Cuito Cuanavale
Luis Cino
LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - La prolongada y sangrienta
batalla de Cuito Cuanavale, decisiva en la guerra que sostuvo Cuba en
Angola durante más de 13 años, pudo haber sido un revés. Durante meses
lo fue. No hay que asombrarse. Convertir los reveses en victoria, o en
cualquier otra cosa, pero siempre a su favor, es la especialidad de
Fidel Castro.
La prensa cubana de la época no ofrecía detalles. Sólo se conocían los
relatos de los que regresaban de Angola y los anuncios oficiales a las
familias de los que morían en combate. Los que dirigían la belicosa
Esparta caribeña parecían dispuestos a que sus hombres regresaran de
África con el escudo o tendidos sobre él luego que el conflicto terminara.
Más de 19 años después los cubanos empezamos a conocer, de forma vaga y
fragmentada, qué sucedió realmente en Cuito Cuanavale entre los finales
de 1987 y el verano de 1988.
Los detalles llegan a retazos a través de la serie documental televisiva
La epopeya de Angola, realizada por el periodista, comentarista
deportivo y veterano de la campaña africana, Milton Díaz Canter. Poco se
puede sacar en claro de ella. Aunque su realizador trate de negarlo, la
serie es poco más que la guerra narrada por generales y coroneles.
Un poco más ilustrativo resulta el libro Cuba y África: historia común
de lucha y sangre (Editorial Ciencias Sociales, 2007), recopilación de
textos sobre el conflicto angolano, de Piero Gleijese, académico de la
Universidad John Hopkins, y los funcionarios del gobierno cubano Jorge
Risquet y Fernando Ramírez de Estenoz.
Poco aportan Risquet y Ramírez de Estenoz. El profesor Piero Gleijese,
en cambio, logró que el gobierno cubano desclasificara algunos
documentos secretos sobre la guerra de Angola.
Uno de ellos es una carta de Fidel Castro al gobernante soviético
Mikhail Gorbachov fechada el primero de diciembre de 1987. Por entonces,
la situación de las fuerzas cubanas en Angola se había deteriorado
dramáticamente. A la pesadilla que significaban las guerrillas de la
UNITA para los generales cubanos, se había sumado una arrolladora
ofensiva del ejército sudafricano contra el sur de Angola.
En noviembre, había fracasado estrepitosamente la ofensiva dirigida por
el general soviético Konstantinov sobre el río Lomba. Fidel Castro se
opuso a ella desde que se inició. Según la carta ahora desclasificada,
Castro escribió a Gorbachov:
"Nosotros no tenemos la menor culpa de la situación militar allí creada.
Es una responsabilidad que corresponde totalmente a los asesores
soviéticos que se empeñaron en lanzar las tropas angolanas a una
ofensiva en profundidad hacia las apartadas regiones del sureste del país".
Fidel Castro dispuso el reforzamiento de sus tropas en Angola y ordenó
que las fuerzas cubanas y de las FAPLA consolidaran un bolsón de
resistencia en Cuito Cuanavale. En su carta a Gorbachov, Fidel Castro se
opuso a presentarlo como "un relevo normal de personal" como querían los
soviéticos.
Insistió en que cuando los norteamericanos tuviesen noticias del
reforzamiento cubano, no se inventaran excusas sino que se les explicara
que la intervención abierta sudafricana "creó una situación militar
peligrosa" que obligó a Cuba a "una acción absolutamente defensiva".
El despliegue cubano de 500 tanques T-54 y T-55 frente a los 300 tanques
Leopard sudafricanos, debía inclinar la correlación de fuerzas a favor
de Cuba, pero en los siguientes tres meses Castro, que dirigía con
tozudez todos y cada uno de los pormenores de la campaña desde su puesto
de mando en La Habana, sólo recibió noticias malas y peores desde el
teatro de operaciones militares.
El 14 de febrero de 1988, más de 100 blindados sudafricanos arremetieron
al este de Cuito Cuanavale contra la Brigada 59 de las FAPLA y una
compañía cubana de tanques. El ataque fue rechazado con un saldo de 14
cubanos muertos, numerosos heridos y 7 tanques de menos. Los
sudafricanos huyeron en desbandada.
Cinco meses después, el 28 de julio de 1988, demoledores golpes aéreos
de los Mig-23 cubanos contra las fuerzas sudafricanas en Calueque y
Rucaná, cerca de la frontera con Namibia, marcaron la derrota
sudafricana en Angola.
Bajo la presión soviética y norteamericana, Cuba, Angola y Sudáfrica
firmaron los acuerdos de paz en New York el 22 de diciembre de 1988.
Hace menos de un año, Fidel Castro reveló durante un discurso que el
gobierno sudafricano, ante su crítica situación militar en el sur de
Angola en 1988, llegó a analizar el empleo de armas nucleares contra las
tropas cubanas. El plan de contingencia cubano ante tal eventualidad
habría sido la voladura de una gigantesca represa en la frontera.
Millones de metros cúbicos de agua hubieran arrasado ciudades de Angola
y Sudáfrica.
Por suerte, no se produjo la hecatombe. Sería también hoy otro revés
convertido en victoria.
luicino2004@yahoo.com
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