Otro puente hacia el chasco
El gobierno impulsa una glasnost a la cubana: el desastre del último 
medio siglo es obra del malévolo imperio y de la inoportuna perestroika.
José Hugo Fernández, La Habana
miércoles 26 de septiembre de 2007 6:00:00
Hace algún tiempo, un compatriota de ojo avizor que reside en Europa y 
que entonces se encontraba de visita en La Habana, advirtió que durante 
los últimos años (pudo haber dicho durante los últimos decenios) el 
régimen, ante la imposibilidad de hallar caminos para llegar al 
socialismo, ha estado dedicándose a destruir los puentes, de manera que 
a quienes lo reemplacen no sólo les resulte imposible seguir hacia 
adelante, sino que tampoco puedan volverse atrás.
Si nos atenemos a lo acontecido en la economía y en otros renglones que 
conforman las bases materiales para el desarrollo del país, la 
advertencia es aguda. No obstante, la historia de la civilización humana 
probó ya con creces que por más meticulosa y obstinada que resulte la 
tarea de los destructores de puentes, siempre será posible hallar nuevas 
vías para reemprender la marcha.
Así, pues, lo peor que ha hecho el régimen tal vez no sea destruir 
puentes materiales, sino crear puentes mentales, estrechos y con una 
sola dirección, conducente al dogma, al aplastamiento del criterio 
propio y la sumisión carneril.
Derribar tales puentes (también lo prueba la historia) resulta más 
trabajoso y demanda plazos más prolongados que los necesarios para la 
reconstrucción económica. Sin ir más lejos, lo ilustran los sucesos de 
estos últimos días en Cuba.
Convocados por el Partido Comunista y por lo que aquí llaman 
organizaciones de masas, se han estado celebrando asambleas en algunos 
centros de trabajo, e incluso reuniones cerradas en los núcleos de base 
del Partido, con el fin de que la gente opine (dicen ellos que) 
abiertamente sobre los problemas del país y para que participen en 
directo (dicen) en las posibles soluciones.
Se trata de una especie de glasnost a la cubana, o sea, supeditada, 
escurridiza, muy bien "organizada" y, sobre todo, sujeta al presupuesto 
de que los problemas que hoy sufrimos no se derivan sino del derrumbe 
del campo socialista europeo y de algo que los jefes, junto a sus 
teóricos y sus bufones de la prensa, califican como "las desigualdades 
sociales que originó entre nosotros la adopción, irremediable, de 
métodos propios de la economía del capitalismo". Esta idea, mañosa y 
mediocre, es justamente el puente que da acceso único a todos nuestros 
puentes mentales de ahora mismo.
Cargar con el estigma
Ni uno solo de los múltiples desmadres, ninguno de los cotidianos 
desaciertos económicos o de otra índole, ninguna de las sistemáticas 
arbitrariedades caudillistas y totalitarias que empedraron nuestra 
historia a lo largo de casi medio siglo, están en la base (según ellos) 
de la catástrofe que hoy nos aplasta. Todo es obra del malévolo Imperio 
y de la inoportuna Perestroika.
Pedir la palabra para proclamar lo contrario en una de esas reuniones 
que ahora tienen lugar en la Isla, equivale a la adopción de una actitud 
contrarrevolucionaria, antipatriótica y, claro, que le hace el juego al 
enemigo. Y como bien se sabe, son, serán muy pocos, los que están 
dispuestos a cargar con el estigma.
Decir que una vez que se aprisiona a quienes critican con fundamento y 
respeto, cesa el efecto regenerador de la crítica. Que cuando es 
silenciada la inconformidad, se asegura el inmovilismo. Que cuando se 
amenaza al que observa, queda anulado el poder de la investigación. Que 
cuando es sofocado en su germen el desacuerdo y premiada la complacencia 
bovina, se hipoteca el presente y se condena el futuro. O que cuando es 
subyugada la mentalidad abierta, se actúa contra natura y se diseña el 
caos. Decir esto, en su totalidad o en parte, representa un riesgo y 
demanda un despliegue de riñones que lamentablemente no todos quieren (y 
están en su derecho de no) enfrentar.
Queda anunciado, para que no se llamen (ni llamen) a engaño los incautos 
y los farsantes a conciencia que abundan por el mundo: mientras se 
proyecte como la han proyectado hasta este mismo minuto, la pretendida 
glasnost de nuestros días en Cuba no es, ni más ni menos, que otro 
puente hacia el chasco.
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/otro-puente-hacia-el-chasco/(gnews)/1190779200
 
 
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