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Thursday, September 13, 2007

Uniforme escolar

EDUCACION
Uniforme escolar

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Tocaron a su puerta. En
un susurro preguntaron por su esposa. Al responder que no estaba le dijeron:

-Uniformes de escuela.

Preguntó el precio y le respondieron: cinco dólares. Buscó la billetera.
El sacrificio valía la pena. El uniforme del niño estaba resuelto.

La historia de los uniformes escolares es menos afortunada para la
mayoría de los padres cubanos con hijos en edad escolar, y aunque los
precios varían según la región donde se realice la transacción, la
preocupación por el desembolso genera la misma expectación en todos.

La presión se basa en las inconsistencias del sistema de aseguramiento
del proceso docente, lo que da pie a varios absurdos:

1- La obligatoriedad del educando a usar el uniforme escolar.

2- La burocracia que impide comprar uniformes libremente a precios de
acuerdo al salario promedio, lo cual estimula la especulación, el
mercado negro y la corrupción, tanto en el Ministerio de Educación, como
en Comercio Interior.

3- La incapacidad productiva para cubrir la demanda nacional de prendas
de vestir para los niños.

La tragedia tiene diversos escalones, matizados por el nivel de
enseñanza en que se encuentren los infantes. Los de nivel primario se
enfrentan a una mayor exigencia en el uso de las prendas que los de
nivel secundario y preuniversitario, esto imprime mayor presión sobre la
gestión de compraventa del uniforme, del cual sólo se venden dos
"juegos" en tres oportunidades, durante el periodo de siete cursos (en
preescolar, en tercero y quinto grado).

En el nivel medio y medio superior, los jóvenes reciben dos uniformes en
el primer año lectivo (séptimo grado o primer año del técnico medio) y
un tercero al comenzar el tercer año (noveno grado). Esto ocurre como un
patrón, sin considerar que por el normal crecimiento de los jóvenes las
piezas sufren dos tipos de daños: por estropeo, así, a fin de curso la
ropa está visiblemente deteriorada. La segunda, se debe al crecimiento,
e invita a padres y familiares a realizar adaptaciones a las prendas,
para que sean más largas o más anchas.

Un matiz diferenciado tienen los becados de los niveles medio superior
(preuniversitario y tecnológico), enfrentados directamente al hecho
legal de la propiedad de los textiles por el estado, pero que les
facilita recibir en cada nuevo año lectivo un par de uniformes, no
necesariamente nuevos, pero generalmente en buen estado.

No obstante, ellos se enfrentan a una odisea mayor: tener que solucionar
los problemas de logística interna (las taquillas donde guardaran sus
propiedades, o las ropas de cama y mosquiteros en sus dormitorios). Esto
no se equipara a otros temas que gravitan sobre los jóvenes becados,
como la violencia, la promiscuidad sexual y la pérdida de valores o
capital social de la actual educación cubana.

Padres de estudiantes en Institutos Preuniversitarios en el Campo
(IPUEC), en la provincia La Habana, narran el difícil camino de
habilitar un tipo de armario y cómo algunos toman los chasis de
refrigeradores rusos desechados para tales menesteres.

El drama para los padres cristaliza en la necesidad de reforzar la
alimentación de los jóvenes y se trasladan casi siempre los miércoles
hacia los centros de estudio para llevarles "algo de comer". Sin
embargo, el ministro Gómez Gutiérrez comentó sobre el tema de la escuela
en el campo, la imposibilidad de cambiar el actual sistema de enseñanza
debido a los problemas de infraestructura que traería a la sociedad.

Sin polemizar sobre la peculiar visión del funcionario acerca de un tema
importante para la sociedad cubana, sobresale la falta de volunta para
solucionar el problema del uniforme escolar, y por supuesto, los otros.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/sep07/13a7.htm

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