2007-09-12.
Luis Tornés Aguililla
Septiembre de 2007. Desde ahora mismo debemos preparar el velorio del
régimen liberticida de los hermanos Castro para que se conjugue, lo
antes posible, con los funerales que en los próximos años se repetirán
con la cadencia y bondad que la naturaleza quiera otorgarnos después de
la «Gran lección»... al cabo de medio siglo de ahogados, de fusilados,
de encarcelados y de todas las otras miserias que solamente los cubanos
que hayamos vivido en la nasa infame llevamos en el corazón.
Fundamentalmente, la preparación de ese velorio es asunto de cubanos y
demos por seguro que si los altos mandos de las FAR y del MININT, así
como los empresarios españoles y de otros países que participan
activamente en la reactivación de la capacidad represiva del régimen
recibieran una serie de mensajes claros, entonces las cosas podrían
cambiar con sorprendente rapidez.
Al pueblo cubano, desde el punto de vista práctico, no le interesa saber
si Fernando Ramírez de Estenoz será el segundo al mando cuando la muerte
de Fidel se anuncie o si la lista de los «segundos potenciales» podría
incluir a Ricardo Alarcón, Carlos Lage, Enrique Acevedo u a otros…
Eso no le interesa a la gente porque íntimamente todo el mundo sabe que
todos ellos han sido copartícipes del descalabro nacional. Tanto el que
participó en el accidente laboral que le costó la vida al general Ochoa
como el que fue un cobarde cordero cuando Fidel bramaba en las reuniones
de ultratumba.
Y por otro lado, se observa en el espectro cubano y se escucha en «las
fonías» -"fonías", así dicen ellos- que la Banda Armada y sus cómplices
extranjeros ya andan en líos de billetes gordos trantando de no perder
un contacto duradero con la realidad objetiva sobre los medios de
producción (de dólares). ¡Ellos están salvando pellejos y cuentas bancarias!
La desobediencia civil y el trabajo político de grupos de «cubanos
libres» cuya actividad podría ir de la conversación con la gente en la
calle, en las casas y en los centros de trabajo hasta el cartel
antigubernamental en un potrero mandarían una señal fuerte al gobierno
y, en particular a Raúl, quien sentiría una extraña e inusitada realidad.
No olvidemos que Raúl es, desde sus tiempos en la Sierra Cristal, un
especialista del impacto mediático y él sabe perfectamente que la gente
en la isla no tiene ninguna razón ni interés en facilitar la permanencia
en el poder de un sistema anacrónico y sin futuro viable a corto plazo.
El beneficio estratégico que proporcionan al régimen los rehenes
políticos que se pudren en las cárceles cubanas sería automáticamente
insignificante si los cubanos se deciden masivamente a denunciar la
represión y la eventualidad de un castrismo sin los Castro.
En Cuba, ya estamos en la etapa del epílogo, con sus robos a granel
inspirados por las colosales fortunas de los ex compañeros del difunto
bloque socialista, hoy autoreciclados en directores de empresas, en
escritores adulados y en mafiosos notorios de un capitalismo de
pacotilla. ¡Líbrenos Dios, de tanta mediocridad!
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11564
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