Manuel Figueredo Aguilar
29 de octubre de 2011
La Habana, Cuba – www.PayoLibre.com – La posibilidad de no morir de 
hambre para muchas familias en Cuba, está en los depósitos de basura.
Miles de personas deambulan durante las 24 horas del día en busca de 
todo tipo de desechos, ahora de forma autorizada mediante el pago de un 
tributo, "pescando" en los micro y macro basureros, envases de aluminio 
que contenían cervezas, refrescos y jugos naturales; plásticos para agua 
y otros líquidos; elementos de bronce y cobre; con la intención de 
venderlos en centros estatales que compran materiales reciclables.
Ponen en peligro su salud y la de sus familiares, pues no les garantizan 
a precios módicos los medios de seguridad elementales para tal desempeño.
Estos recursos les reportan a las empresas recaudadoras de materias 
primas dividendos elevadísimos, pues los adquieren a $1.50 (peso cubano) 
la libra y los venden en dólares ($1 dólar = 24.00 pesos) tanto a 
empresas nacionales como a firmas exportadoras al precio que tengan en 
el mercado internacional.
Antes de "la apertura económica" del actual monarca, eran penalizados 
con multas elevadísimas, todos los que incurrían en estas labores. Las 
autoridades aducían que aquello constituía un peligro para la salud del 
que se involucrara en ello; de repente dejó de serlo, ¡la economía del 
país necesita de los abnegados esfuerzos de este ejército de "buzos"! , 
como los nombra el argot popular.
Pero eso es sólo una parte de las "riquezas" encontradas pues son muy 
variadas: madera para construcciones improvisadas; desechos de 
edificaciones derrumbadas (ladrillos, cal, arena, muebles sanitarios 
desvencijados y sus herrajes oxidados, etc.).
El fruto económico de los depósitos (hechos de plástico resistente) para 
desperdicios se incrementa, con su procesamiento en pequeñas fábricas 
artesanales clandestinas hasta convertirlos en: pinzas para tender ropa; 
todo tipo de recipientes para uso doméstico; perchas; componentes para 
instalaciones hidráulicas y eléctricas; manijas para cocinas de gas; 
cabos de cuchillos y cazuelas; etc. Si aún no han sido usados, son 
transformados en cisternas para acumular agua doméstica. Las ruedas 
asumen otros roles, destinadas a formar parte de las carretas para 
estibadores privados en mercados agrarios e industriales.
En fin, la creatividad del cubano para no perecer se ha incrementado a 
pesar de peligros, multas y coerción; su sistema inmunológico está en 
constante reto y el "gobierno" enriquece sus arcas al recibir (de esas 
minas a cielo abierto en las que se han convertido las ciudades) 
lucrativos dividendos de tan prospera empresa. Sus finanzas a través del 
fisco, se incrementan con la proliferación de los ¡cuentapropistas de la 
basura!, y la involución va pa´lante.
 
 
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