Castro, al hoyo número 11
Hasta donde sabe el ministro de propaganda castrista, Castro se está
recuperando. Nunca nadie se recuperó tanto y durante tanto tiempo
Víctor Llano
asta donde sabe el ministro de propaganda castrista, Castro se está
recuperando. No otra gesta se podría esperar de un monstruo que nació en
Birán. Nunca nadie se recuperó tanto y durante tanto tiempo. Es más, a
pesar de no contar con noticias directas sobre la salud del
coma-andante, Abel Prieto cree que está muy activo intelectualmente y
"dejando" un material de gran valor.
No tienen desperdicio las declaraciones del ministro: "Hasta donde yo
sé…". "Aunque no tengo noticias directas…" "Está dejando un material de
gran valor"…. ¿Cómo pueden tener tan poca vergüenza? Si está "dejando"
algo es que se va. Y no al hoyo número 11 del Argentario Golf Resort en
el que aterrizó su hermano en la primera semana del mes de agosto.
Nadie ha de sorprenderse. A pesar de sus muchos años, el dueño -junto a
sus generales- del inmenso lupanar en que transformaron Cuba, sabe cómo
gastar lo que robó a cientos de miles de españoles. Aterriza en los
hoyos que quiere cómo y cuándo quiere. No por gusto es el mejor
ejecutivo de la barbarie y el heredero del máximo líder de los
multimillonarios cuatreros.
Si camino de Sicilia –¡ya le vale!– le apetece saborear un cóctel
tropical en un campo de golf, ¿quién se lo puede reprochar? Le sobra
tiempo. Ya no necesita fusilar a mansalva. Además, no tiene edad. Ahora
toca disfrutar de los campos de golf italianos. Eso sí, en la primera
semana de agosto. No después, antes de que, muy probablemente, su
hermano sufriera la que casi con toda seguridad será la última
carnicería quirúrgica.
Sabíamos de la afición de Raúl Castro por los pelotones de fusilamiento,
por la arquitectura carcelaria y por los cócteles, lo que no conocíamos
es que tuviera interés por los campos de golf. No sabemos si lo
comparten los jóvenes de Santiago de Cuba. Probablemente, no aspiren a
tanto, no sueñen con aterrizar en el hoyo número 11 del Argentario Golf
Resort. Por lo que parece, se conforman con encontrar una lancha que
resulte un poco más rápida que los tiburones que permiten a sus verdugos
seguir cómo y dónde están. Administrando más de doscientas cárceles
donde torturan a más de cien mil presos, saboreando cócteles y jugando
al golf.
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