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Monday, April 07, 2008

Telefonía con alambre de púas

7 de abril de 2008

Telefonía con alambre de púas
RAUL RIVERO

Madrid -- Los propagandistas profesionales usan sin compasión y sin
complejos todos los caminos para que sus venenos lleguen puros,
poderosos y mortales a su destino. Lo saben muy bien los maquillistas
del régimen cubano que, desde hace unas semanas, tratan de hacer ver
como un proceso de cambios la romería de anuncios para primeras planas
que conforman la esencia de un simple cambalache.

Han sabido deslizar en cálidas conversaciones bordadas de misterio el
adelanto de noticias exclusivas que, analizadas con serenidad, son las
frases de entrada a la crónica patética de la realidad que vive y padece
la sociedad cubana desde hace medio siglo.

Fuera del ámbito de esa isla secuestrada por la ambición de un grupo y
por el fracaso reconocido de un sistema, ¿en qué país del planeta Tierra
puede alcanzar la categoría de noticia el hecho de que los ciudadanos
puedan dormir en los hoteles levantados en su geografía?

Lo mismo pasa con el uso de los teléfonos celulares, los DVD, las ollas
de presión. Y, lo que es más ridículo, con la televisión. En Cuba se
vendían a plazos y al contado aparatos de varias marcas reconocidas
cuando todavía ese medio no se había instalado en muchas de las naciones
que hoy se asombran con los despachos de prensa en los se da cuenta que
la jerarquía criolla tiene la condescendencia de permitir a sus
ciudadanos el esfuerzo de comprar un receptor de TV.

Lo cierto es que ese pequeño carnaval de obviedades, esas legalizaciones
dejadas caer día tras día, han creado la ilusión, en algunos sectores,
de que la democracia está ahí mismo, al final del arco iris.

También es verdad que en otros grupos no ha entrado con facilidad ese
optimismo al que se le puede ver el cuño, el sello y las firmas
autorizadas de la burocracia. Desde la hermosa y entrañable ciudad de
Santander, en Cantabria, recibí hace unas horas este mensaje enviado por
un grupo de amigos: ``¿Es verdad que volverán a permitir en Cuba el
sueño y la libre respiración?''

Sí. La propaganda hace su trabajo sucio y no descansa. No puede
descansar si tiene sobre sus columnas temblorosas la responsabilidad de
reinventar todas las mañanas un quicio para que se muevan y se acomoden
los personajes que les han entregado el país al marabú y a la mentira.

Hay que contrastar la información y darles espacios a otros mensajes que
tienen menos heraldos voluntarios. Esta semana he recibido notas de
Dolia Leal y de Alida Viso Bello donde no se ve por ninguna parte las
palabras cambio, ni esperanza. Angustia y preocupación en las líneas de
sus párrafos breves y el miedo a que sus esposos, Nelson Aguiar y
Ricardo González, se mueran en prisión.

Llamados de la familias de José Luis García Paneque y de Normando
Hernández y las noticias, silenciadas por los medios, de que hay un
brote de tuberculosis en la prisión de Ariza, en la zona de Cienfuegos y
de que la policía amenazó a las familias de tres músicos que pidieron
asilo político en Brasil.

Hay muchos cómplices en ese brote de deslumbramiento porque el régimen
se ve obligado a devolver, a medias y en condiciones precarias, una
parte de los derechos que le arrancó a la fuerza a una población que
había perdido ya sus mecanismos de defensa.

Cambio no. Lo que se escenifica ahora en Cuba es un cambalache porque,
según la Real Academia Española, esa palabra quiere decir trueque
frecuentemente malicioso hecho con afán de ganancia.

http://www.cubanet.org/CNews/y08/abril08/07nter4.html

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