INTERNET PARA CUBA
Juan Rodríguez
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José F. Sánchez
Jefe de Buró
E.U.
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Noviembre 12, 2005
Internet quiere decir libertad y donde no hay libertad tampoco hay
Internet. Razón más que de sobra para levantar nuestra voz de protesta y
solidaridad pidiendo libertad e Internet para Cuba.
Históricamente quien controla la información controla el poder y ese
control informativo suele ir parejo al nivel de libertades cívicas. No
debe extrañarnos, por lo tanto, que a menores libertades cívicas mayor
control gubernamental de la información y viceversa.
En los sistemas políticos democráticos, el control sobre la información
suele estar centralizado en grandes medios, afines al poder los unos y a
grupos opositores los otros. Para los primeros, casi todo lo que hace el
Gobierno es bueno o muy bueno, mientras que para los segundos es malo o
muy malo. Entre ambos, los medios independientes cuya casuística más
destacable es que no son amigos de unos ni de otros, por lo que reciben
palos de todos.
En los sistemas dictatoriales la situación se simplifica. Los medios
afines se reconvierten en agencias de publicidad y los restantes
simplemente son ilegales y como tales perseguidos.
Tanto en un caso como en otro, el control informativo se centraba en los
medios tradicionales (prensa escrita, radio y televisión) hasta que
llegó Internet y convirtió a cualquier persona en un medio de
comunicación con capacidad para divulgar información y opiniones.
Ante esta nueva situación, los gobiernos de países democráticos, en
complicidad con los grandes medios, han reaccionado intentando
”supervisar” la transmisión de información por Internet, alegando
excusas como la defensa de la infancia o la lucha contra la pornografía
y delitos anexos. En las dictaduras, de nuevo, han simplificado la
cuestión reduciendo Internet a poco más que la página web del régimen.
Llegados a este punto se hace preciso recordar que la Declaración
Universal de Derechos Humanos establece en su artículo 19 que:
”Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión;
este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin
limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.”
Aunque el texto es de 1.948, su redactado es plenamente aplicable a
Internet, pero por desgracia esa norma de derecho internacional es
ignorada por algunos países a pesar de que son firmantes de dicha
Declaración. Diversas entidades defensoras de los derechos humanos (y
por lo tanto de esa Declaración), así como organizaciones periodísticas
llevan tiempo denunciando su incumplimiento.
Internet quiere decir libertad y donde no hay libertad tampoco hay
Internet. ¿Ejemplos?. Desde Arabia Saudí hasta el Uzbekistán, pasando
por Bioelorrusia, Corea del Norte, Cuba, China, Irak, Irán, Libia,
Myanmar, Sierra Leona, Siria, Sudán, Túnez, Vietnam y Asia central
(Azerbaiyán, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán).
En algunos de estos países apenas hay teléfonos por lo que se ahorran
prohibir un imposible: el acceso telefónico a redes. En otros como China
se censuran contenidos.
De entre estos ”amigos” de la libertad, destaca que sólo haya uno
hispanoparlante y además muy próximo a España por sus raíces históricas
y culturales: Cuba.
Desde que en 1996, el Consejo de Ministros de Cuba aprobó el decreto-ley
209 sobre el ”Acceso desde la República de Cuba a redes informáticas de
alcance global”, las políticas y estrategias gubernamentales han
evolucionado desde la censura inicial a la censura actual pasando por la
imposibilidad real del acceso a Internet. Aquel decreto señalaba que el
acceso a Internet sería definido ”en función de los intereses de Cuba,
priorizando en la conexión a las personas jurídicas e instituciones de
mayor relevancia para la vida y el desarrollo del país”.
Ello se ha traducido en que para 11.500.000 habitantes, en Cuba hay unos
100.000 accesos a Internet, concedidos (mediante autorización
gubernamental) a organismos del régimen, embajadas, empresas extranjeras
y, como no, algunos ciudadanos limpios de toda sospecha. Para la prensa
extranjera y los cubanos queda una especie de Intranet (como la inicial
Infovía de Telefónica). Los turistas pueden conectarse sin problemas
desde los hoteles, en los que los cubanos no pueden alojarse.
En enero del 2.000 se crea el Ministerio de Informática y Comunicaciones
que impulsa el desarrollo de Internet, lo que se materializa en diversas
páginas web, todas de organismos oficiales así como de la prensa del
régimen. La otra no existe o está en el exilio.
A las trabas burocráticas del régimen para conseguir una cuenta de
acceso (los 4 I.S.P. son propiedad del régimen) se añade que la compra
de un modem o de un PC también está sujeta a autorización gubernamental
por lo que los más inquietos con esto de las nuevas tecnologías han de
acudir a ”cibercafés” donde, tras rellenar un formulario con sus datos
personales, pueden visitar las páginas del régimen, todo ello previo
pago del ”módico” precio de 5 dólares la hora cuando el salario medio
mensual de un cubano es de 12 dólares.
Eso sí, con ese importe pueden tener cuentas de correo internacional que
la Agencia de Control y Supervisión (A.C.S.) lee en búsqueda de algo más
que faltas ortográficas. En Cuba existe incluso un mercado negro de
cuentas de correo.
Esta situación provoca que la información existente en Internet sobre
Cuba tenga dos fuentes básicas: la propaganda del régimen y los
”halagos” de quienes han abandonado la isla en balsa dirección a Miami.
Entre ambos extremos quedan más de 11 millones de cubanos cuya opinión,
podemos intuir pero que el régimen dictatorial de Castro les impide
manifestar, razón más que de sobra para levantar nuestra voz de protesta
y solidaridad pidiendo libertad e Internet para Cuba y, no seamos
tacaños, para otros países en análoga situación.
http://www.lanuevacuba.com/nuevacuba/notic-05-11-1209.htm
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