POLITICA
El soldado número 10
Luis Cino
LA HABANA, Cuba - Noviembre (www.cubanet.org) - ¿Quién lo duda? Diego
Armando Maradona siempre es noticia. En cualquiera de sus facetas.
Astro fulgurante del fútbol, aclamado por los fanáticos. Hasta le
atribuyen la mano divina, más allá de la pierna izquierda, hoy en desuso.
Adicto a la cocaína en peligro de muerte. Huésped por esa causa de Fidel
Castro en un superhospital habanero.
Como presentador estelar de su show televisivo bonaerense, anfitrión de
Fidel Castro.
Manifestante contra Bush y el ALCA en Mar del Plata durante la
contracumbre de Las Américas.
Maradona cumplió con el Comandante. Es agradecido, amigo de sus amigos y
fiel a la causa. Se merece una estatua. Lo dijo el Comandante. Y también
una entrevista para su programa.
La noche del lunes 31 de octubre, Maradona llegó al estudio televisivo
del Canal 13 en Buenos Aires para participar en el programa de sus sueños.
Vestía, no la camiseta con el número 10 del Boca Junior, sino una
chaqueta militar verde oliva. A imagen y semejanza de la del Comandante
en Jefe, pero adecuada a su corta talla. Como todo un soldado de la
Revolución Cubana.
Maradona se dio el gustazo de tener a Fidel Castro en vídeo expresamente
dedicado en La Noche del 10.
El comandante le concedió cinco horas de entrevista exclusiva en La
Habana. Además lo agasajó durante más de tres horas en una mesa redonda
televisada a toda Cuba el jueves 27 de octubre. Fueron, además de la
chaqueta militar, sus obsequios al Pibe de Oro por su cumpleaños.
El millonario ex futbolista regresó a Buenos Aires para apresurar la
edición de la primera parte de la entrevista. El domingo 30 de octubre
festejó por todo lo alto su arribo a los 45 años de edad.
De las cinco horas de entrevista, Maradona sólo aprovechó poco más de 30
minutos, repartidos entre dos lunes sucesivos. Durante ellos conversaron
sobre magnicidios frustrados, el Che Guevara y contra Bush.
Maradona escuchaba nervioso y arrobado, como en presencia de Jehová. No
hizo preguntas incómodas. Por su parte, Fidel Castro entrevistado, aún a
lo Maradona, siguió siendo Fidel Castro. Sólo que con un tenue toque de
frivolidad compartiendo espacios con invitados como el cantante español
Raphael.
Huésped y anfitrión intercambiaron elogios y piropos. El Comandante
alabó el talento de Maradona. El ex astro del futbol lo declaró
saludable y en buena forma. Para demostrarlo, sirvió de aro para que el
anciano Comandante basquebolista encestara una bola entre sus brazos.
Maradona, además de comprometerse a marchar contra Bush, mostró cual
talismán el tatuaje fidelista en su pierna izquierda. La que decían
mágica para patear el balón.
Maradona estaba exultante con su invitado de lujo. Como en el Mundial de
1986. Como en el Mundial de México, cuando sus dos goles de la mano de
Dios frente a los británicos pretendieron la revancha de las Malvinas.
No era para menos. Pertenecer durante 18 años al selecto club de los
amigos personales de Fidel Castro, le salvó la vida.
Maradona tenía dinero para pagar la cura de desintoxicación, pero
carecía de voluntad para dejar las drogas. El Comandante lo trajo a La
Habana y se encargó de su curación con rigor paternal.
Maradona tuvo doble suerte con el Comandante. Comprendió que siendo
argentino se rentara al equipo de Nápoles. A un deportista cubano por
algo semejante lo hubiera tildado de desertor y mercenario. Con
Maradona, eso y lo de la droga, estuvo OK. A los amigos se les perdona
casi todo.
En Cuba, los drogadictos, aunque sean adolescentes, son encerrados en
cárceles infrahumanas. Maradona, en lucha contra "los demonios de la
vida", venció la tentación de la droga en un hospital de lujo, rodeado
de deferencias y viviendo un romance con una amante cubana que podía ser
su hija.
Maradona cumplió con el Comandante. Se merece una estatua. Lo dijo Fidel
Castro. Sólo que no aclaró si la estatua será con camiseta de futbolista
o con chaqueta verde oliva.
http://www.cubanet.org/CNews/y05/nov05/11a6.htm
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