Tania Díaz Castro
26 de abril de 2007/
La Habana , Cuba - bitacoracubana - Las acciones vandálicas se asemejan
mucho a las terroristas. Las terroristas, por supuesto, son más
agresivas. Es por eso que no me extraña nada que el vandalismo que
ocurre en Cuba con frecuencia, sobre todo con el transporte público de
la capital habanera, sea contemplado como delito de desorden público y
daños, sancionado con penas que oscilan entre uno y dos años de
privación de libertad. Penas leves.
Cualquiera puede no creerme si a esto agregamos que los activistas de
derechos humanos, en desacuerdo con acciones violentas, ya sean
vandálicas o terroristas, son condenados a veinte años de prisión, así
como los periodistas independientes. De los 75 que fueron llevados a las
cárceles castristas condenados a largos años, sólo porque quieren de
forma pacífica democracia y libertad para su país, hoy quedan 56. Entre
ellos los médicos Biscet y Marcelo Cano, el poeta Ricardo González y
varios periodistas.
En días recientes fueron condenados seis jóvenes cubanos que la
emprendieron a pedradas con un ómnibus urbano de la ruta 9, que fue
sacado de circulación como consecuencia de las agresiones sufridas.
Según la prensa capitalina, un rápido operativo de la Policía Nacional
Revolucionaria logró capturar a los vándalos, todos de la raza negra,
cuyas fotos aparecen en el periódico Tribuna del pasado domingo, y donde
se aclara (el periodista Yadier Balmach que escribió la nota) que
ninguno de ellos quiso declarar, no mostraron arrepentimiento y hasta en
ocasiones miraban con desprecio a quienes los acusaban.
¿Acaso se trata de una acción de protesta contra las malas condiciones
del transporte? ¡Vaya usted a saber las motivaciones de estos jóvenes
nacidos bajo el llamado bloqueo norteamericano, y por consiguiente,
hombres nuevos del socialismo!
De todas formas, sea lo que sea, esto me recuerda a Cuba a finales de
los años cincuenta, cuando en una sola noche explotaron cien bombas en
la capital. Los revolucionarios del Movimiento 26 de julio no sólo
asaltaban a tiro limpio cuarteles y edificios del gobierno; también
destruían cabinas de radio, vidrieras y ponían bombas en acueductos,
cines repletos de público y otros lugares. Hoy, aquellos jóvenes son
considerados héroes revolucionarios.
Decididamente, al Movimiento de Derechos Humanos de Cuba, que cuenta con
miles de hombres y mujeres, no le gustan de las acciones violentas de
los llamados revolucionarios, rebeldes, vándalos o terroristas; como
quieran llamarlos. Sin embargo, aún así, pacíficos al estilo de Mahatma
Gandhi, los defensores de los derechos humanos son más rechazados por el
régimen que aquellos que destruyen los ómnibus del pueblo y no, por
suerte para los gobernantes, los autos blindados marca Mercedes Benz.
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=4606
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