Los matices del racismo
octubre 15, 2014
Verónica Vega
HAVANA TIMES — Agradezco al colega Yasser Farrés Delgado por tomarse la 
molestia de leer e incluso replicar mi post "¿Dónde está el sentido común?".
El mero hecho de debatir sobre esta realidad lamentable es una forma de 
salir de la apatía que padecemos.
Pero me gustaría aclarar que no intento con ese texto demostrar la 
superioridad de ninguna etnia, mucho menos la inferioridad de otra, sino 
una forma de inconsciencia que va peligrosamente en aumento. Y es 
oportuno decir que la religión Yoruba, al menos en Cuba, es practicada 
por gente de cualquier raza, estatus o nivel cultural, aunque por los 
dividendos que exigen ciertos procesos, se ha convertido, como mencioné, 
en símbolo de jerarquía social.
En cuanto a la historia que Yasser refiere, ésta no incide en el 
contexto sociopolítico cubano de hoy, que requeriría un análisis aparte, 
incluyendo, por supuesto, la degradación actual de la que estos 
espectáculos repelentes son parte.
El mismo babalawo que entrevisté para HT, repudiaba la pérdida de 
valores en los practicantes que van, desde poner las ofrendas en sitios 
donde transitan niños, hasta que un sacerdote rompa la sacralidad del 
vínculo con una ahijada teniendo con ella relaciones sexuales, o la 
falta de escrúpulos al favorecer a clientes de altos ingresos.
Con respecto a las restricciones oficiales para el desarrollo de esta 
religión en Cuba, no enfrenta peores condiciones que otras prácticas 
orientales como diferentes escuelas yoga, pues a excepción del Hatha que 
ha sido vinculado a programas de salud, o la Kriya Yoga, fundada por 
Paramahansa Yogananda antes de 1959, están condenadas a la 
clandestinidad y la atrofia. No importa que su objetivo sea el 
mejoramiento humano. Hace décadas esperan la aprobación de una propuesta 
"ley de culto" que les permita la mínima libertad de asociación.
La religión Yoruba tiene un templo oficial y se estimula su proyección 
turística. Pero pienso que no se requiere apoyo oficial para desplegar 
la caridad, o dar ejemplo, sino de espiritualidad, al menos de ética. 
Aquí no hay apoyo oficial para tantas causas que la merecen y muchas se 
defienden en redes articuladas desde la alternatividad, como la 
protección a los animales callejeros, la producción y promoción del arte 
underground, el periodismo independiente.
Realmente ignoro si el número de personas que "se hacen santo" y se 
manifiestan con altanería e irrespeto son la mayoría, por eso dije: "en 
mi experiencia diaria". Es una impresión personal que penosamente ha ido 
creciendo.
Mi pregunta sigue siendo: ¿es justo y permisible el saldo de 
desperdicios que deja una religión, no para sus practicantes, sino para 
la inmensa mayoría de los ciudadanos? Y ahora, con el agravante de esta 
plaga importada, que pone en peligro al país entero, detalle del que 
Yasser no hace la menos mención, aún si tuviera una justificación 
epistemológica, ¿debemos conformarnos con ella?
Concuerdo en el ecumenismo necesario en el ejercicio de la democracia, 
pero el derecho al credo personal termina justo cuando se apropia de un 
espacio público que no se le ha otorgado. Yo solía recoger caracoles en 
la costa de Alamar y en la playa de Cojímar para mis trabajos de 
artesanía. Llegó un momento en que tenía que escarbar entre plumas, 
huesos y otros restos, conteniendo la respiración. Una vez vi un saco 
que evidentemente contenía el cadáver de un cuadrúpedo, manchado de 
sangre, bajo una nube de moscas. Los niños ya no pueden jugar y bañarse 
en esas costas, en esas playas que nadie supervisa. Un amigo me contaba 
que renunció a visitar el Bosque de la Habana por la cantidad de 
cadáveres de jicoteas que se ven allí: el espectáculo es terrible y 
deprimente.
Yo solía citarme con amigos en el parque de H y 21, en el Vedado; las 
últimas ocasiones tuvimos que salir huyendo de allí por la pestilencia 
que emanaban las ofrendas alrededor de las ceibas. La cuestión de los 
basureros o las aguas albañales también tienen que ser enfocadas, pero 
temo que el origen no es el mismo y por ende, tampoco, la solución.
Imponer el fruto, pernicioso además, de una creencia, no es de ningún 
modo defendible, porque es el primer síntoma de falta de ecumenismo y de 
antidemocracia.
No solamente soy vegetariana sino considero que ninguna práctica que 
involucre el dolor y la matanza de seres vivos puede contribuir al 
despertar del alma humana sino, a su inevitable degradación. No tengo 
por qué ser testigo de ningún sacrificio.
A pesar de eso, como aclaré en mi post: "nunca le he impuesto a ningún 
santero mi desaprobación, puesto que su creencia y rituales no me 
conciernen".
Racismo es cualquier forma de irrespeto y sometimiento. Condenar a 
animales indefensos a morir por una aspiración personal, que ni siquiera 
prevé el método más rápido e indoloro, ¿no es una brutal manifestación 
de coloniaje y racismo? Seres que confían en nosotros, que dependen de 
nosotros para su supervivencia.
La compasión es apenas uno de los primeros peldaños para un aspirante 
espiritual, y en cualquiera de las disciplinas milenarias conocidas, de 
cualquier cultura, el único sacrificio que se pide es el del ego: no hay 
nada ajeno que sacrificar, mucho menos una criatura inocente. Ningún 
bien individual, ni social, ni ecológico se deriva de la crueldad: esta 
es una verdad implacable.
Martí expresó: "Un pueblo irreligioso morirá, porque nada en él alimenta 
la virtud…" A estas alturas, atribuir la decadencia de una sociedad a lo 
que pasó hace siglos, es una comodidad, además de cuestionable, inútil.
Según esta premisa, Cuba está irremisiblemente condenada a la miseria 
moral y material. No solo por el "genocidio y epistemicidio" contra los 
emigrantes africanos sino contra sus habitantes nativos: los pacíficos 
aborígenes.
Hemos tenido largo tiempo para procesar los estragos de la historia. 
Pero si la prioridad de una comunidad es la prosperidad, (ni siquiera la 
virtud), la solución nunca vendrá de ofrendar el sufrimiento de 
animales, cuyo saldo, cómo ya estamos experimentando, es sólo retroceso.
Source: Los matices del racismo - Havana Times en español - 
http://www.havanatimes.org/sp/?p=99981
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