Armar el rompecabezas
Excluido de los medios cubanos por más de cuatro décadas, Severo Sarduy 
asoma el rostro de una obra que no sólo aporta y complementa la 
literatura cubana, sino también originaliza y da esplendor
viernes, octubre 31, 2014 |  Víctor Manuel Domínguez
LA HABANA, Cuba -Si algún género literario rescata, reinserta y 
contextualiza la vida y obra de escritores prohibidos por la política 
cultural de la revolución, es el ensayo. A partir de la ruptura 
simbólica y conceptual del arte y la ideología, el ensayo se adentra 
como un dispensador de múltiples visiones sobre la literatura nacional.
Desde algunos artículos escritos en la isla previa la caída del Muro de 
Berlín (9 de Noviembre de 1989), como: Ideología y cultura en el jardín 
de los senderos que se bifurcan, de Iván de la Nuez, e Ideología y 
Símbolo, de Glexis Novoa, entre otros, se comienza a cuestionar el papel 
del arte en la sociedad.
La unidad de criterio de ambos artículos en cuanto a la polémica 
generada por la muestra (Ciencia e ideología) del artista Arturo Cuenca, 
que establecen igual diagnóstico: la función desacralizadora del arte 
sobre la ideología como instrumento del poder, es retomada por el ensayo 
con una más honda visión.
En los últimos años, y a través de un replanteo de enfoques, apuntes y 
otras miradas sobre el tema arte-ideología, no exentas de medidas y 
contramedidas dictadas desde la omnipotencia del censor (el Estado 
Policial), el ensayo ha rescatado a varias figuras imprescindibles para 
el acervo cultural de la nación.
Diseminaciones de Calvert Casey, de Jamila Medina Ríos, Premio Alejo 
Carpentier, Ensayo, 2012, rescata del Índex revolucionario al autor de 
Piazza Morgana, un original escritor estadounidense cubano (Baltimore, 
1923-Roma, 1969), víctima de la vorágine represivo-cultural que lo hizo 
marchar al exilio.
Escritor inasible por su diversidad temática y estilística dentro del 
corpus de la literatura cubana de los años 60, el también autor de Los 
paseantes, La Habana, 1941; El regreso, La Habana, 1962; Memorias de una 
isla, La Habana, 1963, entre otras, nunca aceptó ser encasillado dentro 
de ningún ismo
Aferrado a sus "Obsesiones, compulsiones, terrores: todo lo que es la 
materia mental habitual mía", como definiera Casey sus motivaciones 
escriturales, fue catalogado por José Rodríguez Feo como "alguien que 
pareciera estar queriéndonos decir que estaba de vuelta de todos los 
estilos, añadió Jamila.
La sobredosis de somníferos que el 16 de mayo de 1969, en La Ciudad 
Eterna, acabó con sus obsesiones temáticas, las compulsiones estéticas, 
y los terrores a un medio enrarecido por la represión en la Cuba dejada 
atrás un lustro antes, no los devuelve vivo en estas diseminaciones de 
Jamila Medina Ríos.
Por iguales senderos estético literarios y socio culturales, y con el 
mismo propósito de rescatar una figura imprescindible de las letras 
cubanas. Imagen y libertad vigilada (ejercicio de retórica sobre Severo 
Sarduy), Premio Alejo Carpentier, Ensayo, 2014, Pedro de Jesús nos 
adentra en el mundo sarduyano.
Excluido de los medios cubanos por más de cuatro décadas (sólo breves 
alusiones al escritor en una que otra nota perdida en un monte de letras 
indescifrables), Severo Sarduy asoma el rostro de una obra que no sólo 
aporta y complementa la literatura cubana, sino también originaliza y da 
esplendor.
Borrada por decreto de la historiografía cubana, alejada del contexto 
cultural por el simple hecho de que el autor abandonara el país en los 
primeros años de la revolución, no hiciera loas al sistema, o por 
asociarse a lo más granado de la intelectualidad occidental, la obra de 
Severo fue severamente castigada.
Por eso es que Imagen y libertad vigilada…"deviene aporte determinante 
en la bibliografía acerca de Sarduy, así como da respuesta a la 
necesidad de promover las reflexiones críticas en torno a uno de los más 
grandes exponentes del neobarroquismo insular", según la nota de la 
contraportada.
De acuerdo con el cubano Roberto González Echevarría (calificado por 
Harold Bloom como "el mejor crítico de las literaturas hispánicas 
–latinoamericana y española-) Severo Sarduy "es todo un frenesí enfilado 
contra la decadencia física y la muerte consciente de su inutilidad", 
convertido en tono y en firma.
Para corroborar este concepto de la obra sarduyana, el crítico añade: 
"Esos travestis que viven en la euforia y la tristeza de la carne, de 
cuerpos en los que se escribe y marca, que se mutilan para satisfacer el 
deseo de transformación; matronas de sexo incierto pintarrajeadas, 
proxenetas y prostitutas lanzadas, desatadas por toda una geografía 
exótica aun cuando es cubana", es su legado.
De ahí la necesidad de armar el rompecabezas de un cuerpo que, como el 
de la literatura cubana, aún se haya mutilado, vacío de múltiples 
miradas y rostros, expuesto cual una banderola inútil que flamea en el 
aire de la "ciudad letrada", como una señal de auxilio que convoca a 
todos sus hijos para sobrevivir.
Source: Armar el rompecabezas | Cubanet - 
http://www.cubanet.org/opiniones/armar-el-rompecabezas/
 
 
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