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Tuesday, September 18, 2007

Guerrilleros de la cibernética

Guerrilleros de la cibernética

Por Miguel Saludes

La nota que enviara Pablo a un periódico oficial de Cuba, manifestando
sus dudas sobre la libertad de expresión existente bajo el castrismo,
tuvo una rápida respuesta. Una mañana al abrir su correo electrónico
Pablo encontró un mensaje, firmado por Héctor Rodríguez, proveniente de
la Universidad de Ciencias Informáticas de Cuba. El contenido era
virulento y lleno de insultos. Las palabras del fogoso defensor del
sistema resaltaban en la pantalla como balas mortales disparadas desde
un teclado, donde quizás se hacen operaciones para bloquear páginas
conflictivas, lanzar virus o dar vida a la propaganda del sistema
totalitario imperante en la Isla.

Para Héctor el destinatario de su correo no es más que una marioneta
manejada por el imperialismo. Aunque afirma que Pablo no merece el
tiempo que le prestó, se extiende en una amplia carta donde proclama los
beneficios revolucionarios que disfrutan once millones de felices
compatriotas. Según su criterio el destinatario de la respuesta no puede
ser cubano, ya que desconoce la "hermosura" de ese gobierno que rige
desde hace más de cuatro décadas los destinos del país caribeño.
Definitivamente Pablo debe ser uno de esos burgueses que a fuerza de
propaganda, se ha creado una falsa imagen de las bondades del
socialismo, al cual sataniza seguramente por dinero. Y no puede ser por
otra cosa pues las opiniones contrarias a los postulados socialistas
solo pueden tener motivaciones mercenarias.

Según Héctor en Cuba no existe dictadura. La política del país no está
sustentada en un hombre. Los patriotas son aquellos que siguen al
Comandante. El patriotismo es una categoría que debe ganarse desde la
fidelidad al gobierno. Reconoce la existencia de un partido único, pero
donde nadie es obligado a militar en su seno. Tampoco puede hacerlo en
otro. Los que actúan como Pablo no son hombres libres. Tienen un dueño
que les dicta las ideas. Por eso merecen su compasión. Y el cibernauta
revolucionario apela a su condescendencia para invitar a Pablo a visitar
Cuba. Así se convencerá de sus errores. Tal vez entonces hasta puedan
ser amigos

Pero Héctor realmente no conoce a mi amigo Pablo, quien se fue de Cuba
en 1990. Había sido por mucho tiempo miembro del Partido Comunista y era
un excelente técnico. No tenía necesidades económicas que le hicieran
tomar aquella decisión drástica. Su profesión y el hecho de estar casado
con una ciudadana extranjera le permitían gozar de un cierto desahogo,
aún dentro del llamado Periodo Especial. Prefirió dejarlo todo cuando
supo que uno de sus hijos planificaba irse de manera ilegal. Dejó casa
confortable, familia entrañable, buenos amigos y lo más importante: su
tierra. Hoy no se arrepiente de aquella determinación y pondera lo que
alcanzó en su condición de emigrado: la libertad que le faltó en su
patria. Es algo que no puede entenderse cuando se vive a la sombra de
una dictadura paternalista que pretende vernos como piezas de su
mecanismo. Por eso estos guerrilleros de las computadoras no pueden
comprender que personas como Pablo tengan enfoques diferentes sobre el
significado de libertad o dictadura, y para colmo sigan siendo cubanos.

El impulso dado en Cuba a los estudios de informática a nivel
universitario se fundamenta en razones como las evidenciadas en este
caso. Ellas van más allá de la importancia que adquiere en el mundo de
hoy las comunicaciones y la información. No por gusto el dictador ha
estado pendiente a cada detalle desde que se fundó el centro en marzo
del 2002. Tampoco es casual que este proyecto haya surgido al calor de
la llamada Batalla de Ideas o que los estudiantes de dicha carrera sean
llamados Tropa de Futuro. Recientemente Carlos Valenciaga resaltó la
preocupación del régimen ante el desarrollo de la informática en el
vecino del Norte y su aplicación en el campo militar. Tras el pretexto
de una hipotética agresión se oculta un trasfondo más realista y
esencial que es mantener el control de la información. Algo vital para
quien pretende mantenerse en el poder a toda costa.

Durante el acto de graduación de la horneada más reciente salida de la
Universidad de Ciencias Cibernéticas, Valenciaga aseveró que el
Comandante en persona asignó los puestos que los egresados ocuparán en
organismos y ministerios. Resulta llamativa la reserva de 200 de los
graduados para enfrentar lo que se ha definido como "tareas priorizadas"
de la Revolución. Una idea de estas misiones especiales puede ser la que
enfrentó mi amigo Pablo de parte de uno de esos que él llama jocosamente
guerrilleros de la cibernética.

http://www.cubanet.org/opi/091707.htm

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