Lunes, Octubre 31, 2011 | Por Osmar Laffita Rojas
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -El presidente Raúl Castro, en 
la reunión del Consejo de Ministros efectuada el 29 de septiembre, 
continuó insistiendo en la valía de la planificación "para desarrollar 
una mejor labor en todos los organismos y sectores de la economía".
Aparentemente la planificación que él defiende tiene como objetivo 
evitar supuestos aspectos negativos de la economía de mercado. Pero en 
la práctica la susodicha planificación raulista tiene un extremado y 
perjudicial carácter abarcador y centralizador.
Aunque quizás sean buenas sus intenciones, esta planificación no 
garantiza la satisfacción de las necesidades de la sociedad y es más 
bien una  traba para el dinamismo, la innovación y  la autonomía de 
empresas que tienen el potencial de ser eficientes y rentables. La 
planificación que hoy impone el gobierno convierte a las empresas en 
limosneras, las paraliza, atrofia las relaciones económicas y genera una 
  burocracia que obstruye el desarrollo.
Los ejemplos de cómo la planificación  perjudica el normal 
funcionamiento de las empresas son innumerables en todo el país, pero 
como botón de muestra tomemos el caso de la moderna fábrica de 
servilletas de Ciego de Ávila.
La fábrica es capaz de producir 300 millones de unidades anuales. La 
Unión Poligráfica planificó que la inversión hecha para la construcción 
de esta industria se amortizaría en un año. Firmó un contrato con la 
Corporación Importadora Exportadora (CIMEX S.A.), que compraría la 
producción para comercializarla, pero CIMEX no ha cumplido sus 
compromisos de extraer la producción contratada, y como consecuencia la 
fábrica de servilletas, con sus almacenes repletos, se paralizó de 
octubre a diciembre de 2010. Meses después, en 2011, ocurrió lo mismo, 
los almacenes de la fábrica se abarrotaron nuevamente de servilletas 
debido a que CIMEX no se las llevaba y en junio se paralizó otra vez la 
producción.
Ante este cuello de botella, los directivos de la fábrica se ven 
maniatados, ya que no pueden saltar la talanquera de la planificación. 
Aunque la fábrica tenga que parar su producción porque en los almacenes 
no quepa una servilleta más, y el pueblo necesite las servilletas, los 
gerentes no están autorizados a comercializar directamente el exceso de 
inventario que CIMEX no retira. Esta absurda restricción, además de 
hacer que el pueblo no tenga servilletas, incide en los altos costos de 
producción, el alto precio del producto en el mercado y los bajísimos 
salarios que devengan los trabajadores.
Y el ciclo se repite una y otra vez: como resultado directo de 
irracionales trámites  burocráticos, el inventario aumenta, los 
almacenes se abarrotan y la empresa no puede vender su producción, al no 
tener donde colocar las servilletas, no queda otra salida que paralizar 
la producción, lo que provoca pérdidas millonarias a la muy maltrecha 
economía cubana.
Este perjudicial inmovilismo, resultado de la oxidada planificación que 
continua  defendiendo el General, es el principal obstáculo para la 
venta normal de las servilletas, que escasean a pesar que  la fábrica 
tiene plena capacidad para satisfacer la demanda con su producción. 
Resulta una locura que una costosa fábrica se paralice cíclicamente por 
los desatinados mecanismos de la planificación centralizada, en que las 
reglas del mercado están prohibidas.
Lo anterior es solo un ejemplo, hay muchos otros casos de productos 
perecederos, como los alimentos, que simplemente caducan o se pudren en 
los almacenes sin llegar al pueblo que los necesita, debido a la 
"planificación" del General.
http://www.cubanet.org/articulos/la-retranca-de-la-planificacion/
 
 
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