Médicos internacionalistas: héroes y rehenes
La existencia de una causa justa no le resta un ápice a un objetivo 
primordial de la campaña: el interés del gobierno de los hermanos Castro 
por mantenerse en el poder
Redacción CE, Madrid | 06/10/2014 3:38 pm
Según datos oficiales en la actualidad cooperantes cubanos de la salud 
laboran en 66 países, como parte de un amplio programa desarrollado por 
la Isla para enviar personal médico y paramédico a países pobres y a 
zonas de desastre o de epidemia. Al mismo tiempo, el cobro de los 
servicios profesionales en el exterior —fundamentalmente en el sector de 
la salud— se ha convertido en la principal fuente de ingreso del 
gobierno cubano. Entre estos dos extremos, la ayuda internacional y el 
negocio de la explotación de los médicos cubanos, fundamenta el régimen 
buena parte de su supervivencia, a la vez que promueve una discusión 
hasta ahora interminable.
Un grupo de 165 médicos y enfermeros cubanos viajó a Sierra Leona el 
pasado miércoles, como parte de un total de 461 trabajadores de la salud 
que Cuba ofreció hace varias semanas para enviar a Sierra Leona, Liberia 
y Guinea Conakry, en la campaña internacional de lucha contra el ébola. 
Se trata del mayor grupo médico enviado por una nación extranjera a la zona.
Sin embargo, la existencia de una causa justa no le resta un ápice a un 
objetivo primordial de la campaña: el interés del gobierno de los 
hermanos Castro por mantenerse en el poder. Si antes el 
"internacionalismo proletario" se manifestó a través de la lucha armada 
y la guerrilla, ahora el frente internacional se ha convertido en una 
fuente de prestigio, influencia y divisas.
Al tiempo que los servicios médicos en el exterior constituyen una de 
las principales fuentes de ingreso monetario, o la principal, en buena 
medida se mantiene la leyenda de los facultativos cubanos dispuestos a 
ir a cualquier lado y atender a cualquiera. Aún abundan los que 
defienden los "logros" de la salud pública en la Isla.
El sacrificio de miles de cubanos —en muchas ocasiones brindando 
asistencia médica en condiciones difíciles— contribuye al mantenimiento 
de un gobierno dictatorial. No de una forma elemental. No se trata de 
atacar o criticar la labor de los médicos, lo cual sería injusto. 
Cualquier alivio del dolor y toda cura de un padecimiento son meritorios 
en sí mismo. Pero hay dos males mayores que este esfuerzo dilata: la 
permanencia de un gobierno que suprime las libertades individuales.
La práctica médica cubana en el exterior, beneficiosa para miles de 
ciudadanos de otros países, también contribuye al reforzamiento de un 
gobierno perjudicial para millones de habitantes en la Isla. Es parte de 
la lógica de un sistema, que para perpetuarse necesita tanto un objetivo 
internacional como un enemigo externo: un modelo que se repite en 
diferentes escenarios —y con diversos medios, tanto pacíficos como 
violentos— y que siempre se empeña en subordinar el destino nacional a 
un factor extranjero.
En el caso de Venezuela, los médicos cubanos se han colocado en el 
centro de la política nacional y son un factor determinante en el futuro 
de ese país. A la vez, constituyen uno de los pilares fundamentales de 
sostenimiento económico del gobierno de la Isla.
El dinero de Caracas alimenta la decadencia de La Habana y prolonga su 
agonía. Al igual que otros cubanos, los médicos de la Isla se han 
convertido en protagonistas voluntarios e involuntarios de una época 
diversa y a la vez monótona, donde han compartido un mismo objetivo y 
padecido una afrenta similar: contribuir a la gloria de un hombre 
primero, luego a la permanencia en el poder de una familia, y siempre a 
resignarse tener que asumir un destino impuesto.
Las historias de los médicos cubanos trabajando en el exterior tienen 
por lo general dos caras. Por un lado el gobierno cubano no se cansa de 
repetir la heroicidad de quienes trabajan en condiciones difíciles en 
cualquier lugar del mundo. Por la otra, este destino heroico puede 
cambiar de un día para otro. Si el facultativo cubano decide abandonar 
el trabajo o incluso pedir asilo, se convierte en un paria, en que el 
régimen que con anterioridad lo alababa ahora le niega incluso ver a sus 
hijos
La emigración de los médicos cubanos ha sido por décadas un tema 
recurrente en el conflicto entre Washington y La Habana. El gobierno 
cubano niega o demora por años la salida de los facultativos, así como 
retiene a sus familiares si éstos desertan en terceros países.
Se calcula que alrededor del 4,3 % del personal médico trabajando en el 
exterior ha desertado. Fidel Castro ha dicho que Estados Unidos robó a 
Cuba el 5,16 por ciento de los profesionales graduados durante la 
revolución.
"Entre 1959 y el 2004 se graduaron en Cuba 805,903 profesionales, 
incluyendo médicos. La injusta política de Estados Unidos contra nuestro 
país nos ha privado del 5,16 por ciento de los profesionales graduados 
por la revolución", escribió Fidel Castro en una Reflexión del 17 de 
julio de 2007, titulada El robo de cerebros. Esto significa que unos 
156.182 profesionales habían abandonado Cuba para esa fecha.
Cuando uno de estos médicos decide romper el vínculo con el gobierno 
cubano —y si está en el exterior solicitar asilo—, sus familiares más 
cercanos se convierten de inmediato en rehenes del régimen.
No estamos en la Edad Media. El gobierno cubano tiene un concepto feudal 
en muchas de sus decisiones, tanto en su concepción del tiempo como en 
los recursos a que echa mano en muchas de sus disputas. Utilizar a niños 
como rehenes es inadmisible.
Hay una actitud malvada y zafia, por parte del régimen, en el 
tratamiento de todos estos casos. Repudiar el abuso a niños indefensos 
va más allá de cualquier actitud política o vocación ideológica.
"El envío de la primera Brigada Médica a Sierra Leona… es un ejemplo del 
cual un país puede enorgullecerse", expresó Fidel Castro en un artículo 
publicado el sábado en el diario oficial Granma.
El artículo, titulado Los héroes de nuestra época, no hace referencia a 
como ese héroe se convierte de pronto un apátrida, en cuanto intenta 
buscar un destino mejor. Los héroes médicos lo son mientras se mantengan 
sumisos. Al dejar de serlo pierden el favor del régimen. Tiene sentido 
entonces preguntarse sobre esa extraña distinción, que reduce el valor 
al ejemplo de ser explotados, y el humanitarismo que puede llevar a cabo 
un régimen despótico.
Source: Médicos internacionalistas: héroes y rehenes - Artículos - Cuba 
- Cuba Encuentro - 
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/medicos-internacionalistas-heroes-y-rehenes-320423
 
 
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