POLITICA
Amnistía
José Antonio Fornaris, Cuba Verdad
LA HABANA, Cuba - Noviembre (www.cubanet.org) - Hay al menos dos hechos
memorables de amnistía en los tiempos de Cuba republicana. La otorgada
en 1918 a los miembros del Partido Liberal que se habían alzado en armas
contra los conservadores que estaban en el poder, y la de 1955, otorgada
a los asaltantes de los cuarteles Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo,
y Moncada, en Santiago de Cuba.
La amnistía contemplada dentro de las prerrogativas de los poderes
legislativo y ejecutivo de muchas partes del mundo, y a través de la
cual se olvidan los delitos políticos en los que los reos puedan haber
incurrido, hace cincuenta años que en Cuba no se aplica.
Las Damas de Blanco han solicitado la amnistía para los presos políticos
cubanos y un grupo de periodistas independientes encarcelados, pero no
ha existido ninguna respuesta del gobierno cubano a esa humanitaria
solicitud.
Claro, la amnistía no es para las personas. No se amnistía a los
individuos acusados de un delito. La amnistía es para los hechos
cometidos, y por ella quedan borrados. De esa forma no sólo quedan
libres los prisioneros, sino que, además (al menos teóricamente),
podrían regresar a Cuba los ciudadanos de este país que cometieron actos
contemplados dentro de la amnistía.
En los meses finales del año 2004, catorce de los setenta y cinco
opositores, sindicalistas y periodistas independientes condenados a
largas penas de cárcel en abril de 2003 fueron liberados bajo la figura
de "licencia extrapenal". Sus familiares dejaron de sufrir la separación
de sus seres queridos. Pero las madres, hijos, padres y esposas de otros
cientos de presos políticos continúan enfrentando las largas distancias,
las congojas, los días y noches de separación obligada, la preocupación
permanente por el ser amado que se encuentra entre rejas, y sintiendo el
dolor que forma llagas en el corazón, porque la intolerancia se niega a
dar una muestra de bondad, permitiendo que las heridas que causa la
prisión empiecen a sanar, permitiendo que salgan de la cárcel los que
están en ella por sus ideas políticas.
Del régimen de La Habana es muy difícil esperar un gesto de esas
características. Pero tiene la oportunidad de dar una muestra de
hidalguía. Si se produjera una amnistía, cientos de cubanos que se han
opuesto al régimen quedarían libres, jurídicamente, de delitos
políticos. Los gobernantes podrían entonces decirle al mundo que han
realizado un acto de amor por el pueblo. En las actuales circunstancias
internacionales el gobierno cubano necesita mejorar su imagen a través
de un buen gesto.
De todas formas, en Cuba los presos políticos, cualesquiera sean las
condiciones en que se encuentren encerrados, siempre van a estar por
encima de sus carceleros y de los que los enviaron a penar en lugares
para nada envidiables.
No obstante, hace falta terminar con la injusticia del presidio político
que nos divide a todos. Hasta para los malos es bueno hacer un poco de
bien. Como en Cuba el poder legislativo está en función del poder
ejecutivo, puede este último ponerle fin al peregrinaje a que se han
visto obligadas tantas familias cubanas durante casi medio siglo para
ver a sus seres queridos en prisión, y derramar junto a los barrotes
muchas lágrimas de dolor.
http://www.cubanet.org/CNews/y05/nov05/14a8.htm
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