01-10-2011.
Elías Amor Bravo
Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- Uno de los males de la economía castrista 
es la escasa atención que se ha prestado de la formación bruta de 
capital fijo, FBC, es decir, a las inversiones en infraestructuras y 
equipamientos productivos, que son los que realmente hacen crecer a una 
economía a medio y largo plazo.
El economista Oscar Espinosa ha prestado atención a los últimos datos 
disponibles sobre la FBC en la economía castrista, destacando que su 
porcentaje sobre el PIB, un 9,4%, es de los más bajos de América Latina 
y el Caribe, donde la media fue casi de un 20%. No hace falta insistir 
en que un bajo porcentaje de la FBC en el PIB de una economía supone un 
freno para el potencial de crecimiento, la capacidad productiva y la 
generación de empleo y riqueza. La experiencia confirma que los países 
que invierten más en su presente, son los que desarrollan mejor sus 
economías a medio y largo plazo.
Recientemente, los economistas han prestado atención a la inversión en 
capital humano (la formación y educación superior), la energía, la I+D, 
y las telecomunicaciones, como elementos que se incorporan a la 
valoración del capital productivo de las economías. En cualquier caso, 
estos indicadores en la economía castrista, dejan mucho que desear.
Y si los niveles son bajos, las últimas informaciones procedentes de la 
Isla, en plena efervescencia por la puesta en marcha de los llamados 
"lineamientos" que vienen a suponer una apuesta por la "actualización 
del socialismo", no son halagüeñas. Salvo el proyecto que se vienen 
desarrollando con no pocas dificultades en el puerto del Mariel, 
supervisado por el propio Raúl Castro en un ejercicio inédito de 
liderazgo empresarial, las evidencias sobre las inversiones en 
infraestructuras dejan mucho que desear.
Los sectores en los que se ha concentrado en mayor medida el gasto del 
presupuesto estatal, los denominados "logros de la revolución", 
educación, sanidad, deporte, no parecen encontrarse en su mejor momento. 
El principal sector agroindustrial de la economía, el azúcar, se 
encuentra en niveles mínimos históricos, y los planes para su 
reactivación no están dando los resultados esperados, toda vez que el 
abandono de los campos y la obsolescencia de los equipamientos, 
provocada por la desatención de los gestores, han supuesto la ruina 
total de la principal actividad económica de Cuba desde sus orígenes.
Como señala Espinosa, la situación del transporte, otro sector de peso 
en el componente de la FBC, es deplorable,  con  la recuperación en 
pueblos y ciudades del interior de "carretones tirados por equinos, en 
un viaje sin escala a las condiciones de vida del siglo XIX". 
Recientemente, las normas fiscales aprobadas han establecido un trato 
más favorable para este transporte ante la escasez y mala calidad de la 
oferta alternativa. Dentro de este breve recuento, la vivienda sigue 
siendo una asignatura pendiente, y medidas como la autorización para la 
construcción en las tierras cedidas en arrendamiento, no dejan de ser 
propuestas que lejos de conseguir sus objetivos, van a complicar más aun 
si cabe la recuperación productiva de la economía.
Este breve recuento de actividades con impacto sobre la FBC nos permite 
abordar otra cuestión de suma importancia. Una lectura detallada de los 
denominados "lineamientos" confirma la escasa atención que el régimen 
otorga a la necesaria recuperación de la economía productiva vía 
inversiones. La explicación es sencilla, los procesos de inversión para 
su materialización, exigen la generación de riqueza, de excedentes que 
se puedan acumular de forma progresiva para su orientación final a 
proyectos que se ejecutan a lo largo del tiempo.
Existe una posibilidad alternativa para invertir, el recurso al crédito, 
pero dada la posición de endeudamiento de la economía castrista, bien 
conocida en los mercados mundiales, no parece que vaya a ser la 
solución, lo que deja escaso margen, por no decir, ninguno, al 
desarrollo de la inversión extranjera productiva. Para invertir hay que 
generar riqueza y acumular.
Estos dos móviles de funcionamiento de una economía de mercado con 
propiedad privada, son conceptos que tienen un signo delictivo en la 
economía castrista, donde se utilizan insultos "merolicos, macetas" para 
calificar a quienes tienen éxito en sus proyectos emprendedores y 
obtienen buenos resultados de los mismos. Esa animadversión hacia el 
comportamiento empresarial, hacia la generación del beneficio como el 
móvil de la empresa que funciona de manera eficiente, ese resentimiento 
ideológico con la acumulación de renta y riqueza, con el ejercicio del 
legítimo derecho de propiedad que todas las personas tienen, es el 
origen de los principales defectos de la economía impuesta por la fuerza 
en 1959 por el régimen castrista a los cubanos.
Una economía donde el componente ideológico ha pesado, en mi opinión de 
forma excesiva, sobre las decisiones de gestión eficiente, y en la que 
ahora, medio siglo después, se procesa y se castiga a los gestores cuya 
única responsabilidad ha sido cumplir fielmente las órdenes de la cúpula 
dirigente, acusándolos de burócratas. Esos vaivenes, sin las necesarias 
reformas estructurales en la economía, van a ser, ya lo están siendo, un 
grave problema para la normalización de la economía cubana y su plena 
inserción en la economía mundial.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=33785
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