DESCARADAMENTE CRUEL?
2007-09-22.
Guillermo Morales Catá, Corresponsal en Barcelona de Misceláneas de Cuba
Familia cubana residente en Barcelona sigue atentamente la aparición de
Castro en la Televisión. Foto: Guillermo Morales Catá.
Como si hubiera vencido a la muerte. Como hacen los guerreros después de
enfrentarse a las fieras. Como los bufones cuando piensan que le han
tomado el pelo a todos. O como los dinosaurios extinguidos. El dictador
cubano Fidel Castro ha vuelto a mostrarse al mundo.
No ha dicho nada nuevo ni apenas interesante. Solo ha salido al ruedo
para reírse de todo y de todos: "bueno, aquí estoy. Que si estaba
moribundo, que si se murió, que si se muere pasado mañana. Bueno, nadie
sabe qué día se va a morir", dijo el dictador retorciéndose, eso sí, la
lengua, en un lenguaje apenas perceptible, apagado, marchito, como hacen
las flores cuando están a punto de morirse. Al menos eso sí ha quedado
claro, que al hombre le queda poco, muy poco tiempo.
Llevaba ya escondido desde hacía más de tres meses y medio.
Probablemente disfrutando de los rumores de medio mundo o mundo y medio
que ya le daba por muerto. Y aparece, como no podría ser de otra manera,
con el mismo discurso de hace más de 40 años, atacando a los americanos,
haciendo números y cálculos.
Y hasta para dejar claro que está "vivito y coleando", que la entrevista
es de hace apenas unas horas, dice "ayer el euro se puso a 1,41 y el
petróleo subió creo que como a 84 dólares el barril. Antes, una
tonelada, lo recuerdo, costaba alrededor de 15 o 16 dólares, no un
barril, el barril era dos o menos dólares".
Pero es evidente que ya no es rápido, que su discurso es lento, muy
lento, que le cuesta coordinar las ideas. Pero ahí está Randy Alonso, un
periodista de la prensa oficial muy bien entrenado, para ayudar al
convaleciente "Comandante".
Habla de su vestuario deportivo incluso, pero solo eso. No más. La
aparición solo sirve para decirle al mundo que está vivo. Ni una simple
alusión al futuro de su reino. No habla de Raúl –que asumió la
presidencia desde hace un año-, ni tan siquiera despeja dudas sobre la
posibilidad de que encabece de nuevo la lista a las elecciones
presidenciales, inicialmente previstas para marzo, tal como han apuntado
algunos altos funcionarios de la isla.
Tampoco se refiere a las últimas declaraciones del líder venezolano,
Hugo Chávez, su amigo personal y principal aliado en la región, quien el
jueves afirmó en Manaus (Brasil) que "le cambiaron casi toda la sangre"
en "no sé cuántas transfusiones".
Y por supuesto, como era de suponerse, ni una sola palabra a la
situación de los derechos humanos en la Isla. Total, no iba a hacerlo
ahora cuando apenas puede hilvanar su discurso. Ya no es el Castro de
aquellos largos discursos. Tiene 81 años.
El circo de su aparición es solo eso, un circo. Solo que esta vez el
payaso se ríe de los espectadores, quienes, con la boca abierta, se
preguntan cómo es posible que el payaso siga vivo.
Un payaso que nos manipula, que nos intenta engañar, que intenta que nos
centremos en su actuación. Solo eso. Hacernos creer que lo demás no
importa. Es ahí donde radica la crueldad del artista.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11744
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