Lunes, Octubre 31, 2011 | Por Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -Balsero se les llama a los 
miles de cubanos que se han lanzado al mar,  con gran riesgo y  pocas 
posibilidades de éxito, para escapar del régimen de Fidel Castro y 
alcanzar las costas de Estados Unidos. Ni bajo el dominio español 
durante siglos, ni en las dos dictaduras anteriores, la de Gerardo 
Machado y Fulgencio Batista, los cubanos escaparon de esa manera tan 
peligrosa, en la que tantos han desparecido.
El activista Francisco Chaviano, presidente de Agenda para la 
Transición, organización política que vela por el cumplimiento de los 
Derechos Humanos en Cuba, nos explica que a partir de 1994, han muerto 
muchos cubanos en esa travesía, ya que se calcula que cada año trataban 
de escapar seis mil balseros, siempre en precarias embarcaciones, muchas 
de ellas fabricadas por ellos mismos a partir de los materiales que 
puedan conseguir.
Yosván es el segundo joven que conozco en Santa Fe, pueblo costero de La 
Habana, donde vivo, que ha roto el récord en lanzamientos al mar con el 
objetivo de llegar a Miami. Aunque aún no ha cumplido 23 años, lo ha 
intentado ya siete veces.
Su historia comienza cuando a los trece años trató de irse con un amigo 
mayor que él. Eran tan inexpertos que, según recuerda, comenzaron a 
gritar, muy alegres, cuando confundieron las luces de los edificios de 
Habana del Este con los cayos de la península de Florida. Los siete 
fracasos, dice, no han quitado de su mente el deseo de escapar de Cuba.
Por qué, le pregunto, y me responde:
-Porque me tiene obstinado la televisión, con su política, con los cinco 
espías, con el avión que tumbaron en Barbados hace un siglo. Si se 
dejaran de tanta politiquería, mañana, tarde y noche  y pensaran en 
crear trabajos, en ofrecer salarios decentes para que los trabajadores 
no tuvieran que robar para comer, le aseguro que yo no me fuera de Cuba.
Yosván es un chico guapo, de buenos modales, viste bien y su casa no 
está de las peores, a pesar de que vive en El Bajo, uno de los barrios 
más humildes de Santa Fe. Tiene tres hijos pequeños con tres muchachas y 
nunca se ha casado legalmente.
-Y ahora, ¿cómo piensas irte?
-Nada de balsa, ni bote. Me voy nadando. Estoy entrenando. Hay nadadoras 
famosas que han logrado cruzar el estrecho de Florida desde Cuba. No me 
importan los tiburones, ni las medusas, ni el frío. Este será mi último 
chance.
-Sería mejor que trabajaras y esperaras por las reformas de Raúl, tal 
vez mejoren los tiempos.
-¡Qué va, me hago un viejo¡ Con esos cuentos me han dormido 23 años.
-No tienes equipos especiales para nadar 90 millas –le aclaro-, ni 
escudos o bastones eléctricos contra los tiburones… La única nadadora 
que logró esa hazaña fue la australiana Susan Maroney, pero lo hizo 
protegida por una jaula.
-¿Verdad?
Dejé a Yosvany en silencio, reflexionando, como si le hubieran dado la 
peor noticia o lo hubiera despertado de buen un sueño. Ni siquiera se 
despidió de mi, cuando me dio la espalda.
http://www.cubanet.org/articulos/el-ultimo-chance-de-yosvan/
 
 
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