Cuito Cuanavale 20 años después (final)
Luis Cino
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - El carácter de la victoria
cubana en Cuito Cuanavale se hace cuestionable si se revisan las bajas
de ambos bandos. En todo caso, hay que admitir que fue una muy costosa
victoria para el ejército cubano.
Sólo hasta abril de 1988, dos meses antes de la retirada sudafricana,
las FAPLA tuvieron 4 785 muertos. Se desconoce la cifra de bajas
mortales cubanas. Las fuerzas cubano-angolanas perdieron 94 tanques,
cientos de carros blindados y 9 Migs-23.
Por la parte sudafricana, las pérdidas fueron 31 muertos, 3 tanques y 11
blindados destruidos y un Mirage derribado.
Los acuerdos de paz de diciembre de 1988 tampoco son un buen indicador
para determinar vencedores.
El gobierno sudafricano, enfrentado a una crítica situación doméstica,
se mostró sumamente ansioso por salir de su guerra no declarada en
Angola. Impedir el envío de nuevos refuerzos cubanos se convirtió en su
principal preocupación.
Altos funcionarios sudafricanos alertaron sobre "el riesgo muy real de
una guerra convencional de mayor envergadura con los cubanos". No costó
mucho esfuerzo a los negociadores que Sudáfrica cejara en su demanda de
un retiro sincronizado de Angola de las tropas cubanas y sudafricanas.
Sudáfrica se vio obligada a aceptar la Resolución 435 del Consejo de
Seguridad de la ONU. Luego de los ataques aéreos contra Calueque y
Rucaná, fuerzas combinadas cubanas, de las FAPLA y de la SWAPO avanzaron
hacia el límite entre Angola y Namibia, pero no lo cruzaron. Se
detuvieron a 20 kilómetros de la frontera para reforzar su posición en
las negociaciones.
Por su parte, Cuba condicionó su salida de Angola a que garantizaran a
sus tropas una retirada honorable. Generalmente, la garantía para una
retirada honorable no suele ser la condición que exige un ejército
victorioso.
De cualquier modo, el gran vencedor de Cuito Cuanavale fue Fidel Castro,
que al fin consiguió que los norteamericanos tuvieran que sentarse a
negociar con él.
El 29 de enero de 1988, la parte norteamericana aceptó que Cuba se
incorporara a las negociaciones (hasta entonces tripartitas), para
alcanzar la paz en Angola y Namibia.
En medio de la grave situación de Cuito Cuanavale en enero de 1988, la
aceptación por el Departamento de Estado norteamericano de la
incorporación de Cuba a las negociaciones de paz en Angola fue la mejor
noticia que pudo recibir Fidel Castro en su puesto de mando habanero.
Desde 1982, Estados Unidos intentaba infructuosamente negociar la paz
con Angola y Sudáfrica. El gobierno norteamericano condicionó su
respaldo a la Resolución 435 de la ONU (que preveía la celebración de
elecciones libres en Namibia bajo supervisión internacional) a la
retirada de las tropas cubanas y a un acuerdo de paz entre Luanda y los
rebeldes de la UNITA.
Más que por el resultado de la batalla de Cuito Cuanavale, los Estados
Unidos aceptaron la participación de Cuba en las conversaciones debido a
la peligrosa situación creada en el sudeste africano por el poderoso
despliegue militar cubano en el sur de Angola.
En Angola, Fidel Castro siguió la máxima del emperador romano Augusto:
aventurar mucho en la guerra y pescar con anzuelo de oro. Su carrera
hacia delante en el sur de Angola, logró algo que tenía gran valor para
él en su obsesivo enfrentamiento a su mega enemigo, los Estados Unidos.
26 años después que norteamericanos y soviéticos lo excluyeran de las
conversaciones que condujeron al retiro de los misiles nucleares
soviéticos del Caribe y apenas 4 años después del desastre cubano en
Granada, Fidel Castro consiguió que Cuba se pudiera sentar en una mesa
de negociaciones, codo a codo con los Estados Unidos.
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