2009-01-17.
Sinue Escolarte, Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- La Habana, Cuba.- La frase máximo líder
siempre me ha resultado muy recargada, con intención de agrandar una
imagen, de prepotenciar al portador. Observando con detenimiento lo
vivido en 50 largos años en nuestro país y a raíz de numerosos cambios
de jefes o ministros, los mismos que desde siempre han ocurrido, en
muchos casos sin una adecuada o ninguna explicación, me hice la
siguiente pregunta.
¿Son líderes, los que han ocupado cargos elevados en mi gobierno?
¿Cuáles han sido sus influencias en el lugar que ocupamos y el bienestar
que sentimos los cubanos? Solo hay que detenerse a pensar, ¿cuántos
ministros de salud, construcción, transporte, comercio, etc., han pasado
por los resultados alcanzados? ¿Cuántos dirigentes políticos y
administrativos a todos los niveles excepto en las dos primeras plazas
hemos compartido?
¿Cuántas veces la participación directa del pueblo ha estado presente en
su selección incluido los cargos principales? ¿Son líderes aquellos
designados con un dedo por sus propios jefes? Muchas y frecuentes son
las dudas, tantas, como cabezas han circulado por las infinitas escalas
de dirección que existen aquí. Su número es incalculable.
Entonces, ¿con esa proliferación de dirigentes podemos afirmar que somos
un país productor de líderes, tanto como peloteros o músicos? Si es así
al igual que pasa con los médicos, podríamos exportar una buena parte de
ellos y obtener ganancias como una forma de aumentar el PIB.
Fue esta la razón por la que me decidí a nutrirme de conocimientos,
investigaciones y estudios realizados por especialistas en la materia,
para confeccionar esta resumida recopilación sobre lo que es un líder y
cuál debe ser su conducta para ser aceptado como tal.
Un líder es la persona que dentro de un grupo tiene la aptitud visual
más amplia y exacta de lo que acontece en el entorno, con conocimientos
para discernir las dudas, iniciando o coordinando la labor. Actúa como
enlace previniendo conflictos, o dando la solución a los que ya existen.
Formula los acuerdos mediando en las disputas.
Facilita la participación en los encuentros, siendo capaz de reconocer y
responder justamente a los sentimientos de otras personas por que domina
el arte de relacionarse apreciando por medio del lenguaje extraverbal,
las emociones que le facilitan la conexión y empatía, con la que alcanza
la suficiente intimidad y sentido de compenetración. Un líder nunca
impone, siempre convence.
Es la persona capaz de aportar nuevos elementos de entendimiento, con
los que se llega a destilar las relaciones interpersonales hasta la
máxima transparencia, revistiéndolo de la seducción, carisma e
inteligencia suficiente para el éxito y la armonía social.
Cada vez serán más relacionables y sagaces para interpretar mejor los
sentimientos e intercambiar, dirigir, aclarar y organizar las
contradicciones o disputas que pudieran desencadenarse. Son estos los
líderes naturales que pueden interpretar y expresar los sentimientos
colectivos y articularlos para guiar a un grupo hacia su objetivo con
excelentes resultados. Seleccionados por el resto, lo aclaman por ser
emocionalmente enriquecedores y contagiar su buen humor, factores
indispensables y favorecedores de la empatía.
Aunque con mucha frecuencia confunden, nada tiene que ver lo dicho hasta
aquí, con aquellos que poseen una habilidad especial para exhibir muchas
caras sociales, tantas como necesarias le sean en el logro de sus
empeños. Son los expertos en causar buena impresión, con la impresión
hacia ellos mismos, contraria a la que le proyectan a los demás, para
ser aceptados y queridos.
Se identifican porque a ojos vista parecen lo mejor, excelentes, pero
sus relaciones íntimas son inestables o insatisfactoria. Les interesa
poco decir una cosa y hacer otra para ganarse el respaldo social y viven
con la discrepancia entre la cara que ofertan y su realidad privada. Los
más astutos no dejan conocer detalles de su vida o la mantienen oculta.
Pueden modificarse con plasticidad sorprendente en la medida que reciben
señales de quienes le rodean, por eso para algunos, hay coincidencia
entre el comportamiento de la persona pública y la privada y para otros,
son muchas apariencias que se intercambian.
No dan respuestas hasta no percatarse de lo que su interlocutor espera
de ellos o lo que les conviene, en vez de manifestarse según sus
sentimientos y pueden simular confianza para llevarse bien y gustarle a
las personas que les desagradan, siendo amistosos y afectuosos. Como
norma imponen ideas y conceptos para demostrar autoridad creando temor y
no respeto hacia su persona.
Son estos los líderes de las mil caras que utilizan la hipocresía social
y la manipulación para modular sus acciones acorde a como lo van
exigiendo las complejas y diferentes situaciones que se van presentando.
De manera que pueden actuar como personas muy distintas según con quien
se esté relacionando, pasando de una socialidad visiblemente falsa pero
extrema, a un silencio excluyente o un prudente aislamiento. Carecen de
la inteligencia y el control emocional, que les sobra a los líderes
naturales sustituyéndolas por finas habilidades sociales responsables de
la confusión.
Los líderes de mil caras tienen un especial olfato para los líderes
naturales a los que divisan de inmediato para que no crezcan ya que
producirían un inmenso contraste que deja al descubierto sus múltiples
rostros. Por eso los odian sin aparente razón y aquellos desconocen su
culpa y la causa que los aleja del contexto público, antes incluso, de
surgir dentro de la sociedad.
Los falsos líderes detectan incipientes a los originales deformando su
imagen, los reemplazan, los sacan fuera de la visión social y en
ocasiones, los hunden en las falsedades e intrigas, o los desaparecen
sin explicación lógica alguna, pero con ardides bien estudiados y no
comprometedores para que no se note su influencia y participación.
El líder natural cuyo propósito surge espontáneo de lo que ve y desea
aportar, no tiene intereses iniciales, no se considera un líder sino un
expositor que expresa algo diferente y puntual para que otros amplíen
sus ideas y aportes en función de una obra, razón por la que lo incitan
cada vez más a decir y participar, hasta que es visto como líder.
Conoce que existen otros que pueden compartir el liderazgo y que su
papel puede ser transitorio quedando como un asesor por su experiencia y
visión mientras se siente capacitado y joven, aceptando que la
mediocridad y la vejez marchan juntas por el camino de la inutilidad y
la desdicha, por eso, no vive aferrado a una posición ni le atrae ser
visto como buena persona y si como óptimo en su gestión. Le satisface lo
que hizo y el camino abierto por el que otros le darán continuidad a su
trabajo, eliminando sus deficiencias que no teme sean apreciadas.
El falso líder sabe lo que quiere antes de serlo, e impone su posición
priorizando su vanidad y deseo personal, oculto tras una hipócrita
modestia e innoble sencillez. Padece una alta estima hacia el liderazgo,
por el que siente enfermizo apego. Si lo nota en peligro, protege su
cargo usando cualquier medio para destruir la amenaza.
No tiene la más mínima piedad cuando se trata de abandonar su posición
que nunca compartirá. No permite las ideas y aportes de otros. Solo él,
está capacitado y acumula la suficiente inteligencia para crear. Es el
máximo creador. Los buenos resultados que siempre son transitorios,
llegan bajo su idea y gobierno.
Los errores, caen sobre los previamente preparados para asumirlos y
serán castigados con la mayor justicia social posible, para junto al
desprendimiento de lo ajeno que predica, dejar su imagen como la de uno
de los hombres más buenos que se conocen.
Ahora pensemos sin apasionamiento ni nacionalización. ¿Esteban Lazo,
Ricardo Alarcón, Juan Almeida, Pérez Roque, por solo citar algunos,
pueden considerarse lideres? Ese inmenso ejército de líderes que a lo
largo de medio siglo han tenido sobre sus hombros y mantienen la
responsabilidad de nuestras vidas, satisfacciones, de nuestros logros y
victorias, lo son según conceptos bien avalados. ¿Reúnen los requisitos?
¿Y Chávez y Evo? ¿En cuál de los dos grupos se encuentran Raúl y Fidel?
¿Y Obama?
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=18890
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