¡Que empiecen por la economía!
Juan González Febles
LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - Lo que ocurre en Cuba,
sucede en el mundo artístico-literario y en los medios de comunicación.
Nada se mueve, ni para bien ni para mal. Las fuerzas productivas
continúan atadas y la represión cambió de ropaje.
Sobre esta ingeniería política existen disímiles opiniones. Para unos es
un fenómeno que se salió de las manos del gobierno. Otros consideran que
es un experimento de probeta perfectamente controlado en sus alcances y
proyecciones.
La dictadura excluye el cambio democrático, y en su lugar ocurren
sucesos inesperados. La aparición en la televisión de tres antiguos
funcionarios, exponentes de la peor de las represiones (en un periodo
calificado de tenebroso) desató sentimientos encontrados y rencores
reprimidos.
El efecto desatado tomó la forma de protestas entre los llamados
"intelectuales orgánicos" del régimen. Para ello (los que pueden) usaron
las autopistas del cíber espacio. Comenzó la llamada "Tormenta de los
emails". Se los enviaron entre si, y a casi todas las instancias
oficiales de gobierno. Pidieron la rectificación de la política conocida
como "Parametraje", la que durante las décadas de los 60 y los 70
discriminó y persiguió a los homosexuales, e implementó la marginación
de escritores y artistas que discrepaban de la política del gobierno.
Los intelectuales orgánicos criticaron, además, los campos de
concentración conocidos como Unidades Militares de Ayuda a la Producción
(UMAP).
Por primera vez en casi 50 años una protesta con un carácter
marcadamente político ocurre en Cuba sin repercusiones represivas.
Ninguno de los prominentes participantes en la "Tormenta de los emails"
fue molestado. Antes bien, algunos fueron premiados, quizás a cambio de
una incondicionalidad futura.
De forma paralela, la prensa oficial ocupa parcelas que fueron coto
exclusivo de la prensa independiente. Temas sociales como son la
existencia de "buzos" (indigentes que viven de hurgar en los
desperdicios), críticas en el rotativo Granma a los mítines de repudio y
otras manifestaciones de esta índole, fundamentalmente en los periódicos
Juventud Rebelde y Tribuna de La Habana.
Pero el gobierno mueve otra ofensiva silenciosa. El fruto, hasta el
momento exitoso, puede apreciarse en la visita del canciller español
Miguel Ángel Moratinos y el recrudecimiento de la represión contra la
prensa independiente de Cuba, a quien intentan rendir por hambre.
Todo apunta hacia una exitosa actividad de la Seguridad del Estado.
Algún día se sabrá hasta qué punto las dotes "persuasivas" de esta
institución han contribuido a la consecución de tales resultados.
La pregunta se impone: ¿Qué pasa? ¿Qué se está gestando ante nuestros
ojos? ¿Cómo conciliar lo que sucede con la existencia de casi 300 presos
políticos? ¿Qué se pretende?
Contra todo pronóstico, lo que sucede pasa por una situación en la que
el gobierno mantiene atadas las manos de las fuerzas productivas. No se
atisba un ablandamiento de las posiciones económicas oficiales.
"It's the Economy, stupid", lema de la campaña presidencial de Bill
Clinton en 1991, puede aplicarse a Cuba. Fuera de su contexto original,
podría dar la clave de lo que pasa en Cuba. Si se está gestando un
cambio, no es de orden económico. ¿Por qué, en presencia de reformas, no
han comenzado por lo económico, como era de esperar?
Los pesimistas consideran que los amarres totalitarios del gobierno
tienen muchas caras. Las más sensibles serían las económicas. La
libertad controlada o el descontento de un pequeño grupo de escritores,
artistas o disidentes, es algo con que la dictadura puede lidiar.
Mientras cuenten con una masa de esclavos agobiados por la miseria,
estarán seguros. En este, como en todos los casos, la libertad económica
es la que determina. De ahí la negativa del régimen a liberar las
fuerzas productivas, y su pasión por satanizar el confort y la riqueza.
La miseria y el desabastecimiento se convierten en los aliados
incondicionales del inmovilismo del régimen. Los hombres, agobiados por
la miseria y las carencias, pierden fuerza y aliento para disentir.
Escapar por cualquier puerta se convierte en la meta inmediata. Por ello
en Cuba existe la amenaza o la posibilidad del éxodo masivo liberador.
Ahí reside el encanto del Estrecho de Florida y su promesa de libertad o
muerte.
Cuando las cadenas económicas caigan, caerá la dictadura.
jgonzafeb@yahoo.com
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