Nefasto, la tecnología y la muerte del español
Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press
LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - Nos faltarán palabras. Se
mueren de abandono en toda Hispanoamérica por culpa de Internet. La
inquietante ausencia de las Ñ por faltas de sorpresas para ¡coño! y
abono para cañas es una realidad.
¿Quién nos iba a decir que la palabra ñame desaparecería con vianda y
todo del español de Cuba por culpa de la jerga tecnológica impuesta por
los anglófonos en su invasión idiomática?
Nadie pensó jamás que nuestro vocablo sueño se traduciría en estrés,
despetronque, abulia, picazón o humillante roncadora en la lengua de
Shakespeare.
Sin embargo, no existe una palabra en ese idioma que arranque la Ñ de
raíz en el rugido, la fiebre, el humo, el palabrerío y la seguidilla de
los vocablos compañeros, cuños y campañas en que se hunde la isla, dijo
Inocencio "El ñato" al ver cambiar su mote por el de "nariaplastao".
A pesar de ese caso excepcional, si nos guiamos por el nivel de alarma
de los lingüistas del Departamento de Español Urgente, pronto los
hispanoamericanos hablaremos por señas o en inglés.
Y no es para menos si los consumidores de fast food, McDonalds, Snack
Bar, Grand Card y cuanto servicio o mercadería norteña aparece en el
mundo, siguen diciendo yes ante los asaltos de la palabra email, se
ponen de rodillas frente al swing, se bajan la saya castellana mientras
"surfean" en la web, hacen clic de site en site, y acaban por enterrar
nuestro idioma en un floppy disk.
Resulta aterrador que los términos "tecno" para definir las baratijas,
"se usen en desdoro de nuestras palabras olorosas y montunas, cuajos de
la identidad iberoamericana", ya casi en extinción a causa del
depredador inglés.
La muerte, por falta de uso, de más de seis mil vocablos de la lengua
española entre 1992 y 2001, víctimas del genocidio idiomático a través
de Internet, la televisión y otros medios de destrucción masiva de
nuestra identidad, han puesto en alerta máxima a cuanta academia del
verbo, cuchitril de palabras, sembradíos de jotas y vertederos de eñes,
aún luchan contra el matrimonio de Rocinante y Dolly.
Causa tanto pesar la inminente derrota del idioma español, que ya se
compran verbos y almacenan palabras en franca vía de extinción, para
crear una "reserva digital", especie de refugio para los vocablos
desplazados por culpa de la guerra idiomática anglo-española, donde se
protejan para la posteridad.
Para ello, y con el total apoyo de la UNESCO, del club de los gramáticos
de solar en Atarés, los creadores del diccionario práctico para montar
camellos, hacer colas y vender albóndigas de pepinos en Luyanó, se creó
un ejército de 41 mil internautas hispanos dispuestos a combatir hasta
la muerte de la última interjección, verbo, pronombre, artículo,
adjetivo que conforman palabras en el idioma inglés.
Ante el genocidio idiomático de que somos víctimas, nada mejor que
acudir a la memoria afectiva que salve de un apagón lingüístico las
palabras floridas que causaron mayor entusiasmo en el ejército de
internautas en defensa del español.
Pero lo que resultó curioso y avala la necesaria urgencia de
democratizar el idioma español, fue que mientras los integrantes del
ejército regular consideraron que las palabras más hermosas, o en
peligro de desaparecer son, en orden descendente: amor, paz, vida y
azahar, un destacamento de una guerrilla urbana en nuestra capital -que
escribe con carbón en las paredes a falta de Internet- optó por
seleccionar: jamón, pan, huida y viajar, como un ejercicio de las
diferencias en la unidad.
Además, fue conmovedor y preocupante conocer que mientras los del
ejército elegían para la "reserva sentimental de los hispanohablantes",
palabras como esperanza, albahaca, pasión y abrazo, entre otras, la
tropa guerrillera se inclinó por añoranza, vaca, avión y cabezazo, con
sólo un punto de coincidencia: el vocablo mar.
No hay dudas de que con el concurso de esta aguerrida tropa bajo el
mando del Estado Mayor de Español Urgente, no tengamos más bajas de
palabras en nuestra lucha contra el genocida inglés, y aparezcan, de
pronto y sin aviso, como si fueran multas, las ya olvidadas por los
cubanos: carne de res, criterio propio y felicidad.
Eso se los aseguro yo, Nefasto "El sonador", pues tenemos la Ñ racionada
ante el peligro de extinción.
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