Lunes, Octubre 31, 2011 | Por Mario J. Viera
ENGLEWOOD, Florida, noviembre, www.cubanet.org -Todavía quedan entre 
muchos cubanos de hoy impresiones muy fuertes de aquella revolución que 
triunfara el primero de enero de 1959 y luego vilmente traicionada por 
los que se apoderaron del poder en nombre de una esperanza. Muy pocos 
pudieron imaginar en aquella fría mañana que lo que parecía un glorioso 
sueño se convertiría en una terrible pesadilla. La Revolución, 
hábilmente manejada por los comunistas que se ocultaban en los 
entretelones de su puesta en escena, se convirtió en un sacro ídolo, 
cual el becerro de oro que se construyeron los hebreos en su peregrinar 
por el desierto del Sinaí.
El pretendido humanismo de la revolución se convirtió en odio. El pueblo 
reducido a la condición de masa fue miserablemente manipulado para 
hacerle cómplice de los designios de la ambición. El cubano dejaba a un 
lado su natural sentimiento de piedad para corear febrilmente el grito 
siniestro de "¡Paredón!" repetido hasta el delirio, mientras el terrible 
dios rojo de la Revolución se alimentaba de sangre. Los dioses sedientos 
reclaman sangre. La revolución era el dios rojo que los cubanos se 
habían construido y ante el cual se inclinaron reverentes.
Toda idolatría posee sus íconos propios y la Revolución tuvo los suyos y 
tuvo a su profeta: Solo hay una Revolución y Fidel es su profeta.
El pueblo comenzó a adorar a falsos dioses a quienes se les atribuían 
todas las perfecciones y toda la sabiduría. La palabra proferida por 
aquellos íconos no se discutía convirtiéndose en sacro dogma. Entre los 
semidioses del panteón revolucionario estaban los enérgicos, como aquel 
argentino maloliente y sanguinario al que llamaron Che, y los amables, 
los suaves y dulces y entre estos últimos el más sagrado, el más 
venerado era aquel salido de las entrañas de una barriada humilde, de 
trabajadores, Camilo Cienfuegos.
La popularidad de Camilo Cienfuegos era superior a la de cualquier otra 
figura de la Revolución y llegaba en ocasiones a parecer superior a la 
que recibía el propio Fidel Castro, por las aclamaciones que recibía su 
presencia, mayores que las ofrecidas al Profeta. Aquellos saludos a 
Camilo hacían recordar el conflicto surgido entre Saúl el rey de Israel 
y el joven David: "¡Saúl mató sus diez mil y David sus cien mil!".
El recuerdo de Camilo ha perdurado ribeteado de leyendas. Para muchos, 
un verdadero héroe, para otros, uno más de los que contribuyeron a la 
pesadilla que hoy vive Cuba.
El héroe de Yaguajay, su figura es reclamada igualmente por castristas y 
anticastristas, cada cual con la interpretación propia de su 
personalidad e ideales. Muchos aseguran que Camilo Cienfuegos no era 
comunista e incluso que su pensamiento era anticomunista, mientras que 
otros tantos consideran que era un comunista convencido.
La leyenda de Camilo Cienfuegos comenzó aquel día de enero cuando Fidel 
Castro lanzara un discurso en el Campamento Militar de Columbia y se 
volviera hacia el rebelde de barbas de patriarca que estaba a su lado 
para preguntarle: "¿Voy bien, Camilo?". El profeta había bendecido al 
dios menor. Y Camilo se hizo popular, le ayudaba su presencia de hombre 
sencillo, de simpatía personal, de desenvoltura de gente del barrio y, 
sobre todo, su fidelidad hacia Castro, su amistad con el Profeta y su 
juventud, solo tenía 27 años de edad. Carlos Franqui lo presenta en su 
libro "Camilo Cienfuegos" como un criollo cabal, bailador, risueño y 
mujeriego, asiduo de famosos restaurantes y cabarets habaneros, 
aficionado al béisbol y al carnaval, conocedor del habla, la 
religiosidad y las costumbres populares.
Su misteriosa desaparición el 28 de octubre de 1959 incentivó un debate 
en torno a su muerte a los responsables de la misma.
Para Ernesto Guevara "Camilo fue el compañero de cien batallas, el 
hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el 
luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para 
templar su carácter y forjar el de la tropa… Camilo era Camilo, señor de 
la vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con 
colorido que sabía hacer".
Según Carlos Franqui la formación política de Camilo Cienfuegos estuvo 
regida por un nacionalismo democrático, inspirado en las ideas de José 
Martí. Un nacionalismo, por cierto, que no participaba del odio a los 
Estados Unidos o del rechazo a todo lo norteamericano. Franqui destaca 
que cuando Camilo era un inmigrante ilegal en Estados Unidos, en 1956, 
le dirigió una carta al presidente de Estados Unidos ofreciéndose como 
voluntario para el ejército, aunque su solicitud fue rechazada. Su 
comprensión de la democracia americana indicaba para Franqui que Camilo 
nunca compartiera el ideario comunista.
Pero, ¿era en realidad Camilo Cienfuegos un anticomunista o se había 
decantado por las ideas que comulgaban Ernesto Guevara y Raúl Castro? La 
respuesta solo puede tener carácter de especulación.
Camilo era hijo de un hombre que sustentaba ideas anarquistas, no 
comunistas, pero de extrema izquierda y en parte podría haber influido 
en su pensamiento los conceptos sostenidos por su padre. Camilo estudió 
en la escuela primaria 135 en la Avenida de Dolores, en la barriada de 
Lawton. Su maestro favorito, aquel con el que siempre mantuvo una 
estrecha comunicación fue el maestro Fernández, Rodolfo Fernández. 
Todavía conservo en la memoria la figura y personalidad de aquel que 
también fue maestro mío, un hombre delgado, amable, de sonrisa agradable 
y de gran cultura. Era uno de los maestros más respetados de aquella 
humilde escuela pública de barriada, y militante del Partido Socialista 
Popular (PSP), el partido de los comunistas.
Camilo siempre buscaba ocasión para visitar su barriada y poder 
encontrarse con su antiguo maestro.
Yo vivía en la esquina de las calles C y 14 de Lawton, En la acera de 
enfrente, casi a la mitad de la cuadra vivía una familia de comunistas 
de los que, antes de incorporarse a la expedición de Castro, Camilo era 
asiduo visitante. Ellos lo recordaban con afecto y fueron recibidos por 
Camilo en diferentes ocasiones. No puedo decir que Camilo les visitara 
luego de derrocado el gobierno de Batista. Nunca hablé con Camilo, 
aunque sí le ví por Dolores en un carro descapotado acompañado por solo 
un escolta y en compañía de la bella Charito Sirgo, una joven artista, 
hija del conocido actor Otto Sirgo.
Un amigo de la infancia de Camilo, llamado Ivo Conde Martínez en una 
entrevista para Juventud Rebelde, el 5 de febrero de 2010, rememoró a su 
viejo amigo: "Aquel jovencito que conocí, cuando todavía ni soñaba ser 
un combatiente de renombre, compartía en el barrio de Lawton con 
personas de pensamiento progresista, entre ellos algunos del Partido 
Socialista Popular".
Camilo no había militado en el PSP, pero sus simpatías no estaban 
distantes de aquel partido.
Manolo Espinoza Díaz, escolta de Camilo Cienfuegos cuando la detención 
del Comandante Huber Matos trae a la memoria una anécdota de aquel día: 
"Algunos de aquellos oficiales manifestaron sus ideas y opiniones y se 
originó una discusión en torno al comunismo y al anticomunismo. El Jefe 
Guerrillero, que sabía que en el grupo (de Huber Matos) se encontraban 
compañeros valiosos, pero que se habían dejado confundir, explicó el 
alcance y el carácter de la revolución y les dijo que si para hacer una 
verdadera revolución había que ser comunista, pues entonces él sería 
comunista".
Tras detener a Huber Matos, Camilo se presentó ante el Canal 11 de la 
televisión de Camagüey, allí diría: "Hasta dónde vamos, se nos pregunta, 
y nosotros decimos que nosotros vamos con esta Revolución hasta el 
final. Vamos a realizar una verdadera justicia social, vamos a sacar a 
los campesinos y a los obreros de la miseria en que los tienen sumidos 
los intereses que hoy mueven las fuerzas de la contrarrevolución…"
Y en La Habana el 26 de octubre, su último discurso, pronunció las 
siguientes palabras: "Tan alto como el Pico invencible del Turquino, es 
hoy y será siempre el apoyo de este pueblo cubano a la Revolución que se 
hizo para este pueblo cubano", y agregó: "Se demuestra esta tarde que no 
importan las traiciones arteras y cobardes que puedan hacer a este 
pueblo y a esta Revolución, que no importa que vengan aviones 
mercenarios tripulados por criminales de guerra y amparados por 
intereses poderosos del gobierno norteamericano, porque aquí hay un 
pueblo que no se deja confundir por los traidores; aquí hay un pueblo 
que no le teme a la aviación mercenaria". Nada hay en estas palabras que 
pueda hacer presumir un distanciamiento con los preceptos de la 
revolución encabezada por Fidel Castro; y refirma su fidelidad 
revolucionaria diciendo: "Porque sabemos que este pueblo cubano no se 
dejará confundir por las campañas hechas por los enemigos de la 
Revolución, porque el pueblo cubano sabe que por cada traidor que surja 
habrá mil soldados rebeldes que estén dispuestos a morir defendiendo la 
libertad y la soberanía que conquistó este pueblo"
¿A qué traidor desde su punto de vista revolucionario se refería Camilo? 
Posiblemente a Díaz Lanz, pero muy probable estaría pensando en Huber 
Matos dado lo reciente entre la detención de Matos y la fecha de ese 
último discurso del "Héroe de Yaguajay".
No obstante, Huber Matos ha asegurado que Camilo se sentía molesto por 
la penetración de los comunistas en muchas esferas del gobierno 
revolucionario, aunque se confesaba como hombre de total fidelidad a 
Castro. Según Matos, él le había entregado a Camilo un escrito pro 
comunista que se había publicado en la revista Verde Olivo y éste se 
molestó y responsabilizó con la publicación a Ernesto Guevara y a Raúl 
Castro
La misteriosa desaparición de Camilo Cienfuegos
Al día siguiente de aquel memorable discurso, Camilo voló a Camagüey, 
requería hacer ajustes en los mandos militares de la provincia. Planeaba 
retornar aquel mismo día a La Habana en cumplimiento de una orden de 
Fidel Castro. El avión en que viajaba era una avioneta Cessna modelo 310.
Un antiguo miembro del ejército rebelde, Eusebio González relató al 
oficialista diario Juventud Rebelde lo que recordaba del que fuera el 
último vuelo del comandante Camilo Cienfuegos:
"Eran alrededor de las cuatro de la tarde cuando Camilo me mandó a 
buscar y me encargó llevar para La Habana a un sujeto que había estado 
alzado y cometió varios crímenes —declaró—. Me ordenó que lo dejara en 
la prisión de Torrens. Luego me entregó las llaves de dos carros. 'Te 
espero mañana temprano en el Estado Mayor', me dijo en la despedida. Mi 
gente y yo arrancamos hora y media después.
"Al anochecer, uno de los autos hizo cortocircuito y tuvimos que parar. 
Llamé por microonda a la torre de control de Camagüey, porque pensé que 
debía informar a Camilo que no llegaríamos a la capital a la hora 
prevista. Unos 40 minutos después, el avión suyo hizo contacto con 
nosotros, que íbamos ya por territorio villareño. Félix preguntó si 
habíamos resuelto el problema y le dije que sí. Entonces oigo a Fariñas, 
el piloto, que dice: 'Nos tenemos que desviar'. Al oír eso exigí que me 
pusieran al habla con Camilo, quien parecía que estaba leyendo o algo 
así. Me dijo: 'No, no hay problemas, Eusebio, no te preocupes. Dice el 
piloto que nos desviamos porque hay una tormenta…, que nos tenemos que 
desviar o no sé qué… Nos desviamos…'. Y ahí se cortó la comunicación. 
Insistí una y otra vez, pero la torre de control de Camagüey no pudo 
restablecerla".
¿Había, en realidad una tormenta? Muchos aseguran que aquel día hizo 
buen tiempo sobre el territorio nacional, que no era cierto que hubiera 
una tormenta que pusiera en riesgo la nave en que viajaba Camilo. Me 
remito a la memoria.
Mi tío, Juan Viera Ramos, era un piloto muy experimentado, poseía una 
pequeña compañía aérea, Aerolíneas ANSA que hacía vuelos desde Morón a 
San José del Lago en Mayajigua y a la ciudad de Camagüey; era además un 
especialista calificado en aviones Cessna. A raíz de la desaparición de 
Camilo Cienfuegos mi tío había sido detenido en la prisión del DIER 
(Departamento de Inteligencia del Ejército Rebelde) en La Habana. Había 
sido el último técnico que revisara la nave en que viajaría Camilo.
Mi padre que militaba en el PSP había sido autorizado para una visita a 
mi tío. Yo le acompañé. Al ver a mi padre mi tío se acercó a los 
barrotes. Estaba furioso; "¡Mira lo que me han hecho estos comunistas!" 
le espetó a mi padre. Luego, más calmado hizo su relato. Sí, había 
revisado el Cessna y dado el visto bueno en sus condiciones de vuelo, 
pero agregó que le había advertido a Cienfuegos que pospusiera el vuelo, 
pues existía un mal tiempo, con muchas turbonadas y ese tipo de nave 
podría estar en riesgo, a lo que Camilo le respondió que él tenía que 
regresar, que Fidel Castro lo esperaba ese mismo día. Sí, había una 
tormenta, así nos lo hizo saber mi tío.
Nunca se supo más del comandante guerrillero. No dejó rastros; no se 
encontraron restos de la nave accidentada, ni siquiera una mancha de 
aceite sobre las aguas del mar. Había desaparecido el más legítimo de 
los íconos de la revolución.
Mucho se ha especulado sobre la causa de la extraña desaparición. La 
versión sostenida por el gobierno castrista es que su avión fue abatido 
por una poderosa tormenta; pero existen otras versiones, algunas con 
viso de realidad y muy diferentes a la versión gubernamental.
Huber Matos asegura que Camilo siempre le trató con sumo respeto y 
consideración después de su arresto, lo que le era informado a Fidel 
Castro por el capitán Jorge Enrique Mendoza que actuaba como presidente 
del INRA en Camagüey. Según Matos estas informaciones que suministraba 
Mendoza precipitaron las acciones punitivas contra Camilo. En opinión de 
Huber Matos, el piloto de Camilo, teniente Luciano Fariñas Rodríguez, 
era un hombre muy disciplinado que no se habría desviado de la ruta sin 
haber pedido autorización.
Pedro Corzo cita a Juan Orta, un ex secretario de Castro, que le 
asegurara  al poeta Iván Portela, cuando ambos estaban exiliados en la 
embajada de México: "Yo estoy plenamente convencido de que el avión de 
Camilo fue derribado por órdenes de Fidel Castro. Yo estaba reunido con 
Fidel cuando Raúl Castro y Ernesto Guevara le plantearon: 'Camilo se 
opone a cambios estructurales en el ejército rebelde'. A lo que Fidel 
respondió: 'El plan será llevado a cabo cueste lo que cueste; ni cien 
Camilos podrán oponérsele'". Según Corzo, Orta coincide con el criterio 
de Matos. Orta afirmó que "que desde la torre de control aéreo de 
Camagüey le indicaron a Cienfuegos que el comandante Félix Torres estaba 
perdido sobre el mar al sur de la ciudad de Trinidad, Las Villas, y que 
era necesario se sumara a su búsqueda"
Esta tesis concuerda con lo afirmado por el comandante del Segundo 
Frente Nacional del Escambray, Lázaro Asencio quien opinó que la 
avioneta de Camilo Cienfuegos fue derribada por un Sea Fury y que la 
orden la impartió el comandante Félix Torres, quien la había recibido de 
los hermanos Castro.
Para afirmar la versión gubernamental, un periódico oficialista citó 
unas frases atribuidas a Nazario Sargén que era el líder de Alpha 66: 
"Les voy a ser sincero. Castro es mi enemigo, pero estoy seguro que nada 
tiene que ver con la muerte del comandante Camilo Cienfuegos. Camilo, a 
quien yo admiraba enormemente, desapareció en el mar. Yo ayudé a buscar 
la avioneta por varios días. Y nada. ¿Qué pasó? Ese día el tiempo no era 
bueno. Y casi todos los pilotos con que contaba la Revolución eran 
aprendices. Para mí, el mal tiempo y la inexperiencia del piloto fueron 
los responsables".
Otras versiones apuntan directamente a Fidel o a Raúl Castro como los 
ejecutores directos del asesinato de Camilo Cienfuegos en tierra, una 
diciendo que el asesinato se produjo en el Palacio Presidencial y otra 
según Jaime Costa ex comandante del ejército rebelde en un pequeño 
aeropuerto de aviones de fumigación en la provincia de Matanzas.
La duda ha quedado sin respuestas por más de cincuenta años. Camilo, en 
realidad era un incondicional de Fidel Castro. Es dudoso que se haya 
enfrentado a él por Huber Matos o por causa de la infiltración comunista 
en el proceso revolucionario. Puede ser que en Fidel Castro se haya 
engendrado el complejo de Saúl al ver la peligrosa simpatía que el 
pueblo manifestaba hacia él; puede haber influido la envida de Raúl 
Castro hacia el hombre que parecía ser el segundo de los hombres de la 
revolución. Tal vez los Castro presintieran o temieran algún cambio en 
la conducta política de Camilo Cienfuegos y se decidieran a eliminarle. 
Pudiera ser que, como afirma el régimen, Camilo muriera en un lamentable 
accidente.
No hay respuestas definitivas. La incógnita se mantendrá hasta que haya 
desaparecido el gobierno usurpador y se abra una investigación serena de 
aquellos días que marcaron el fin de uno de los hombres más 
representativos de la revolución y naciera el mito del Héroe de Yaguajay.
http://www.cubanet.org/opiniones/camilo-cienfuegos-desmitificando-al-heroe/
 
 
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