En Cuba, migración interna de mujeres se dirige a La Habana
Por Dixie Edith
La Habana, Cuba, 26 abril 07 (CIMAC/SEMlac).- Aunque no son mayoría 
entre quienes se trasladan dentro del país, las cubanas sí están en el 
centro de ese fenómeno que los demógrafos llaman migraciones internas.
Esta migración que no sobrepasa los límites nacionales se realiza casi 
en un 68.1 por ciento por razones familiares, no económicas, como ocurre 
en el resto de Latinoamérica, de acuerdo con la última Encuesta Nacional 
de Migraciones Internas (ENMI), de 1995.
Esto quiere decir que cambian de ubicación por causas relacionadas con 
el matrimonio y el divorcio, acercamiento a los seres queridos, 
problemas entre parientes y otros similares, según los datos del 
Instituto de Planificación Física (IPF), el Centro de Estudios 
Demográficos (Cedem) y la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), con el 
apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Ofelia Domínguez nunca se ha cambiado de hogar. Desde que nació, hace 54 
años, sólo ha dejado en dos ocasiones su natal Florida, en la oriental 
provincia de Camagüey, para ir de visita a casa de su hija en la 
capital. Sin embargo, conoce de migraciones.
"Tuve cinco hijos, dos hembras y tres varones. La mayor es bióloga y 
trabaja en un centro científico en La Habana. Los varones mayores andan 
por Villa Clara y Matanzas (provincias del centro), trabajando en 
comunicaciones y en el turismo. La que les sigue se fue detrás del 
esposo para Santiago de Cuba y sólo me queda David, el más chiquito".
Domínguez, sin embargo, no es optimista: "David ya cumplió 17 años. 
Estará conmigo hasta que se enamore o se le ocurra ir a probar suerte 
con un trabajo lejos", explica.
Para esta ama de casa, la mayor consecuencia de la separación de su 
familia es que apenas ve a sus dos nietos mayores y a la más pequeña, de 
cuatro meses de nacida, aún no la conoce.
Según el criterio de psicólogos, el distanciamiento afectivo suele 
acarrear sentimientos depresivos o de ansiedad para ambas partes. En 
ciertos niños y adolescentes, la ausencia del ser querido puede afectar, 
incluso, la estabilidad emocional y disminuir el rendimiento escolar.
En 2005, de las 70 mil 290 personas migrantes que se reportaron en la 
isla, 35 mil 618 fueron de sexo masculino y 34 mil 672 de sexo femenino. 
En términos estadísticos se puede afirmar que las cifras tienden a un 
equilibrio por sexo.
Diana Saldívar es una de esas mujeres que decidieron abandonar su región 
de origen. Cuando empezaba 2003, marchó desde Las Tunas (650 kilómetros 
al este de la capital) a Ciego de Ávila (a 420 de La Habana), tras una 
oferta de empleo en un centro turístico de esa provincia.
Allí conoció a su actual esposo y nació Claudia, su primera hija, un año 
después. A fines de 2006 salió embarazada nuevamente y sus padres 
decidieron llevarse a la niña mayor para Las Tunas, para que ella 
pudiera dedicar más tiempo a su embarazo y su trabajo.
"Sólo la veo cuando puedo ir algún fin de semana y cuando hay alguna 
fiesta familiar. La extraño mucho. Mi esposo me ha dicho que deje de 
trabajar y me vaya con la niña hasta que nazca la otra, pero yo no 
quiero, pues tengo miedo de que mi matrimonio se rompa", se lamenta la 
traductora de 34 años.
Sociólogos, psicólogos y otros especialistas coinciden con Diana en que 
vivir casado es un reto cuando uno de los cónyuges anda lejos del hogar 
por prolongados períodos de tiempo.
El agobio por el peso de las responsabilidades domésticas no compartidas 
o por los problemas en la crianza de los hijos hace pensar a no pocas 
parejas en el divorcio, como una solución. También puede aparecer la 
sensación de abandono.
MIGRACIÓN Y FAMILIA
Poco más de una década después, los motivos familiares siguen 
encabezando la lista de las razones para migrar. Pero la insatisfacción 
con el empleo y la búsqueda de opciones laborales en otros territorios 
les siguen de cerca, según especialistas.
Históricamente, la población de la isla se ha movido de oriente hacia 
occidente, pasando por una zona central bastante estable, convertida en 
una suerte de trampolín o sitio de tránsito.
Entre los territorios del oeste cubano, sólo Pinar del Río, en el 
extremo occidental del país, es una provincia emisora de viajantes.
Pero el sentido de las migraciones internas cambió con la aplicación, en 
1997, del Decreto Ley 217, para regular las migraciones internas hacia 
la capital.
Por primera vez, desde que se llevan registros estadísticos, Ciudad de 
La Habana tuvo saldos migratorios negativos. Desde entonces no hay una 
lógica migratoria única y los escenarios perspectivos están en constante 
estudio.
Enrique González Galván, jefe del departamento de población del Centro 
de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de 
Estadísticas (ONE), ha declarado a la prensa local que los 
desplazamientos poblacionales en Cuba han variado sensiblemente, sobre 
todo respecto a su volumen.
Entre 1989 y 1996 se trasladaban anualmente entre 170 mil y 190 mil 
personas. Luego siguió un marcado descenso, hasta que en 2005  la cifra 
sólo sumó poco más de 70 mil personas.
El momento del cambio coincide con el año de la aplicación del decreto 
regulatorio hacia la capital, pero las transformaciones van mucho más allá.
"Actualmente, las migraciones hacia la capital vienen mostrando 
nuevamente una tendencia al aumento, mientras el país sigue una dinámica 
opuesta", explica el experto.
Aunque la diferencia no es notable, la ciudad de La Habana sí recibe, 
además, más mujeres que hombres de otras provincias. En 2005 llegaron a 
la capital 5 mil 449 mujeres y 5 mil 069 hombres.
Las provincias con saldos negativos más pronunciados son Granma, 
Santiago de Cuba y Guantánamo, en el oriente del país; precisamente 
aquellas que necesitan de mayor impulso en las inversiones en función de 
fomentar opciones de empleo y desarrollo.
Estudios del Instituto de Planificación Física (IPF) aseguran que, en 
los últimos años, más de un millón de cubanos ha emigrado desde las 
pequeñas comunidades y asentamientos rurales hacia las cabeceras 
municipales y provinciales.
ADIÓS AL CAMPO
Dentro de la gran masa de personas que cada día se despide del campo, 
abundan jóvenes, técnicos y profesionales con una preparación media o 
alta. ¿Por qué emigran? ¿Qué beneficios reporta alejarse de lugares que, 
paradójicamente, son los más necesitados de mano de obra joven y 
personal calificado?
Los estudios del IPF confirmaban, a fines de la pasada década, que los 
principales problemas en los pequeños asentamientos rurales –o franja de 
base, según definición de los expertos– estaban asociados con el 
transporte, la dotación de agua potable y disposición de residuales, la 
electrificación y alumbrado público, las telecomunicaciones y 
urbanización de los poblados, la vivienda y las posibilidades de 
superación y recreación.
En línea con las recomendaciones de la encuesta de 1995, González Galván 
cree que nuevos proyectos encaminados a mejorar las condiciones de las 
comunidades rurales pueden estar influyendo en la disminución de los 
saldos migratorios.
Aquella investigación nacional auguraba un buen final para cualquier 
programa social que volviera la vista a los campos y entre sus 
conclusiones sostenía que, con recursos mínimos, los pobladores de la 
llamada franja de base emprenderían por sí mismos la solución de sus 
problemas, pues valoraban mucho la tranquilidad y el ambiente de su entorno.
Con la aplicación reciente de varios programas se ha llevado la 
computación y los medios audiovisuales hasta asentamientos rurales muy 
alejados, por medio de la instalación de paneles solares que suministran 
la electricidad.
Paralelamente, se han diversificado los servicios de atención primaria 
de salud y los polos turísticos a lo largo de la Isla. Pero, a nivel 
sociodemográfico, el impacto aún está por estudiarse de manera integral.
Como asevera la investigadora Mayra Mena Correa, también del Centro de 
Estudios de Población y Desarrollo, "tenemos que indagar no sólo entre 
la gente que se va y que viene, sino en por qué se va y por qué viene".
07/GG
http://www.cimacnoticias.com/site/07042609-En-Cuba-migracion.17391.0.html
 
 
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