Lunes, Octubre 31, 2011 | Por Francisco Chaviano González
LA HABANA, Cuba, octubre (Agenda Cambio-Debate/ www.cubanet.org) – La 
Asamblea General de Naciones Unidas acaba de aprobar una resolución que 
reclama el levantamiento unilateral del embargo económico que durante 
medio siglo ha impuesto los Estados Unidos a Cuba, demanda que desde 
hace 20 años interpone el gobierno de los Castro ante ese foro, con el 
argumento de que el embargo lesiona la economía de este país y es 
violatorio de los Derechos Humanos del pueblo cubano; y con ello, 
convence a ese auditorio para que cada año apruebe su petición.
De nada sirve el alegato norteamericano en cuanto a que este asunto es 
bilateral y por tanto, debe ser resuelto mediante negociaciones de las 
partes. Tampoco el hecho de haber dado algunos pasos de acercamiento 
permitiendo la venta de alimentos a Cuba – que ha convertido a Estados 
Unidos en uno de los principales socios comerciales-, el envío de 
remesas y la autorización a que los cubano americanos viajen de visita a 
la Isla sin restricciones por parte del gobierno americano; mientras que 
los Castro no corresponden en nada.
El embargo norteamericano fue impuesto a partir de 1960 por sobradas 
razones, de las cuales la más mencionada es la confiscación de las 
propiedades de norteamericanos en la isla. Sin embargo se echa a un lado 
la violación masiva de los Derechos Humanos para con el pueblo cubano 
mediante una ola de despojos, encarcelamientos y fusilamientos 
indiscriminados, lo cual promovió de una estampida migratoria de cientos 
de miles de personas hacia ese vecino del norte. Esto último constituía 
la esencia básica de quebrantamiento democrático en que se basó la 
condena de la OEA a Cuba por entonces y se ha mantenido como 
consistencia básica de su epicentro.
Pero lo más importante no son las razones de la Casa Blanca para decidir 
tal medida, sino el hecho evidente de que las acciones de los Castro 
constituían una provocación premeditada para promover dicho embargo y 
con ello la justificación para cambiar entrar en la esfera de 
influencias soviéticas e imponer el comunismo en Cuba.
En mayo de 1960, el primer ministro soviético Nikita S. Jruschov 
prometió que la Unión Soviética defendería el recién creado gobierno 
revolucionario de Fidel Castro y en seguida inició proyectos para 
suministrar a Cuba misiles balísticos. En 1962 los cohetes ya estaban 
instalados y fueron descubiertos, produciéndose una crisis que puso al 
mundo al borde del holocausto nuclear.
Castro fue el gran ganador de la contienda, el gobierno norteamericano 
se comprometió en el pacto que puso fin a la crisis a no invadir nunca a 
Cuba y además, a no permitir que otros lo hicieran. Esta garantía fue 
una verdadera "patente de corso" que permitió a nuestro gobernante hacer 
con Cuba lo que le dio la gana, mientras usaba el embargo para 
justificar el desastre económico de su gobierno. Con esta premisa y el 
descomunal subsidio soviético,  no solo se apoderó del país, sino que 
además desbordó su maldad por ultramar.
En un documento de 1970 clasificado de muy secreto, que por casualidad 
pudimos ver algunos presos de conciencia en el Combinado del Este 
(incluido Regis Iglesia y Osvaldo Alfonso, del grupo de los 75), Castro 
le informaba a altos oficiales, entre otros, que el gobierno de Nixon 
había establecido contactos discretos para arreglar el diferendo entre 
ambos países y enfatizó: "Imagínense tenerlos por aquí metiéndose en 
todo, los vamos a desalentar y se tendrán que retirar"; ocurrió entonces 
un incidente con unos barcos de pesca cubanos que el gobierno cubano 
utilizó para hacer abortar el referido intento de acercamiento por parte 
de Nixon.
En 1996 el entonces presidente, Clinton, se negaba a aprobar la Ley 
Helms Burton, y el gobierno cubano derribó las avionetas de Hermanos al 
Rescate compulsándolo a firmarla. Recientemente el presidente 
norteamericano Barack Obama, propuso un dialogo para resolver la crisis, 
los Castro dijeron estar dispuestos pero se negaron a dar paso positivo 
alguno y, por el contrario, encarcelaron a Alan Gros.
Los hechos han demostrado hasta la saciedad que el gobierno de la isla 
no tiene interés ninguno en desmantelar el embargo, que por demás nunca 
fue efectivo y se ha ido erosionando notablemente, mientras que las 
razones que le promovieron se mantienen intactas. Sin embargo, la 
propaganda de los Castro, con su filosofía goebbeliana, ha logrado 
convencer al mundo, trastocando esta realidad.
El pueblo cubano dividido, empobrecido, maltratado y despojado de los 
más elementales derechos, está en el medio de esta contienda y clama 
porque se haga justicia. Es menester que las partes – que debía incluir 
una representación de los perjudicados – pongan el problema en toda su 
dimensión sobre la mesa de negociación, ese debiera ser el dictamen de 
Naciones Unidas y no el de prorrogarle a los Castro la "patente de 
corso" para continuar con sus desmanes.
http://www.cubanet.org/articulos/naciones-unidas-y-la-patente-de-corso/
 
 
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