2007-09-13.
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Pablo Felipe Pérez Goyry, Periodista Independiente Cubano
Dicen los clásicos de la erudición europea, que el contrato social es la
liga, coalición o unión entre los ciudadanos, como alternativa
organizacional y excelente principio del derecho, el poder y del Estado.
En los sistemas democráticos, el contrato social es un derecho natural
de los ciudadanos, que está estrechamente amalgamado a las
responsabilidades civiles. Quiere decir, que el contrato social debe ser
un suplemento coherente y equilibrado de poderes del mismo sistema político.
Estas ideas las retoco el filósofo J.J. Rosseau, quien argumenta que era
esencial el contrato social para garantizar la seguridad y el orden, no
solo del Estado, sino también para proteger los derechos de todos los
ciudadanos. Por último, se puede considerar que el contrato social es un
"entendimiento" entre diversos actores sociales y políticos, con el
objetivo de evitar formas de conflictos violentos.
Juntamente a este contrato social, encontramos la oposición [del lat.
opositio: acción de oponer y oponerse.]. Este ejercicio civilista, es la
antítesis, de los criterios y concepciones políticas propias, a la
política y conceptos dominantes. Es la resistencia que presenta opciones
noviolentas a la política oficial.
Luego contrato social y oposición pacífica, son complementos valiosos en
una nación que se respete así misma. Hoy día, el tema es ardoroso en el
contexto socio-político-económico cubano. Nación ultrajada por el
marxismo-fidelista, con su anacrónico experimento ideológico y
gubernamental, caracterizado por el brutal avasallamiento contra los que
no dudan en hacerle frente al régimen.
No es un arcano, de Castro ha utilizado sus endemoniados instrumentos
propagandísticos y represivos para sistemáticamente descalificar y
encerrar en las cárceles a los opositores. No hay dudas de que la
dictadura violenta y restringe las libertades individuales y universales.
El "cacique mayor", cada día más cadáver, es la encarnación autocrática
del "Estado-gobierno-partido" y como tal, a "sangre y fuego",
estigmatiza toda organización política o de la sociedad civil que no
agache la cabeza y acepte el dogma oficial. Es decir, "llamar las cosas
por su nombre, alejados de la complacencia y los aplausos al dictamen
oficial" es un delito que puede ser sancionado con pena de muerte. De
esta manera, por más de cuarenta años, a la oposición cubana se le ha
negado su derecho a la libre expresión contra un "gobierno" omnipotente
y omnipresente.
Actualmente, la oposición política y de la sociedad civil, no descansa
y hace frente pacíficamente a cada avalancha represiva. Oposición,
quizás más hoy que ayer, tiene renovados bríos, no renuncia a sus
derechos y busca caminos que conduzcan a la anhelada transición no
violenta, para concertar un nuevo contrato social.
Para aspirar tener éxitos en la reconstrucción política, social y
económica de la nueva República, todos los cubanos, con humildad,
debemos ayudar en la investigación, compilación e intercambio de
conceptos que permitan escudriñar los resultados y evolución de las
transiciones en América Latina y Europa. Esto se debe hacer no sólo para
conocimiento de la academia, sino para llevarlo a lenguaje público y
mostrarlo a la nación cubana para sepa qué hacer en el proceso de
transición y en lo humanamente posible evitar errores que lamentar.
Un nuevo amanecer está cerca. Dentro y fuera del archipiélago, la
oposición democrática cubana, ha demostrado que no ha muerto, antes
busca vigorizarse mediante la unidad política. Las fuerzas opositoras se
están organizando y fortaleciendo, más allá de las diferencias, y desean
unificar compromiso y responsabilidades, de cara a reconstruir el país.
A todas luces, la oposición anticastrista está dando pasos seguros y
preparándose con sabiduría para una transición pacífica. Un gesto
alentador, sumado a otros, es el "Llamamiento por la Unidad Liberal de
la República de Cuba, así como la "Proclama de la Unidad Liberal" que se
diera a conocer el pasado 5 de septiembre, en La Habana, Cuba.
Y como "... los hombres no pueden crear por sí solos nuevas fuerzas,
sino unir y dirigir las que ya existen, sólo les queda un medio para
conservarse, y consiste en formar por agregación una suma de fuerzas
capaces de vencer la resistencia, poner en movimiento estas fuerzas por
medio de un solo móvil y hacerlas obrar de acuerdo". Enhorabuena, el
"Llamamiento..." y la Proclama...", y ojalá se pueda condensar una
coalición de unidad nacional, con un inteligente "proyecto patriótico,
liberal y político".
¿Será posible de los Periodistas Independientes Cubanos, a la vez de
informar y denunciar, concertáramos la posibilidad de unirnos? En lo
personal, me entusiasma la idea; y tengo la percepción, entre otras, de
serviría como ayuda estratégica, organizaría la reciprocidad
periodística y nuestra labor, hoy contra la dictadura y mañana
insertados a los medios de comunicación, en un mundo globalizado.
Respetuosamente, dejo abierta la invitación para estudiemos iniciativas
enfocadas hacia la unidad y fundar una: "Asociación, Liga,
Confederación, o... de Periodistas Independientes Cubanos".
Volviendo al asunto, en mi opinión y por todas las razones comentadas,
la historia no dudará en atesorar amorosamente los admirables ejemplos
de coraje y decencia, de numerosos hombres y mujeres, de la oposición
cubana, que son auténticos héroes defendedores de la libertad y
democracia. Tiene usted la palabra amiga, amigo. ¡NAMASTE!
Ciudad de la Eterna Primavera, 12 de septiembre de 2007.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11591
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