2007-04-24.
Asdrúbal Caner Camejo
Las noticias que recibo de Santiago de Cuba no podrían ser peores. Desde
el mismo principio del castrismo, la dirigencia del Gobierno le prestó
una importancia singular, como elemento propagandístico de la
Revolución. F. Castro la cortejeó como a ninguna otra ciudad del país.
Creó Museos, Plazas y Escuelas que recordaban "sus proezas" y le dio el
título de Ciudad Héroe de la República de Cuba.
Todo discursos y propaganda. Palabras, palabras y más palabras.
A partir de una donación de Nikita Khrushchev, comenzó a construir los
edificios rusos, verdaderas cuevas de hormigón armado, donde fueron a
parar los sin casa de la ciudad. Con el tiempo, esos barrios se han
convertido en verdaderos Guetos, donde se hacinan miles de familias y
sus descendientes.
Entre los años 1960- 1980, la provincia conoció del hambre y las
miserias. En una visita a la ciudad, en algún momento después del
fracaso de la Zafra del 70, F. Castro se enfrentó con mujeres airadas,
que se levantaban las faldas, para mostrarle que no tenían bloomers.
Solo en los años 80, la situación mejoró en cierta medida. La apertura
de los mercados campesinos e incrementos de las producciones agrícolas,
suavizó la situación de la alimentación.
Pero, en los años 90, comenzó una crisis que aún no termina. Han cerrado
diversas fábricas, entre ellas, el coloso de la provincia, el Combinado
Textil, con 7,000 trabajadores, que se suponía debía producir 80
millones de metros cuadrados de tela y, que la más alta que logró,
fueron 16 millones, 3 de ellos de primera calidad. El resto, bagatela
pura. Hoy, trabaja la planta mecánica, con unos 169 trabajadores.
La construcción de viviendas está en crisis. Las calles de la ciudad
están destrozadas. El centro histórico ha perdido cientos de viviendas
de los Siglos XVII, XVIII y XIX. Y siguen desapareciendo.
La situación del abastecimiento del agua es supercrítico. Son cientos de
miles de personas cargando agua, de fuentes lejanas a sus casas, porque,
más del 60% de las tuberías están rotas. Los edificios están
sobrecargados de barriles de agua, incrementando un peso peligroso a
esos viejos edificios. Una botella de agua cuesta 1 peso.
Los mercados y tiendas "del Pueblo", están vacías. Escasos son también
los alimentos de las shopping. El hambre campea por sus respeto y las
miserias se expanden con alas de auras tiñosas. La peste a excrementos
en los hospitales es insoportable. Los enfermos tienen que llevar
sábanas, bombillos, toallas o paños para secarse, las pocas veces que
entra el agua. Son escasas las medicinas, los médicos y las enfermeras:
están en misiones o se han ido del gremio.
Miles de personas en las calles, buscando la bolsa negra. Comprando y
vendiendo. Los ancianos, desde la noche anterior, hacen colas, acostados
en el suelo, en la Cafetería El Tráfico y otras de la ciudad, para, al
otro día, a las 12, tomarse una sopa acuosa y sin sustancia. Los pobres
ancianos, deambulan por las iglesias para comer algo. Venden los
cigarros –los que no fuman– o piden limosnas en las calles, abarrotadas
de gentes desesperadas.
Cada día la protesta va creciendo. Dicen en las calles, a voz en cuello,
lo que piensan. La Policía tiene miedo. Ya no se meten. Dejan a las
gentes con sus cóleras profundas.
No hay transporte. A una persona que conozco, que fue a ver un hermano,
que se muere en un apestoso hospital, lo tuvieron que buscar en Holguín,
en un camión de vacas. Pagó US$100 ida y vuelta.
Las motos son las guaguas de Santiago. Cobran por Km. Mientras la
Seguridad y la Policía les caen atrás a los motoristas, para
chantajearlos: o se hacen chivatos o pierden las motos.
Los Hoteles de turismo de Baconao, Bucanero y otros, son bunkers lejanos
para los cubanos. Con familiares hospedados alli, no los dejan pasar.
Tardan horas para localizar a sus seres queridos, que tienen que salir
hasta los puntos de control, para verlos. El robo es general en las
empresas del Estado y, con ello, el descontrol y los faltantes van en
una espiral inmanejable.
Así está la ciudad. Imaginen los pequeños pueblos de los alrededores. El
Cobre, El Caney, Chivirico, La Plata, San Luis –donde se han producido
serios conatos y protestas– La Maya, Songo. Son 6,343 Km. cuadrados de
dolor, angustias y sufrimientos, que en cualquier momento estalla.
Y ese es el gran miedo de la nomenklatura. Por eso han movilizado a
miles de reservistas y militares. Por eso, han mandado a buscar a los
oficiales y tropas que están en Venezuela. F. Castro sabe, que cuando
Santiago se levante, toda Cuba se levantará como un solo hombre. Y
Santiago está ahora rebelde otra vez. Ya ha esperado demasiado.
Sobre el Gobierno y su desvergonzada política de hambre, caerá la
responsabilidad por un baño de sangre, que ya está tomando forma abierta
o secretamente. Mientras todo este caos de miseria, hambre y pobreza
tiene lugar en la ciudad y la provincia, el miserable megáfono del
Partido, el Sierra Maestra, tiene hoy los siguientes titulares:
El Hambre: enemigo brutal de la niñez en el Mundo
La Democracia en el sistema electoral cubano
El Partido y Fidel: Artífices de la Revolución
Al cinismo y la doblez, le queda poca tinta.
Asdrúbal Caner Camejo, Representante del PSC en Canadá
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