¿Parches o recambio?
Jorge Olivera Castillo
LA HABANA, Cuba - Septiembre (www.cubanet.org) - Se comenta que en lo
que resta de 2007 y el primer semestre de 2008 el gobierno pondrá en
práctica discretas libertades económicas. También los rumores indican
que se les permitirá a los nacionales el acceso a servicios ahora sólo
al alcance de los extranjeros, residentes y turistas.
Entre el paquete de medidas adelantado por los adivinadores de ocasión,
especialistas en chismes y profetas de barrio que hablan con
determinación bíblica, aparece la posibilidad de que los cubanos puedan
ir directamente a solicitar los servicios de telefonía celular.
Lo significativo viene dado en que ahora es obligatorio acudir a un
visitante foráneo para firmar el contrato. Dentro de pocos meses, de
acuerdo a los rumores, ésta reminiscencia de apartheid será historia
antigua.
También se baraja entre el cúmulo de "regalos" el libre acceso a las
instalaciones hoteleras, hoy sólo accesibles a los que posean ciudadanía
o residencia en otro país, incluidos los cubanos mudados a otras geografías.
Pudieran parecer pinceladas de ficción, sin embargo, ambas son
realidades en una nación donde los regentes del poder han hecho del
nacionalismo y la soberanía dos pilares de peso en la estructura
ideológica. Increíble, paradójico, pero cierto.
Según los agoreros de las "buenas nuevas" las ofertas serán al mismo
precio. Hecho que revelará una exigua clientela y un elemento para
acentuar las diferencias de clases ya de por sí problemáticas y
contraproducentes para el sostenimiento del discurso revolucionario.
Pagar más de 100 pesos convertibles (120 dólares) por tener una línea de
telefonía móvil y posteriormente sufragar tanto las llamadas efectuadas
como las recibidas, esto último calificado de extorsión por los
clientes, se convierte en un lujo que ningún trabajador cubano podría
darse. De los salarios los únicos que hablan son sus víctimas, la gente
que debe hacer malabares para cubrir las más perentorias necesidades con
sueldos que oscilan entre 10 y 16 pesos convertibles al mes (8 y 13
dólares respectivamente). De aumentos, silencio. Una condición que sirve
de leña al fuego de la ira popular domesticada hasta el momento por un
terror con amplios márgenes de eficiencia.
Por otro lado, en el éter y en la boca de las estrellas del rumor, anda
el comentario que subraya la ampliación de los llamados trabajos por
cuenta propia (particulares) como uno de los reacomodos de las fuerzas
políticas vinculadas al castrismo raulista, al parecer decidido a
adoptar medidas que salven algunos "muebles" del desastre.
Raúl Castro, designado hace más de un año como el sucesor dinástico, se
propone ensayar un novedoso tipo de socialismo. Ya se alistan para
extender el perfeccionamiento empresarial a una mayor cantidad de
empresas estatales con el fin de hacerlas rentables, además se hacen
públicas apelaciones para que se empleen en la agricultura normativas
que favorezcan un crecimiento productivo sostenible y se acabe con el
desabastecimiento, la inflación y los pésimos niveles de calidad.
Otras de las presuntas novedades que recorren pueblos y ciudades, son
las modificaciones en las políticas inmigratorias. En cuanto a este
sector, los iluminados, dan como segura la eliminación del permiso de
salida. La especie de salvoconducto que necesita cualquier cubano para
salir del país, temporal o definitivamente.
Es muy difícil forjarse un panorama de lo que podría ocurrir, en el
lapso determinado por la "rumorología", para los cambios de conceptos y
de estrategias.
No se puede perder de vista que los rumores son como una liebre que
salta con destreza delante del cazador. El error en el tiro es factible
y es lícito pensar en una distorsión de la verdadera naturaleza de lo
que se murmura.
Dentro de un año se podrán ajustar los anuncios que hoy sirven de
soporte a la esperanza de miles de coterráneos y lo que en realidad
festejaremos o padeceremos. Sería lamentable que en vez de un recambio,
se estén fabricando simples parches para continuar la marcha. De ser así
es lógico pensar en un accidente.
Los neumáticos del socialismo en Cuba no resisten otras andaduras. El
reventón es posible y el abismo también. Los visionarios de barrios y
cuarterías añaden al paquete este escenario. Puede que los hechos les
den la razón.
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