Jueves, Diciembre 29, 2011 | Por Frank Correa
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Cierto poeta cubano lo dijo 
una vez, nadie nace en un sitio por azar, sino para dejar su testimonio. 
Esa es la labor que realizan los periodistas independientes en Cuba, 
dejar testimonio vivo de los hechos que marcan la historia cotidiana, 
sobre todo los que la prensa oficial censura.
En esta tierra de grandes periodistas, a partir del  año 1959, cuando la 
revolución liderada por Fidel Castro toma el poder, los medios masivos 
de difusión fueron cayendo uno a uno en manos del partido comunista. La 
prensa escrita, la radio y la televisión responderían en lo adelante y 
de manera absoluta a los intereses del estado.
Así desapareció en Cuba todo atisbo de independencia en la información. 
Muchas de las mejores plumas marcharon al exilio, o perecieron en el 
ocio y el infortunio. Se fundó una escuela de amanuenses, supuestamente 
del "proletariado". El socialismo colmó  las  páginas de los pocos 
rotativos que sobrevivieron, ahora con nombres de arengas 
revolucionarias y consignas,  mientras era aplastado todo aquel 
periodista que levantó la voz contra el comunismo.
En 1976, un hombre  prende la llama de las voces diversas, Ricardo 
Bofill Pagés, que con mucha paciencia fue forjando el movimiento de 
Derechos Humanos, el cual sería el embrión de los grupos de la prensa 
independiente, crecidos y consolidados hasta nuestros días.
El 10 de diciembre de 1987, los integrantes del Comité Pro Derechos 
Humanos de Cuba, entre los que se encontraban Ricardo Bofill, Reinaldo 
Bragado Bretaña, Rolando Cartaya, Rafael Saumell, Edmigio López 
Castillo, Tania Díaz Castro, y otros, sacaron al aire el primer programa 
radial de Radio Martí, hecho en Cuba. Esta fecha marca para muchos el 
nacimiento de la prensa independiente organizada.
Más tarde se van incorporando otros nombres: Indamiro Restano, Raúl 
Rivero, Manuel Vázquez Portal… y se fundan asociaciones de prensa que 
informan al mundo sobre las noticias que no difunden los medios 
oficiales: los arrestos, los actos de repudio, las expulsiones de los 
centros de trabajos de los disidentes y, en fin, toda clase de 
violaciones de los Derechos Humanos que sufrían, y aún sufren, los 
cubanos día a día.
El trabajo que realizaron estos hombres y mujeres de la bisoña prensa 
independiente fue titánico. Muchas veces sin los medios indispensables 
para redactar una noticia o tomar una foto. Con las fuentes de 
información aterradas ante la perspectiva de terminar también en  las 
mazmorras castristas. Utilizando como grabador la memoria humana, a 
veces con una sola máquina de escribir para varias agencias. 
Perseguidos, hostigados, humillados, pateados, pero sin cejar en el 
empeño de cumplir con la misión del periodista: informar sobre la verdad 
de los hechos.
En 1994, nace la página digital  Cubanet, el portal de la información 
cubana libre, gracias al denuedo de Rosa Berre, su fundadora, quien 
desde 1980 residía en Estados Unidos. Más tarde, el ciberespacio va 
creciendo y se ensancha con otros sitios, blogs y revistas, que recogen 
el diario y difícil vivir del cubano.
En marzo de 2003, en una operación policíaca dirigida por el alto mando 
del gobierno, conocida como Primavera Negra, la prensa independiente 
sufre su más duro golpe, cuando son encarcelados 27 periodistas, junto a 
  líderes políticos y bibliotecarios independientes, y condenados todos 
a largos años de prisión.
Sin embargo, el resultado  fue inverso al que perseguía el gobierno: 
crecieron en número y calidad los periodistas y las publicaciones. Es 
importante reconocer que en los meses que siguieron a la Primavera 
Negra, los periodistas que más se destacaron en la página de Cubanet 
fueron Juan González Febles, Farah Armenteros, Claudia Márquez Linares, 
Luis Cino y Tania Díaz Castro.
Desde hace un tiempo, algunos periodistas independientes nos lamentamos 
  de  la futilidad de nuestro esfuerzo, pues  el artículo periodístico 
tiene vida de un día: nacido en la mañana, muere en el crepúsculo. Y al 
día siguiente habrá que escribir  otro, y pasado mañana otro, y así al 
final del año serán trescientos artículos que se habrá llevado el viento.
La idea de organizar una antología que recoja una selección de artículos 
  con lo más representativo de este movimiento sui géneris, que no 
existió en ninguno de los países del ex campo socialista, es el mínimo 
homenaje que puede hacerse a estos hombres y mujeres valientes, cuya 
única arma de combate ha sido la pluma.
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