ECONOMIA
Las tiendas del terror
Rafael Ferro Salas, Abdala Press
PINAR DEL RIO, Cuba - Noviembre (www.cubanet.org) - Junto al descalabro
de la economía cubana camina el deterioro de los servicios a la
población. La situación lo mismo se presenta en las cadenas de tiendas
donde la venta es por moneda convertible o se da en los establecimientos
por moneda nacional.
Lo cierto es que la buena atención al consumidor se perdió hace buen
rato. El Estado en Cuba es amo absoluto de cuanto establecimiento
comercial funciona; nadie es dueño de nada y precisamente ahí es donde
se pierde el respeto a los clientes.
Lo sucedido a varias personas que nos dieron testimonio sobre sus días
de compra es el botón de muestra:
Aida Camero Delgado, de 42 años, trabaja como oficinista. Dice que fue
de compra a una tienda donde se adquieren productos por moneda
convertible (equivalente al dólar). "Compré allí un radio de fabricación
china por el precio de diez pesos. Lo llevé a mi casa y no funcionaba.
Regresé a la tienda y la mujer que me lo vendió me dijo que no podía
reponérmelo por otro debido a que yo había salido de la tienda ya.
Busqué al gerente y el hombre me dijo lo mismo, tratándome con
irrespeto. Envié mi queja a la gerencia provincial de esa cadena de
tiendas y hasta ahora no me han respondido nada. Ya el radio perdió la
garantía y yo perdí mi dinero. Ahora no hay respeto para el cliente".
Una situación parecida tuvo que enfrentar en una cafetería de venta por
moneda nacional Manuel Arronte García, de 56 años:
"La cafetería está ubicada en la calle principal de la ciudad y se llama
El Anón. Allí compré un pan con jamonada. De repente sentí un olor
desagradable y me di cuenta de que era mi pan. La jamonada estaba en mal
estado, podrida. Entonces le reclamé al hombre que despachaba y me dijo
que no podía reemplazármelo porque lo había mordido. Llamé al
administrador. Era un tipo gordo y de mal carácter. Me dijo que mi caso
no tenía solución y que me quejara a donde me diera la gana; ésas fueron
sus palabras. Aquí en Cuba hace falta volver al capitalismo para ver si
se recobra el respeto a los clientes".
Este reportero fue de recorrido por la ciudad y estuvo en la panadería
de un reparto nombrado Carlos Manuel de Céspedes. Había bastante gente
en el lugar formando una larga fila para hacer la compra. Una señora
blanca de unos sesenta años estaba discutiendo con el hombre que
repartía en el mostrador. La mujer se quejaba por la mala calidad del
pan. Decía que era viejo y de mal aspecto. Pude oír bien la respuesta
del empleado ante el reclamo de la cliente insatisfecha:
"Puede dejarlo y no llevárselo, señora. Al fin y al cabo este negocio no
es mío y yo no pierdo nada. Me da igual una cosa como la otra".
También escuché lo que respondió la mujer: "Eso pasa aquí en Cuba porque
las cosas no tienen dueño. En el capitalismo ya a usted lo hubieran
botado por faltarme el respeto como cliente. No hay quien pare ya el
relajo que hay en este país con los servicios al pueblo".
Hace unos días yo hablaba sobre este mismo tema con un vecino amigo mío.
Le dije que los servicios iban de mal en peor y la cosa no parecía tener
solución. Mi vecino me respondió con certera convicción:
"Nunca van a tener solución. Al menos mientras haya un sistema como éste
donde el lema es que todo es de todos. Eso no camina así en ninguna
parte, hombre. Los negocios tienen que tener dueño para que avancen".
Así las cosas en Cuba. Los servicios a la población casi colapsan y las
gentes no tienen más alternativa que salir de compras a las tiendas
cargando un estigma permanente: el terror al maltrato.
http://www.cubanet.org/CNews/y05/nov05/11a8.htm
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