Por Carmen Muñoz / ABC.es
Madrid - bitacoracubana - El tesón de las mujeres familiares de
prisioneros de conciencia cubanos, que cada semana y cada mes se reúnen
en La Habana para reclamar de forma pacífica la liberación de los suyos
al régimen de Fidel Castro, puede de nuevo verse internacionalmente
reconocido si el próximo 10 de diciembre, día de los derechos humanos,
son galardonadas en Oslo con el Premio Nobel de la Paz. Los primeros
pasos en esa dirección ya se han dado, al aceptar el Instituto Nobel la
propuesta de candidatura alentada por las comunidades cubanas de EE.UU.
y varios países europeos, entre ellos España.
Así se lo comunicó esta semana el embajador de Noruega en Madrid, Per
Ludvig Magnus, a una de las fundadoras del movimiento, Blanca Reyes,
esposa del escritor Raúl Rivero, y a la presidenta de la Unión del
Pueblo Cubano (UPC), Elena Larrinaga, según anunció a este periódico la
última exiliada. La UPC -una organización civil, independiente, inscrita
en Madrid el pasado diciembre, que persigue la democracia para Cuba a
través de la conciliación- se ha encargado de divulgar la propuesta en
España, para lo que ha recogido un millar de firmas.
La iniciativa partió de la Asociación Cultural de la Comunidad Cubana en
Suiza, inscrita en Ginebra, que en noviembre de 2006 presentó la
documentación en la Embajada de Noruega en Berna. Larrinaga explicó que
una vez que el Instituto Nobel de la Paz acepta una propuesta, «ésta ya
es oficial, se dedica a investigar, en septiembre hace una criba y
anuncia a los candidatos». Las Damas de Blanco han recibido ya el Premio
Sajarov 2005 del Parlamento Europeo y el de Human Rights First 2006. En
ambos casos las autoridades no les permitieron salir de la isla para
recoger los galardones.
«Gran honor y compromiso»
La primera reacción desde La Habana de otra de las fundadoras, Miriam
Leiva, fue que «es un honor muy grande que nos hayan presentado y a la
vez un gran compromiso, no hemos hecho ni hacemos nada por un
reconocimiento sino que la vida tan dura en Cuba nos ha llevado a tener
que unirnos y crear un movimiento». Leiva es periodista independiente y
esposa del economista Oscar Espinosa Chepe, excarcelado bajo licencia
extra-penal por razones de salud el 29 de noviembre de 2004, pero
amenazado con volver a la cárcel en cualquier momento.
Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y
Reconciliación Nacional (Ccdhrn), consideró por su lado «una buena idea»
la postulación por «la tragedia humana que representan y la necesidad de
apoyo moral que tienen debido a las condiciones infrahumanas,
degradantes y crueles que soportan sus esposos, hijos y hermanos en las
cárceles».
El movimiento surgió de forma espontánea durante la llamada «primavera
negra» de 2003, cuando 75 periodistas independientes y opositores fueron
detenidos y acusados de delitos como «socavar los principios de la
revolución», «atentar contra la seguridad del Estado» o simplemente «ser
mercenarios a sueldo de Estados Unidos». Pero estas mujeres de toda la
isla -sin aspiraciones políticas, muchas de ellas amas de casa, otras
profesionales- afirman que sus esposos, hijos, hermanos o sobrinos están
entre rejas por «defender la libertad de expresión y de pensamiento, los
derechos humanos y la democracia, y por promover una petición ciudadana
que pide todos estos derechos y libertades (Proyecto Varela)».
En Santa Rita
Las Damas de Blanco empezaron a enviar cartas a las autoridades para
reclamar «su liberación porque son inocentes y un trato adecuado»,
relató Miriam Leiva a ABC. Desde el 30 de marzo de 2003 se reúnen todos
los domingos en la iglesia de Santa Rita, en el barrio habanero de
Miramar. Después de misa caminan por la quinta avenida vestidas de
blanco, como símbolo de paz, con un gladiolo en la mano. Algunas llevan
impresa en la camiseta la foto de su familiar y los años de condena, que
pueden acercarse a la treintena. Si se presentan partidarias del régimen
para un «acto de repudio», ellas siguen impasibles su caminata. Como
ante las amenazas de la Seguridad del Estado.
Y el 18 de cada mes -el día de marzo de 2003 en que comenzó la oleada
represiva- celebran un «té literario» en la casa de Laura Pollán, esposa
del prisionero Héctor Maseda. Esa reunión consiste en un ayuno de doce
horas en el que leen las cartas o poemas que les envían desde prisiones
que están en la mayoría de los casos a cientos de kilómetros de sus
casas, según el testimonio de Alejandrina García de la Riva, esposa de
Diosdado González Marrero, condenado a veinte años de prisión. El largo
viaje para visitarlos es su cuota de castigo.
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=4624
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