"En Cuba, los periodistas son soldados de la revolución"
Raúl Rivero dedica el premio a los 25 informadores presos en la isla
R. G. G. - Madrid - 26/04/2007
Raúl Rivero, periodista y poeta cubano, sabía que el premio Ortega y
Gasset es "muy importante". Tanto que hace años optó al mismo desde La
Habana. Envió una crónica pero aún hoy ignora si llegó a su destino.
"Las comunicaciones desde Cuba funcionaban mal", recordó ayer en Madrid,
desde donde ahora plasma en un libro el horror de los casi dos años que
pasó en prisión. Fue encarcelado en marzo de 2003, junto a otros 74
opositores al régimen de Fidel Castro. Acusado de "conspirar con Estados
Unidos" y de "subversión", fue juzgado y condenado a 20 años por
publicar artículos en medios extranjeros.
Liberado en noviembre de 2004, ayer rememoró los meses de cautiverio.
"El primer año estuve en una celda de castigo, aislado, y los últimos
diez meses, con otros dos presos comunes". Ahora quiere narrar "el
presidio político y el de los presos comunes, que en Cuba sufren un
infierno".
Rivero dedicó el premio Ortega y Gasset a los colegas que siguen
encarcelados en su país. "El premio es tan importante" dijo, "que lo
comparto con los 25 periodistas cubanos presos y con las docenas de
reporteros que están en la calle buscando información de la realidad
cubana. Trabajan de manera muy precaria y perseguidos por la policía
política".
Símbolo de la lucha por la libertad de prensa, el primer choque de
Rivero con el régimen cubano fue en 1991, cuando con otros nueve
periodistas y escritores suscribió una "breve y bastante ingenua"
declaración. "No era provocativa. Era una propuesta de cambio bastante
elemental: elecciones parlamentarias, libertad de prensa y libre flujo
de entrada y salida de los cubanos del país. Fuimos expulsados de la
Unión de Periodistas y lanzaron ataques increíbles contra nosotros. Fue
el enfrentamiento directo y el ostracismo. El Gobierno nunca ha aceptado
el periodismo independiente. En Cuba no hay periodistas sino soldados de
la revolución".
Rivero fundó más tarde la agencia CubaPress con el propósito de ejercer
ese periodismo independiente que se le negaba, pero "el Gobierno no nos
asumía como periodistas y no nos daba información". Acostumbrado a un
país en el que "está prohibido Internet y las televisiones extranjeras",
admite que encontró en España el marco propicio para informar con
libertad. "Descubrí el derecho a leer los libros que quisiera, sin
censura, y a escribir sin mandato, sin que nadie me quite una coma o un
punto".
Rivero observa el futuro con optimismo y afirma que si el régimen cubano
cambiara regresaría a su país "si no en el primer avión, en el segundo".
Y afirma tajante: "Mi compromiso es con el periodismo. No tengo
condicionamientos políticos. Aspiro a un periodismo al servicio de la
libertad, la expresión libre y la democracia". Y, por supuesto, a
escribir poesía.
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