DISIDENCIA
Tras las huellas de mi padre
Adrián San Emeterio, Unión de Jóvenes Rurales
SANTIAGO DE CUBA, Cuba - Julio (www.cubanet.org) - Mi padre, Juan
Antonio San Emeterio fue un hombre que nunca se conformó a vivir sin
libertad. Cuando otra cosa no podía hacer, al menos protestaba o
increpaba a los que al régimen obedecían. Era como si siempre llevara
una amargura interna, que le quemaba el alma.
Así siempre lo vi y crecí junto a su descontento. Siempre parecía que no
estaba conforme con lo que hacía por alcanzar la libertad de su pueblo.
Cuando más animado parecía estar fue con la creación de la primera
cooperativa agropecuaria independiente "Transición". Fue uno de sus
fundadores y de sus socios más fieles y colaboradores.
No escatimaba esfuerzos y asumía riesgos, puso su tractor al servicio de
la cooperativa, a expensas de perderlo, ya que podía haber sido
confiscado. Sin embargo, lo hacía con gran satisfacción. Aún recuerdo
cómo trasladó a Diosmel Rodríguez, cuando éste salió de la prisión
impedido de caminar, hasta la casa de Antonio Alonso, en Jutinicú en una
carreta tirada por el tractor. Allí se trazaron los planes para la
creación de la primera cooperativa independiente, como parte de la
plataforma política del partido cubano de Renovación Ortodoxa.
Así iba yo, sin pensarlo, sin tener conciencia de ello, recorriendo el
camino y formando parte de la historia de mi padre hasta el fatídico día
del 22 de junio del pasado año, cuando la muerte repentina de mi padre
producto de un infarto cardíaco cambió el rumbo de mi historia. Una
bandera caía de sus manos y yo asumo ante él, mi familia y pueblo, su
puesto y su legado.
Hoy, con orgullo y responsabilidad, asumo la dirección de la Unión de
Jóvenes Rurales, esa organización que él vio nacer de su propio ejemplo
e ideas y trataré de ser fiel a sus principios y aprovechar la
experiencia de los líderes fundadores del Proyecto Cívico Rural como
Antonio Alonso y junto al del resto de los directivos de las
organizaciones que lo integran, lograr el surgimiento de una sociedad
civil rural fuerte para mi país, algo que él no pudo ver, pero que yo
seguiré buscando tras las huellas de mi padre.
Sé que mi trabajo no estará exento de riesgos y sacrificios, pero cuento
con el apoyo de mi familia, esa familia que mi padre supo formar,
educada en los valores y riesgos por los principios que decidimos
defender. Mi madre pertenece a las Federación Latinoamericana de Mujeres
Rurales y mi hermana ya recibió su bautizo represivo en un acto de repudio.
Nuestra organización lleva el mensaje a esos jóvenes del campo que han
perdido toda la esperanza, de que sí puede haber un futuro mejor, pero
sólo si nosotros somos capaces de forjarlo, que tenemos el derecho y la
obligación moral de trabajar en una sociedad civil que sea parte del
poder social, trace políticas y ayude en la gobernabilidad democrática.
Ese es y será siempre el compromiso con mi padre. Gracias por darme tu
fuerza y tu ejemplo, papá.
http://www.cubanet.org/CNews/y06/jul06/31a10.htm
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