Odisea en hospital habanero
Leonel Alberto Pérez Belette
LA HABANA, agosto (www.cubanet.org) - Dolores Zaida de la Caridad 
Rodríguez Camejo es una anciana de 84 años a quien el resto de los 
feligreses de la comunidad católica Santa Catalina (Perpetuo Socorro), 
situada en el capitalino barrio Nuevo Vedado, apodan Lula. Ella sufre 
una doble odisea por estos días. Es la vecina del vicepresidente del 
Consejo de Estado y de Ministros, Carlos Lage, y yace en pésimas 
condiciones en una cama de hospital.
Lula sufrió un infarto cerebral agravado por una bronconeumonía. Su 
estado se reporta como muy grave; sin embargo, fue colocada en una sala 
común del hospital Clínico Quirúrgico de la calle 26 sin ningún tipo de 
de cuidados intensivos u otra atención especializada.
El hospital se encuentra actualmente en reparaciones, pero esto no 
justifica las vicisitudes por las que está atravesando la anciana, de 
cuyo cuidado se ha encargado un hermano de 76 años ayudado por miembros 
de su parroquia.
En el hospital, Lula permaneció sin más ropa que una toalla, hasta que 
los miembros de la parroquia acudieron en su ayuda. En la sala donde se 
encuentra no hay agujas para canalizar las venas y el esfigmómetro para 
tomarle la presión arterial pertenece a la paciente. El enfermero, que 
atendía sin ayuda la sala con 40 pacientes, permaneció más de 48 horas 
de guardia por falta de relevo.
A todo lo anterior hay que adicionar la falta de agua, higiene, 
electricidad y otros insumos. Los médicos dijeron que al menos los 
medicamentos estaban garantizados.
Hace unos días Lula y su hermano se enfrentaron a Carlos Lage, su 
familia y otros generales, que querían sacarlos de su vivienda. En el 
día de su cumpleaños la anciana fue visitada por el alto mandatario y su 
esposa, quienes le dijeron que le iban a dar a escoger otra casa en la 
zona, porque necesitaban su vivienda para instalar un puesto de mando.
Ante la negativa de Dolores la familia de Carlos Lage le retiró la 
palabra. Su hermano dijo que es asombroso que ni siquiera recibiera una 
visita o una llamada de cortesía en el hospital de parte de sus vecinos.
Dolores permanece en el hospital y hoy, casi una semana después, un 
grupo de médicos se iba a reunir para analizar si era factible hacerle 
pruebas para esclarecer el diagnostico y posible tratamiento en caso de 
mejoría.
Entre los parroquianos que acudieron a socorrer a la paciente se 
encuentra la hermana católica de Fidel y Raúl Castro, Agustina Castro 
Ruz, miembro de esa comunidad desde hace muchos años, entre otros 
familiares de altos funcionarios que residen en este barrio. También la 
ex-esposa del General Rafael Del Pino (exiliado en los Estados Unidos). 
En especial, Agustina Castro salió muy dolida y visiblemente deprimida 
del recinto hospitalario.
Lula no es la única víctima de las ineficiencias y contradicciones de 
los centros hospitalarios cubanos. Casos similares se repiten 
diariamente en todo el país. Uno de los trabajadores del hospital dijo 
que además de que frecuentemente carecen de instrumentos y productos 
esenciales para trabajar, también existe un serio descontrol, 
acaparamiento y robo de materiales por parte de los empleados.
La iglesia católica, al igual que otras denominaciones, asumen parte del 
cuidado de los enfermos, sin importar quiénes son; aunque reconocen que 
ellos no son parte del Ministerio de Salud Pública, sobre el cual debe 
recaer esta responsabilidad. En Cuba se gradúan cada año cientos de 
médicos, personal de salud pública y trabajadores sociales, que pudieran 
destinarse a estas tareas. Estos graduados son empleados en funciones de 
carácter político, relacionadas con la llamada "batalla de Ideas" que 
desarrolla el régimen, o enviados a servir en el extranjero.
Resulta inexplicable que la propaganda oficialista hable de los 
adelantos en el sector de la salud y los logros de las misiones médicas 
cubanas en el extranjero, mientras en el territorio nacional la realidad 
dista mucho de la propaganda.
A los dirigentes no suelen atenderse en los hospitales donde se atiende 
el pueblo, sino en clínicas reservadas para ellos y sus familiares.
 
 
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