Lo dijo Fidel. No lo dije yo...
ORLANDO VIERA-BLANCO
09/30/2014 5:06 PM 09/30/2014 5:06 PM
La historia me absolverá, es la autodefensa de Fidel Castro por el
juicio en su contra, el 16-10-53, por los asaltos a los cuarteles
Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en Santiago de Cuba y Bayamo...
Durante 4 horas Castro denunció los crímenes a camaradas, exhibió su
programa de gobierno (de haber triunfado) e hizo hincapié en la
"inconstitucionalidad del sistema electoral constitutivo de gobierno".
Al final se faja a legitimar el uso de la violencia, validar "el deber
de la resistencia" y justificar el arma de la desobediencia, como acción
política liberal contra el Estado opresor: La rebelión.
Así arranca el discurso de Castro: "Nunca a un acusado se había cometido
tal cúmulo de abrumadoras irregularidades(...). Como abogado, no he
podido ver el sumario y como acusado, hace hoy setenta y seis días que
estoy encerrado en una celda solitaria, absolutamente incomunicado, por
encima de todas las prescripciones humanas y legales"... Fidel
-licenciado en Derecho Civil- asumió su defensa desde una pequeña sala
del Hospital Civil Saturnino Lora. Recurriendo a conceptos clásicos
liberales; contractuales, reformistas, conservadores o protestatarios,
cómo los de Martín Lutero, los del Aquinate Santo Tomás o Juan De
Mariana (De reges et regis Institutione), el prisionero Castro Ruz
sostenía que el Estado intitula el legítimo monopolio de la violencia,
salvo cuando "la ejerce ilegítimamente por convertirse en tirano y
opresor, momento en el que tal legitimidad pasa a la ciudadanía,
individual o grupalmente". (Max Webber).
Continua Fidel: "En la Edad Media, Juan de Salisbury en su Libro de
hombre de Estado, dice que cuando un príncipe no gobierna con arreglo a
derecho y degenera en tirano, es lícita su deposición violenta(...).
Martín Lutero proclamó que cuando un gobierno degenera en tirano
vulnerando las leyes, los súbditos quedaban librados del deber de
obediencia(...). Su discípulo, Felipe Melanchton, sostiene el derecho de
resistencia, cuando los gobiernos se convierten en tiranos(...).
Calvino, el pensador más notable de La Reforma, postula el derecho del
pueblo a oponerse a cualquier usurpación(...). Juan Altusio, jurista
alemán de principios del siglo XVII, dice que la soberanía nace del
concurso voluntario del gobierno que arranca del pueblo, y que su
ejercicio injusto, extra-legal o tiránico, exime al pueblo del deber de
obedecer y justifica la rebelión(...). Juan Locke en su Tratado de
gobierno, sostiene que cuando se violan los derechos naturales del
hombre, el pueblo tiene el derecho y el deber de suprimir o cambiar de
gobierno. "El único remedio contra la fuerza sin autoridad, está en
oponerle la fuerza"(...). Juan Jacobo Rousseau dice con mucha elocuencia
en su Contrato Social: "Mientras un pueblo se ve forzado a obedecer y
obedece, hace bien; tan pronto como puede sacudir el yugo y lo sacude,
hace mejor, recuperando su libertad por el mismo derecho que se la han
quitado. El más fuerte no es nunca suficientemente fuerte para ser
siempre el amo si no transforma la fuerza en derecho y la obediencia en
deber"(...). Y agregó el joven Fidel a todo gañote: "Hasta aquí señores
magistrados he mencionado ejemplos de la Antigüedad, la Edad Media y la
Edad Moderna. Escritores de todas las ideas y todas las creencias...Y
más como veréis, este derecho [de rebelión] está en la raíz misma de
nuestra existencia política y gracias a él vosotros podéis vestir hoy
esas togas de magistrados cubanos, que ojalá fueran para la justicia".
El imputado de marras exige un gobierno que "garantice mejor su
seguridad y felicidad". Apela al "alma de la enseñanza, que son los
educadores en Cuba" a quienes denuncia, "se les paga miserablemente".
Fidel pide "castigar a los ambiciosos que violaron las leyes e hicieron
trizas nuestras instituciones" y se presenta como ciudadano vilipendiado
que "se me tiene incomunicado en una celda, sin hablar con nadie, ni ver
siquiera a mi hijo; y se me traslada rodeado de ametralladoras con
trípodes a este hospital para juzgarme secretamente con toda severidad,
y un fiscal con el Código en la mano, muy solemnemente, pide para mí
veintiséis años de cárcel". Hoy la historia os demanda Fidel: ¿Qué
pueden decir los maestros, los presos políticos, los magistrados y los
caídos, los tuyos y los nuestros? ¿Cómo describir hoy nuestra seguridad,
nuestra justicia, nuestra felicidad, Castro? Más adelante dice: "En el
mundo ha de haber cierta cantidad de decoro como ha de haber cierta
cantidad de luz. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo
entero, va la dignidad humana" ¡Cuanto quisiera que vuestros hombres
-Fidel- os obedecieran o dejaren de hacerlo, con ese mismo decoro!
Termina diciendo el detenido en Saturnino Lora: "Un hombre que se
conforma con obedecer a leyes injustas y permite que pisen el país en
que nació, no es un hombre honrado. En cuanto a mí, sé que la cárcel
será dura... Pero no la temo. Condenadme. No importa. La historia me
absolverá" ¿Lo absolvió? La historia ya habló. Es historia viva... Lo
dijo Fidel, no lo dije yo.
Source: Lo dijo Fidel. No lo dije yo... | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article2355017.html
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