2007-08-10.
Roberto Santana Rodríguez, Periodista Independiente
10 de agosto de 2007. La Habana.– En un abrir y cerrar de ojos los
atletas que representaron a Cuba por años en diversas competencias
internacionales, hombres y mujeres reconocidos por sus rendimientos,
talento, capacidades, desaparecen, nunca más se vuelve a hablar de ellos
en el país que los vio nacer.
De pronto nos enteramos por Radio Martí o por los pocos que tienen
acceso a la Internet, o por el comentario popular que se quedaron en tal
o más cual país, según las autoridades cubanas "desertaron", se
convirtieron en "apátridas", "traidores" y "mercenarios".
Injusticia grande, sólo decidieron liberarse de las cadenas a que
estaban atados y emprender una carrera profesional en uso del talento
con que Dios les prodigó para desempeñarse en sus respectivos deportes.
Entonces por obra y gracia de la testarudez e intolerancia oficiales,
son automáticamente desaparecidos, nunca nacieron en Cuba, y por
supuesto sus records personales son borrados de los libros.
Así nunca el Duque Hernández vivió en el Wajay, ni el Yayo fue su
entrenador y entrañable amigo, ni jugó con el equipo de Industriales, ni
con el team Cuba.
Maels Rodríguez no propinó un juego perfecto en series nacionales
lanzando por Sancti Spíritus, ni fue bautizado por un narrador cubano
como "El perfecto".
Euclides Rojas no fue nunca el eficiente curveador de los brillantes
relevos para los equipos Industriales en la serie nacional y Habana en
las series selectivas.
Ni Lázaro Borrell ni los hermanos Herrera, Roberto Carlos y Ruperto,
encestaron tantas canastas para sus equipos de los lobos de Villa Clara
o Centrales y Capitalinos respectivamente.
Ihosvany Hernández, capitán del equipo Cuba, con sus más de dos metros
de estatura no bloqueo tantas veces de forma efectiva ni remató
perforando la defensa rival en "chiquitica" en su condición de central
del equipo nacional de Volleyball, por sólo citar unos pocos casos.
Kendry Morales, el ambidiestro pelotero capitalino, a quien el público
del Latino le gritaba con gran cariño, ¡Kendry!, ¡Kendry!, ¡Kendry!,
cuando venia al cajón de bateo, no fue nunca el toletero de los equipos
Industriales y Cuba antecediendo al también capitalino, del Cerro,
Bárbaro Cañizares, también "desaparecido".
Tampoco Odlanier Solis nunca nació en Abel Santamaría, Boyeros, Ciudad
de La Habana, ni fue campeón mundial y olímpico en boxeo.
El sol no puede taparse y mucho menos con un dedo. El pueblo cubano que
los siguió y admiró a pesar de la represión y del vano intento de
sumirlos en el olvido y el ostracismo siempre los recuerda y sigue de
alguna manera sus carreras y desempeños en libertad.
Los más recientes casos, ocurridos en Río 2007, en esta cadena que
parece no tener fin, son los boxeadores Guillermo Rigondeaux y Erislandy
Lara, regresados a Cuba en condiciones raras; un atleta de balonmano y
el entrenador de Gimnasia Lázaro Lamelas.
Y no sólo ocurre esto en el deporte, sucede en todas las ramas donde un
cubano decide marchar en busca de libertad. En la música recordamos con
cariño a Albita Rodríguez, Manolín, el médico de la salsa, Carlos Manuel
y su Clan y tantos otros.
Estos cubanos y muchísimos otros más simplemente tomaron el camino que
se les niega en su país, decidieron ser libres, decidieron ser
profesionales, ganar dinero, ser libres, lo que no es nada censurable
como se empeñan en afirmar las autoridades cubanas.
Tomaron una decisión muy difícil que implica sacrificios injustificables
como la separación de sus seres queridos dejados atrás en Cuba, los que
pueden ser víctimas de represalias por esta causa, además de no poder
regresar a la patria que los vio nacer por ser ahora "traidores".
Con el favor de Dios un día regresarán a la patria nueva a contribuir
con su esfuerzo creador al bienestar y prosperidad de todos los
compatriotas.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11117
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