Yosvani Anzardo Hernández
30 de abril de 2007
Holguín, Cuba – bitacoracubana - Gerardo es un tipo cuerdo y sensato.
Muestra de ello es que ve el Noticiero Nacional de Televisión (NTV),
todos los días, para mantenerse adecuadamente desinformado, pues ojos
que no ven, corazón que no siente.
Tampoco escucha Radio Martí y ni República, porque dicen cosas tan
cercanas a su vida real, que cuando las oye la piel le arde y el frió en
el estómago le hiela las lágrimas. Y en ese momento no encuentra un
rincón lo suficientemente oscuro donde esconder su hombría deshecha.
Prefiere el limbo, por ser más seguro.
La técnica la aprendió de su padre, quien a la vez se hizo viejo
físicamente sin salir de los quince su psicología. Y además la psiquis
que le pertenece, responde a la necesidad de crear escudos de
autodefensa, por lo que solamente refleja una realidad virtual, cuyo
nexo con el mundo real, salva la distancia con la esperanza de un futuro
mejor, que viene de la mano de quienes hoy nos engañan porque así lo
hemos decidido nosotros; desde que dejamos marchar en una barca a
nuestra conciencia.
Gerardo, sin embargo, escucha radio Caracol. Le gustan las revistas
extranjeras y las telenovelas no cubanas. De esta forma se siente
hombre. Ir más allá sería un desafío de XL para de sus dones de talla S.
A sus hijos les enseña lo mismo. Les grita, les pega y por su puesto, si
se revelan, los encierra como castigo. Aunque él mismo no esté seguro de
cual fue le delito, y sólo repita que él debe mantener el orden, y que a
los muchachos malcriados, no los resiste.
Pero es que casi todos los padres hoy castigan por lo mismo. Los niños
pueden maldecir y mandar para el carajo a los mayores, pero nunca decir
en público que tienen hambre. Ni que el buen señor de la foto en todas
partes le quitó la leche. Y hasta asegura irónicamente: –Ya te
devolverán –cuando un hijo amenaza con irse de la casa.
Gerardo va al trabajo todos los días. Es oficinista y por supuesto,
trabaja con papeles. Su trabajo es importante. Firma la tarjeta siempre
a la misma hora y mira por la ventana dos horas seguidas, esperando que
ocurra algo en la calle, que él luego pueda contar.
Sale después dos horas a comprar cinco hojas de papel, a veinte centavos
la unidad, para en el caso de hoy, hacer el informe que le exigió el
jefe. Este es un hombre muy ocupado, que siempre está reunido.
Nuestro oficinista sale en la tarde a comprar los 40 gramos de pan duro
que le tocan por persona. Y como el informe es el mismo de todas las
semanas, ya lo tenía preparado antes de que se efectuara la más reciente
reunión. Por lo que toma la tarde libre para reparar la cocina eléctrica
que se volvió a romper.
Le da animo hablar mal de los demás. Y asegurar que en el mundo, a
diferencia de Cuba, la gente está muy jodida. Y es que él necesita
mantenerse convencido de lo que dice. Por eso se escucha a menudo.
Alguien le dijo que el 80% de los alimentos que importa el país viene de
los Estados Unidos. Y que ese país, por debajo del tapete, es el 6to.
socio comercial del gobierno cubano.
Él, sin embargo, sigue echándole la culpa al supuesto bloqueo. Hasta de
la infidelidad de la mujer. Porque si los americanos nos mandaran el
PPG, que se fabrica en Cuba, él tendría más ánimos para satisfacer a su
esposa. Tal vez por eso a todos los hombres que conoce, los llama "tarrú".
El psiquiatra surafricano David Cooper tenía razón: la locura no tiene
límites. Y no puede definirse con un concepto. Dicen que en Italia ya
casi no hay hospitales psiquiátricos. Aquí si los hay. Pero al igual que
en Italia, la gran mayoría de nuestros locos están en las calles, hacen
vida social y además, aprenden a ser locos en sus casas. Aunque es
verdad, también existe una predisposición genética.
Por ejemplo: si tu padre es marinero, tú puedes ser marinero; si es un
alto dirigente, puedes estudiar en el Instituto Superior de Relaciones
Exteriores, ser un gran delincuente con patente de corzo, o incluso
ambas cosas.
Y en cualquier caso siempre tu destino será, vivir en le extranjero. Y
es que sin dudas Ricardo Arjona tiene razón: los hijos heredan de sus
padres los complejos, y hasta el equipo de fútbol.
Se ríe de los que se oponen al gobierno, por bobos que son. No saben
que, para vivir bien, lo mejor es no buscarse problemas y nadar a favor
de la corriente.
En fin, dónde está el límite de lo racional y lo irracional cuando la
sociedad y la familia involucionan a un orden artificial que subyuga a
la vida real. Y claro, no piensen en mí y en mi familia que sólo
existimos en sus mentes porque pueden ustedes leer estas cosas. A penas
olviden mis palabras, también nosotros desaparecemos.
Agencia de prensa Jóvenes sin Censura (El gobierno cubano le niega a
esta agencia su reconocimiento legal).
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=4635
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