La incierta Cuba postcastrista
El escenario caótico que se derivará de la inevitablemente cercana 
muerte de Fidel Castro ya está siendo estudiado por Washington. Estados 
Unidos aparece como la única nación capaz de amortiguar el futuro caos 
social cubano y de contener a las masas que escaparán masivamente de la 
isla.
A pesar de que Fidel Castro (79) ha designado a su hermano Raúl como su 
sucesor en la conducción del régimen en caso de muerte, los Estados 
Unidos recientemente crearon la Oficina para la Reconstrucción y 
Estabilización de Cuba para planificar el después de la caída de Castro.
Esto se hizo dentro del marco del Departamento de Estado en colaboración 
con el Departamento de Defensa y a cargo de Caleb McCarry, designado por 
Condoleezza Rice. La Oficina buscaría asegurar la transición democrática 
y pacifica en la Isla caribeña a la vez que procuraría asegurar el libre 
mercado.
Entre las estrategias que plantea el gobierno estadounidense esta la de 
debilitar las medidas y medios de supervivencia de la dictadura 
castrista, por medio de la implementación inmediata en el país de ayuda 
alimentaría y medica, subsidios y un sistema educativo con nuevos planes 
de estudios para las escuelas básicas.
Cabe destacar que para cumplir con este curso de acción sería necesario 
contar con la colaboración de los grupos disidentes que se encuentran 
actualmente en territorio cubano, y los exiliados cubanos residentes en 
los Estados Unidos, que son los principales impulsores de los cambios 
dentro de la actual Cuba y posiblemente los únicos que podrían contener 
a las personas que quieran realizar un éxodo masivo a los Estados Unidos 
después de la caída del régimen.
El disparador para la creación de la Oficina de la Reconstrucción habría 
sido un informe de la CIA que destacaría la precaria salud de Fidel 
Castro. El líder cubano padecería la enfermedad de Parkinson desde 1998, 
lo que demostraría actualmente los cambios fisiológicos visibles que 
presenta Castro como problemas para caminar y los defectos del habla que 
se traducen en los discursos públicos en las palabras confusas y como se 
desvía del tema central que expone en los mismos. Este deterioro físico 
se habría traducido en los desmayos que padeció Castro, las caídas y el 
hecho de no haber ido, como es su costumbre, a visitar los lugares 
afectados por el huracán Wilma.
La realidad demuestra que a pesar de las actividades de prospección que 
esta emprendiendo el gobierno estadounidense, el futuro de Cuba es 
incierto ya que aunque caiga Castro, la sociedad de ese país tendría que 
buscar un encuadre posible de enmarcarse dentro de la economía de los 
Estados Unidos, cuestión que después de más de 40 años de régimen 
socialista habría oxidado los engranajes del sistema para poder integrar 
un mercado libre, abierto y sin restricciones con la posibilidad de un 
equilibrio en el marco de un desarrollo con autonomía.
El dilema principal se encuentra en la forma de realizar la transición 
cuando las estructuras de la nación caribeña han estado anquilosadas por 
casi medio siglo. Este cambio, ante la caída del régimen castrista puede 
darse de forma abrupta o paulatina, la cuestión esta en como responderá 
una sociedad que ha vivido bajo la opresión militarista (ejercito), la 
domesticación conductista intelectual (censura) y el sistema de 
nomenclatura (partido) ante el desafió de ser un país libre, democrático 
e independiente con capacidad de autodeterminación en un mundo con 
nuevos desafíos como el crimen organizado, el terrorismo, la pobreza y 
el desempleo.
Fuente: Dr Ramiro Anzit Guerrero
http://www.elojodigital.com/internacionales/2005/12/01/878.html
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