Perder el tiempo, deporte nacional
¿Deporte o vicio?, un apagón del espíritu que nos invalida para todo, la 
pérdida de tiempo se ha incorporado a nuestros genes
viernes, octubre 31, 2014 |  José Hugo Fernández
LA HABANA, Cuba -Después de haberlo perdido todo, en Cuba no nos queda 
otra cosa que perder sino el tiempo. Y ese parece ser hoy nuestro 
deporte favorito. Más que la pelota, más que el fútbol, incluso más que 
el baile, la pérdida de tiempo se ha incorporado a nuestros genes, y 
hasta un punto tal que a veces da la impresión de que nacemos sólo para 
perder el tiempo.
Mientras, para el régimen, esa nueva señal de identidad de los cubanos 
ha devenido un negocio redondo. No en balde nos adentra desde niños en 
los más aberrantes modos de perder el tiempo.
Desde los ensangrentados y tediosos actos políticos que imponen cada 
mañana en la escuela primaria, antes de iniciar las clases, hasta la 
ceremonia fúnebre con su arduo y fatigoso papeleo.
Desde el pan nuestro de cada día, que no es el pan sino la cola para 
comprar el pan y todo lo demás, hasta la jornada de trabajo, donde 
nuestro único esfuerzo se concentra en no aburrirnos mientras perdemos 
el tiempo durante ocho horas diarias fingiendo que trabajamos.
El burocratismo, esa sarna mundial, exhibe entre nosotros rasgos 
peculiares, quizás únicos, en tanto ha sido fruto de una estrategia del 
régimen, fría y pacientemente diseñada para descargar sobre los 
burócratas las culpas de su incompetencia.
Es el más eficaz de los artificios creados por el poder ya no para 
hacernos perder el tiempo, sino para acostumbrarnos a perderlo, sabiendo 
de antemano que no obtendremos nada a cambio pero que no nos queda otra 
alternativa.
Con el paso de los años, todos aquí nos convertimos en burócratas o 
actuamos bajo los efectos de su microbio, al margen de profesiones u 
oficios. Cada uno de nosotros es a la vez causa, consecuencia y doliente 
de la burocracia.
Nadie atiende a nadie como es debido. Todos somos indolentes ante las 
necesidades y las solicitudes del otro. La única respuesta es la evasiva.
El único remedio es la posposición del remedio. No hay respeto por el 
derecho ajeno. Nadie decide nada por sí mismo. Hay que acatar sorda y 
ciegamente "lo que está dispuesto", sobre todo si lo que está dispuesto 
acuña la desidia y anula el ejercicio de la iniciativa o del sentido común.
Se trata de nuestro nuevo deporte ¿o vicio? nacional, un apagón del 
espíritu que nos invalida para todo lo que no sea perder el tiempo.
Sé de un individuo que durante el día es policía (es decir, pierde el 
tiempo dedicándose a garantizar que la población pierda tranquilamente 
su tiempo), pero llegada la noche, recupera el tiempo para sí mismo 
trabajando como taxista ilegal.
Hace unos días, en su rol de taxista, a este individuo le tocó 
transportar a un grupo de mujeres colombianas que se lo comieron a 
preguntas sobre la realidad de la Isla.
Muy en particular querían saber por qué razón hemos soportado durante 
tantos años una dictadura tan represiva y empobrecedora.
Naturalmente, el policía-taxista no pudo o no quiso dar la respuesta 
adecuada. Sin embargo, está a la vista, por más que quienes nos visitan 
se empeñen en no verla.
La causa radica en nuestro deporte o nuestro vicio nacional, bajo cuyos 
efectos no concebimos ya la vida sino como un estado de sopor profundo 
que nos alquilan los de arriba para que les paguemos perdiendo el tiempo.
Source: Perder el tiempo, deporte nacional | Cubanet - 
http://www.cubanet.org/destacados/perder-el-tiempo-deporte-nacional/
 
 
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