Instrucción 40: laberinto financiero
Juan Carlos Linares Balmaseda
LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - Los lineamentos 
político-económicos de nuestro gobierno son de tipo mafioso. Lo comprobé 
personalmente una vez más, luego que el Ministerio del Interior me 
aplicara una medida restrictiva por intermedio del Banco Central de Cuba 
a través de Financiera Fincimex S.A.
A principios de 2007 supe que mi nombre y el de otros periodistas 
independientes, aparecía en una lista entregada a agencias financieras 
en el exterior del país con el propósito de impedir el envío de remesas 
a nosotros.
Indagué en Transcard (agencia cubano-canadiense que entregaba las 
remesas), en Fincimex (Financiera Sociedad Anónima a la cuál pertenece 
Transcard) y en el Banco Central de Cuba.
En las últimas respuestas que recibí del Banco Central de Cuba y de 
Fincimex se especifica que la suspensión temporal de esos envíos está 
motivada por la duda en cuanto a la procedencia de los fondos que se me 
enviaban. La funcionaria que firma la carta, licenciada Cecilia Pérez 
Delgado, alega que la medida se sustenta en la práctica internacional; 
las recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (FATF); 
las resoluciones y convenciones de la ONU sobre el financiamiento al 
terrorismo, el lavado de dinero y la corrupción; y sobre lo dispuesto en 
las leyes cubanas y las normas del sistema bancario nacional.
Me cuesta comprender que exista un acápite emitido por un organismo 
financiero internacional para limitar una exigua ayuda económica enviada 
a un reportero que escribe sobre la realidad de su país. ¿Es el 
periodismo terrorismo, lavado de dinero, corrupción? Si yo no puedo 
recibir remesas porque el supuesto fin de mi labor periodística es 
ilegal, entonces ningún cubano podría recibirla tampoco. Y pregunto: 
¿Qué cubano recibe dinero de un familiar o amigo y no lo emplea en 
comprar en el mercado negro algún producto de primera necesidad? Por 
otra parte, si el gobierno de Cuba recibe donaciones de innumerables 
gobiernos y organizaciones no gubernamentales, ¿por qué yo no puedo 
aceptar donaciones en igualdad de condiciones?
Un simple juicio denota el menoscabo de los derechos económicos en Cuba: 
Los cubanos pueden recibir remesas de todas partes mediante las 
instituciones financieras estatales, y no pueden hacer transferencia en 
sentido contrario.
Cuando reclamé hace unas semanas al licenciado Humberto Guerra 
Pérez-Cuba, jurídico del Banco Central de Cuba, la respuesta me llegó de 
Nelson Martínez Díaz, director de la Vicepresidencia de Análisis y 
Objetivos Estratégicos del Banco Central de Cuba. En su respuesta 
responsabiliza a Financiera Fincimex de la suspensión del envío de 
remesas a mi nombre. Días antes Fincimex había responsabilizado 
verbalmente al Banco Central de Cuba.
En Fincimex me entrevisté con el asesor legal, licenciado Jorge Oliver 
Landa, quien fundamentó la inexistencia de representantes de la agencia 
Transcard y de otras agencias de capital mixto en territorio cubano. 
Según entendí las agencias Caribbean Transfers y Delivery Card, de las 
cuales soy cliente, son fantasmas financieros. Además:
-Fincimex es autónoma del Banco Central de Cuba y no tiene contacto con 
los extranjeros con quienes hace sociedades anónimas.
-La Cámara del Comercio de Cuba es quien avala las solicitudes de las 
sociedades anónimas, previa autorización de una licencia concedida por 
el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos de América, en caso que 
el asociado radique en ese territorio.
-El derecho a reclamación sólo lo tienen los depositarios en el exterior.
-Mi reclamación es absurda y desconoce de dónde pueda venir esa medida 
en mi contra.
Los funcionarios mencionados -relacionados con esta medida represiva 
ordenada por la Seguridad del Estado contra mi persona y demás colegas- 
no son los máximos culpables, aunque sí tienen una cuota de 
responsabilidad, que de hecho asumen, ya sea por miedo o compromiso 
laboral. Eso deben admitirlo. Sobre la licenciada que dirige el 
departamento de remesas en Fincimex noté que se sentía presionada por 
instancias superiores. Sin embargo, los que tomamos la decisión de 
enfrentar al régimen cubano recibimos muchas más presiones. La Seguridad 
del Estado, además de imposibilitar que nos llegue el dinero por las 
vías legales, intercepta los envíos que llegan a través de las "mulas".
Continuaré defendiendo mis derechos. Interpondré una acusación contra 
Fincimex. Exigiré una compensación por daños y perjuicios causados en el 
plano personal y familiar a consecuencia de la medida restrictiva 
denominada Instrucción 40 del Banco Nacional de Cuba. Y exhorto a mis 
colegas, victimas de esta instrucción, a reclamar por el mismo derecho.
Información relacionada
La Instrucción 40
http://www.cubanet.org/CNews/y07/apr07/03a8.htm
 
 
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