eso se trata de pasar a primer plano los valores y aspiraciones individuales. La libertad, la responsabilidad, la tolerancia y la igualdad de oportunidades son los valores fundamentales de una sociedad libre. Pasar del ineficiente monopolio (propiedad estatal) a la privatización de las empresas con nuevos y numerosos propietarios, al libre mercado de recursos materiales, financieros y laborales-, a la apertura a la inversión extranjera, a la integración a los tratados de libre comercio dentro del entorno geográfico, a el gobierno limitado, a la reducción del gasto gubernamental, a impuestos bajos, a la protección a la propiedad, a la eliminación de las barreras al libre intercambio, a la liberación de los precios y otras medidas que favorecen la creatividad e iniciativa individual y, por ende, el desarrollo de la sociedad.
Creadas las condiciones de respeto a los derechos individuales y la apertura de la isla al mundo, se impone más que la importación de productos americanos (de los cuales los ciudadanos de la isla están ansiosos), importar los valores americanos.
El desarrollo acelerado de las comunicaciones, la creación de una potente red de Internet con la meta del acceso a Internet en cada hogar, la rápida transferencia hacia la isla de capital financiero y conocimiento de la comunidad cubana en los Estados Unidos y otros países mediante la creación de empresas pequeñas, medianas y grandes que generarán empleos para la fuerza de trabajo calificada y hoy subutilizada en la isla, estos son los pasos inmediatos requeridos tras el establecimiento de un estado de derechos donde se respeten las libertades individuales, incluyendo la libertad económica.
Cuba debe abrirse al mundo priorizando su mercado natural: los Estados Unidos. Se conoce que el turismo americano es un gran potencial de negocio para una Cuba libre; sin embargo, hay otros productos cubanos que contarían con un significativo mercado en los Estados Unidos. Debido a una limitada competencia dentro del sector, el costo de la salud es extremadamente alto en los E.U. y la cifra de ciudadanos sin seguro médico se eleva alrededor de 45 millones de personas. La ley prohíbe la importación de medicamentos y su fabricación se concentra en pocas compañías que establecen precios ridículamente altos y no parece que este sector se abrirá fácilmente al libre comercio. Un eficiente sistema de salud de bajo costo y el desarrollo de la industria farmacéutica serían parte de la infraestructura necesaria para promover el turismo de salud en la isla.
Buena y barata atención médica, avanzado sistema de educación y condiciones de seguridad física y de protección a la inversión extranjera contribuirán a la afluencia de capital y de personas con el necesario conocimiento en negocios que serán un factor decisivo en la reconstrucción económica de la isla tras la desaparición de la dictadura.
Y cuando eso ocurra la imagen de un individuo sentado en un Starbucks en La Habana Vieja haciendo negocios a través de Internet desde su labtop mientras saborea un café expreso será una imagen común y símbolo de una Cuba que encontró la luz al final de túnel.
http://www.presslingua.com/web/article.asp?artID=3595
2005-11-08
El comunismo es un accidente en la historia de la humanidad y significa un retroceso temporal cuya duración depende de sus protagonistas. Aunque al final deja secuelas, la transición hacia la libertad y el progreso es inevitable. Cuba no es la excepción, el cambio es sólo cuestión de tiempo. Cuba se abrirá al mundo en medio de una condiciones externas favorables.
El recrudecimiento de la represión en la isla y un retroceso en las tímidas medidas de autorización del trabajo por cuenta propia que habían sido tomadas una década atrás coinciden con un positivo acontecimiento en el exterior: la ley sobre el libre comercio con Centro América y la República Dominicana recientemente aprobada por el Congreso de los Estados Unidos constituye el evento más importante en la región en lo que va de siglo favoreciendo las circunstancias externas para una Cuba post-castrista.
Mientras en un país donde escasean los alimentos, el agua, los medicamentos, la electricidad, los medios para transportarse y, en fin, todo recurso necesario para la existencia y la lucha por la sobrevivencia llena la vida diaria del cubano de adentro, afuera, en cambio, el mundo marcha aceleradamente hacia el logro de un nuevo y superior estadio en la sociedad humana, la sociedad de la información.
La conjunción de cuatro fuerzas están transformando al mundo: la expansión de las libertades individuales, la globalización, la tecnología y la educación.
La expansión de la libertad multiplica el uso de las capacidades y creatividad individual en sociedades que hasta ahora se mantenían cerradas.
La globalización abre nuevos mercados, genera empleos y abarata los costos de producción como consecuencia de un uso más racional de los recursos en cada región del planeta, es decir, se favorece la tendencia a producir cada mercancía o servicio donde más barato resulta.
La tecnología extiende la capacidad humana y convierte la energía física en formas más elevada de energía mental. El paso a la era de la información está cambiando de modo radical el modo de hacer negocios. Por otra parte, la genética y la biotecnología están abriendo nuevos horizontes y se proyectan como las llaves tecnológicas del siglo XXI.
La educación abre los horizontes de la mente y las habilidades intelectuales a una velocidad nunca antes vista. El conocimiento es la base de la economía. La educación transforma a la gente en capital humano y la calidad de ese capital determina cuán bien un negocio puede producir, innovar y competir. La educación acelera la difusión del conocimiento científico y tecnológico y eleva las aspiraciones para el auto-mejoramiento abriendo las oportunidades del mercado.
El grado de éxito de una Cuba democrática depende de la velocidad de transición hacia un amplio uso de estas cuatro fuerzas. Para acelerar este proceso es preciso fomentar el desarrollo de aspiraciones individuales en los ciudadanos de la isla. Pasar de una cultura colectivista a una sociedad donde el individuo es el soberano y donde se respetan sus derechos y aspiraciones. Las aspiraciones determinan, la tecnología complementa.
Un buen ejemplo de lo anterior es la Internet. A pesar de que muchas de las innovaciones tecnológicas que facilitaron la Internet vienen de otros países, hoy la cultura y la economía de la Internet se sienten americana porque ella refleja los valores y aspiraciones de esa sociedad. La Internet es mucho más que una expansión tecnológica, es la expresión de la aspiración de la sociedad de expandir la libertad individual. La Internet refleja el clima emprendedor americano, un medio de libertad para los negocios y una cultura que celebra la toma de riesgos, la ambición como fuente de prosperidad y la aspiración individual de hacer dinero. La Internet es informal, individualista, descentralizada, difícil de controlar, profundamente irrespetuosa con las tradiciones y el orden establecido, características que reflejan los valores culturales de la sociedad americana. En sociedades donde el estado ejerce un poder regular mayor como en Francia y Alemania, el uso de las potencialidades de la Internet es mucho menor. En suma la Internet es puramente americana.
Y de eso se trata de pasar a primer plano los valores y aspiraciones individuales. La libertad, la responsabilidad, la tolerancia y la igualdad de oportunidades son los valores fundamentales de una sociedad libre. Pasar del ineficiente monopolio (propiedad estatal) a la privatización de las empresas con nuevos y numerosos propietarios, al libre mercado de recursos materiales, financieros y laborales-, a la apertura a la inversión extranjera, a la integración a los tratados de libre comercio dentro del entorno geográfico, a el gobierno limitado, a la reducción del gasto gubernamental, a impuestos bajos, a la protección a la propiedad, a la eliminación de las barreras al libre intercambio, a la liberación de los precios y otras medidas que favorecen la creatividad e iniciativa individual y, por ende, el desarrollo de la sociedad.
Creadas las condiciones de respeto a los derechos individuales y la apertura de la isla al mundo, se impone más que la importación de productos americanos (de los cuales los ciudadanos de la isla están ansiosos), importar los valores americanos.
El desarrollo acelerado de las comunicaciones, la creación de una potente red de Internet con la meta del acceso a Internet en cada hogar, la rápida transferencia hacia la isla de capital financiero y conocimiento de la comunidad cubana en los Estados Unidos y otros países mediante la creación de empresas pequeñas, medianas y grandes que generarán empleos para la fuerza de trabajo calificada y hoy subutilizada en la isla, estos son los pasos inmediatos requeridos tras el establecimiento de un estado de derechos donde se respeten las libertades individuales, incluyendo la libertad económica.
Cuba debe abrirse al mundo priorizando su mercado natural: los Estados Unidos. Se conoce que el turismo americano es un gran potencial de negocio para una Cuba libre; sin embargo, hay otros productos cubanos que contarían con un significativo mercado en los Estados Unidos. Debido a una limitada competencia dentro del sector, el costo de la salud es extremadamente alto en los E.U. y la cifra de ciudadanos sin seguro médico se eleva alrededor de 45 millones de personas. La ley prohíbe la importación de medicamentos y su fabricación se concentra en pocas compañías que establecen precios ridículamente altos y no parece que este sector se abrirá fácilmente al libre comercio. Un eficiente sistema de salud de bajo costo y el desarrollo de la industria farmacéutica serían parte de la infraestructura necesaria para promover el turismo de salud en la isla.
Buena y barata atención médica, avanzado sistema de educación y condiciones de seguridad física y de protección a la inversión extranjera contribuirán a la afluencia de capital y de personas con el necesario conocimiento en negocios que serán un factor decisivo en la reconstrucción económica de la isla tras la desaparición de la dictadura.
Y cuando eso ocurra la imagen de un individuo sentado en un Starbucks en La Habana Vieja haciendo negocios a través de Internet desde su labtop mientras saborea un café expreso será una imagen común y símbolo de una Cuba que encontró la luz al final de túnel.
http://www.presslingua.com/web/article.asp?artID=3595
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