2007-09-15.
Guillermo Morales Catá, Corresponsal en Barcelona de Misceláneas de Cuba
"El ojo por ojo dejará ciego al mundo"
Mahatma Gandhi
Hace apenas unos días, recibí un email de un lector de Misceláneas de
Cuba en el que me decía que para que fuésemos "amigos" tendría yo que
"ir con la verdad" y aclararle ciertos temas que aún no me había
comentado "por respeto y algo de desconfianza hacia tu persona". Ya me
veía yo venir el contenido de las próximas líneas y así fue: "¿eres
seguroso?".
El término "seguroso" ha sido inventado en Cuba para llamar a quienes
trabajan para la Seguridad del Estado voluntaria o profesionalmente,
dentro o fuera de la Isla. Una especie de "espía" contra el prójimo;
algo así como alguien que delata a otro por tener una ideología
diferente a la política oficial del régimen castrista.
La verdadera y única historia se remonta a raíz de un artículo que había
escrito en nuestro portal digital. El lector –que por respeto a su
intimidad no revelaré su nombre- me escribió un extenso email
comentándome la grata sorpresa que experimentó al encontrar mis textos
en esta web porque "me gustaba mucho lo que hacías en la televisión en
Cuba y ahora te encuentro aquí".
Por cortesía, como siempre hago, le respondí y comenzó un interesante
intercambio de emails casi a diario. Pero claro, todo es como enamorarse
de una corbata que después de verla, tocarla y convencernos que nos
gusta preguntamos "Y…¿cuánto cuesta?"
En alusión a mi artículo CUBA: LA PASARELA DE MINISTROS Y CANCILLERES…
DE POCOS QUILATES me escribe: "(…) este artículo sí que está fuerte, no
puedo quedarme con él sin pasárselo a varios amigos míos que al igual
que tú y yo estamos fuera de Cuba en espera que en nuestro caimán halla
un cambio ya sea para bien o para mal".
"Un gran amigo que tengo en Miami, que trabajó contigo Radio Cadena
Habana, cuando le escribí sobre nuestra recién empezada amistad me
escribió y me pidió que tuviera cuidado con lo que te escribo, no vaya
ser que tú seas "seguroso" porque el eras el niño mimado de Raúl Castro".
Confieso que reí y lloré. No sé si sentí rabia o pena. Y no por la
injuria personal –que lo es- sino más bien porque después de más de
cinco años fuera de Cuba ya había olvidado casi esa expresión. Y pensaba
que se trataba de un debate superado, al menos, fuera de Cuba.
No superar el debate sobre si quienes decidimos abandonar Cuba somos
agentes de la Seguridad del Estado cubano sería algo así como discutir
en la Europa civilizada del siglo XXI si la homosexualidad es una
enfermedad o no.
Es cierto, sobre todo cuando recién abandonamos Cuba, que todos somos
víctimas de ese temor irracional e intenso, de carácter enfermizo, hacia
una persona, cosa o una situación que pone al individuo que lo padece en
un estado patológico de angustia. Es una fobia, un miedo indescriptible
de sentir que nos persiguen, que nos vigilan. Y es lógico, vivir en un
país bajo esa fobia constante no cambia en cuestión de meses.
Y no pongo en duda de que los hay, los hay. Pero no podemos vivir con
esas fobias. No, porque nos empequeñece y nos aleja de cuestiones más
importantes como utilizar cada tribuna, cada sitio, cada espacio, para
denunciar la verdadera realidad cubana e incluso, para mirar de cara al
futuro.
Confieso también que este email me asustó. Pensaba en el futuro, en ese
momento en que se produzca una transición en la Cuba de todos. ¿Acaso
ese será el futuro que nos espera? ¿Se merece el futuro una carga de
rencores?
"Bueno, espero que no te molestes por mi sinceridad", concluyó el mail
del amigo lector. Y al terminar la lectura sentí un vacío enorme dentro,
como un hueco dentro, pero muy dentro…
Y pensaba en los tiempos de La Habana, en aquellos tiempos en que temía
y me sentía perseguido por un "seguroso" cuando me encontraba con aquel
amigo Osvaldo Valdés, de la oposición cubana. Y me vino también a la
cabeza la oficial "Adriana" que se aparecía todos los miércoles en la
Facultad de Periodismo para preguntarme a mi y a tantos otros "qué se
comenta en las aulas". O en Llánez, el "seguroso" del Sistema
Informativo de la Televisión Cubana que siempre pedía informes sobre el
estado de opinión de la gente.
Recordaba incluso, la orquesta de "segurosos" que me visitaba en mi casa
a raíz de que yo manifestara públicamente en Cuba mi total desacuerdo
con la política editorial de los medios de comunicación. También las
depresiones de mi madre porque "los segurosos" no me dejaban en paz.
Ahora entiendo; sentí pena por la carta de mi amigo lector. Ese miedo a
los "segurosos" no nos fue conferido por la gracia de Dios. Se nos fue
inculcado desde pequeños para que no intentáramos nunca decir lo que
realmente pensábamos.
Pero amigo mío, esa época, ya la tengo superada. El tiempo es una
excelente medicina que va curando esas heridas. Cuando pases los años
sentirás mi mismo hueco dentro y entenderás para entonces, cuánto tiempo
hemos perdido.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11611
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