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Monday, March 05, 2007

Las Cubanas en el Día Internacional de la Mujer

Las Cubanas en el Día Internacional de la Mujer
2007-03-05.
Miriam Leiva, Periodista Independiente

La Habana, 5 de Marzo de 2007. Lejos escucha el reloj despertador. Está
agotada, con esfuerzo la voluntad la levanta de la cama. Se asea rápido
y se dirige a la cocina para preparar el desayuno. No tienen leche, pues
Pepito recién cumplió los 7 años y ya no le venden por el sistema de
racionamiento, en la llamada Libreta de Abastecimiento que en realidad
poco abastece.

No la ha podido conseguir mediante la Bolsa Negra y en la tienda de
venta en divisas es demasiado cara. Tendrá que tomar agua con azúcar y
comer un pedazo de pan. Prepara el café, toma un poco. Se visten con
premura y hace volar al niño sobre sus piecitos para dejarlo en la escuela.

Llega a la parada del ómnibus, la "guagua" en cubano. Como es habitual,
encuentra personas soñolientas dispuesta a esperar pacientemente, otras
desesperadas porque se les fue la única que está trabajando en esa ruta,
y algunas dispuestas a pagar un Almendrón, como se llama a los viejos
autos americanos en función de taxis privados, donde se aprietan los
clientes a pesar del considerable precio para el bolsillo estrujado de
la mayoría del pueblo. Hoy tendrá que "pedir botella", aunque quien va
en auto particular o estatal usualmente no recoge a nadie.

¡Felicidades, compañera! Escucha una voz masculina a la puerta de la
fábrica. Ella se detiene asombrada; fuerza la memoria y recuerda que hoy
es 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer. Devuelve el beso en la
mejilla, tan usual hoy en Cuba. Agradece la flor y corre a su puesto de
trabajo. Se queda un ratico al final de la jornada en la actividad de la
Sección Sindical. Habla el Secretario General sobre el papel de la mujer
y todo lo que le debe a la revolución. Desde que ella nació escucha
frases similares, por más que se esfuerza su mente vaga imaginando las
dificultades para el regreso. Tendrá que salir a vender unas toallas por
algún barrio algo distante. Si lo consigue, buscará leche para mañana.
Deberá quedarle tiempo para pasar por la bodega para preguntar si llego
el pollo de población para este mes. Esa libra por persona que venden
por la "Libreta". Sólo lo probará mientras cocina. Tiene que estirarlo
para que Pepito se alimente. El pobre está pequeñito para su edad. Por
suerte ya se le quitó el catarro; parece que es verdad que el cocimiento
de romerillo sirve para curar casi todo.

Al fin en casa. Está muerta de cansancio. Mientras prepara la comida,
recuerda la alegría que sintió cuando se encontró con Cachita. ¡La
pobre! Ella la tiene aún más dura. Venía con un bolso muy pesado y con
terror a que la parara la policía. Mira que perder todo por decomiso, si
la agarran trayendo para vender en La Habana. Después de levantarse por
la madrugada, encaramarse en un camión durante varias horas, caminar
cuadras y cuadras para vender. Dice que está viniendo todos los días. Le
preguntó si seguía vendiendo huevos y ella contestó que huevo y todo lo
que se le presentara. ¡Cómo tiene que luchar para sobrevivir! Y eso que
es graduada de técnico medio. Bueno, Juanita es universitaria y si no
corta el cabello los fines de semana, casi se muere de hambre.

Antes de acostarse, se mira en el espejo. Ve un rostro tenso, el
entrecejo fruncido, la piel reseca y las arrugas de una mujer mucho
mayor. Si pudiera descansar...si viera un porvenir distinto...quizás se
sacrificara aún más y siguiera estudiando.

Mucho mayor es el peso cotidiano que soportan otras mujeres cubanas. Hay
tantas que este día no podrán abrazar a sus seres queridos porque están
injustamente en las terribles cárceles cubanas como presos de conciencia
y políticos pacíficos, aunque el gobierno no los reconozca como tales, o
reos comunes, muchos por delitos que en ningún país existen, como ser
condenado a 20 años por matar una vaca. Otras no podrán hacerlo debido a
la fragmentación de la familia, parte de la cual se ha tenido que
marchar al extranjero. Peor todavía lo pasarán quienes han perdido sus
hijos, padres y esposos en las peligrosas aguas del Estrecho de la Florida.

La mujer cubana soporta cargas muy pesadas sobre sus hombros, pero
evidencia la fortaleza suficiente para ser eje del hogar, guía de los
hijos y esposa abnegada todos los días de su vida.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=8997

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