Medio siglo del asalto al Palacio Presidencial en Cuba
By WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
En una urna de cristal están el reloj pulsera, la sortija y una cadena
que el líder estudiantil José Antonio Echeverría Bianchi llevaba puestos
la tarde en que fue abatido por la policía, a un costado de la
Universidad de La Habana. Los objetos conservan todavía una pátina de su
propia sangre.
Hay también una carta manuscrita a su madre y una estampa que le entregó
a Echeverría el sacerdote Serafín Ajuria, quien lo confesó en el
Convento de San Francisco, en la Habana Vieja, horas antes de la acción
armada de aquel 13 de marzo de 1957. Y otros documentos que la familia
conservó, sin darlos a la publicidad, hasta hoy.
Al cumplirse el 50 aniversario del ataque al Palacio Presidencial por
comandos armados de la juventud universitaria, la familia Echeverría
mostrará por primera vez públicamente las prendas y objetos personajes,
cartas, documentos históricos y un centenar de fotografías del aguerrido
dirigente, asesinado a los 24 años.
''Me he decidido a hacerlo en este aniversario por el interés de muchos
amigos y antiguos compañeros de mi hermano'', declaró Lucy Echeverría
Rodríguez, hermana menor de José Antonio y exiliada en Miami desde 1961.
``En vida de mi madre no fue posible, porque ella siempre quiso mantener
muy privados su pena y su dolor, contraria a que se lucrara o se hiciera
política con la tragedia familiar''.
La madre de los cuatro hermanos Echeverría, Concepción Bianchi, falleció
en Miami en diciembre de 1999. Once meses antes de la muerte de José
Antonio, había perdido a otro hijo, Alfredo, en un accidente
automovilístico, en 1956.
La exhibición será el martes 13 de marzo durante una velada en los
salones de la Iglesia San Brendan, ubicada en el 8725 SW 32 St.
La muestra estará abierta al público sólo por esa noche y podrá
visitarse inmediatamente después de una misa por el aniversario de la
muerte de Echeverría, convocada a las 7:30 p.m.
En la velada se presentará además un documental sobre el asalto al
Palacio Presidencial y la toma de Radio Reloj, con testimonios de
fundadores de la organización Directorio Revolucionario y sobrevivientes
de la fallida operación armada, que apostó por el magnicidio del
dictador Fulgencio Batista.
En vísperas del aniversario, Echeverría Rodríguez decidió también crear
la Fundación José Antonio Echeverría, que otorgará anualmente una beca a
un estudiante latinoamericano para cursar la carrera de Ciencias
Políticas en la Universidad Internacional de la Florida (FIU) de Miami.
La fundación fue establecida el pasado enero bajo la presidencia de
Echeverría Rodríguez, y cuenta con un comité de apoyo de 50 miembros,
entre ellos fundadores del Directorio Revolucionario, amigos y
colaboradores del fallecido líder universitario, y personalidades de la
comunidad exiliada.
El próximo viernes, la familia entregará oficialmente los primeros
$10,000 del fondo de becas durante un acto en FIU.
''Mucha gente me ha abierto las puertas y está colaborando con esta
iniciativa'', explicó Echeverría Rodríguez. ``Queremos que sea un aporte
a esta comunidad que merezca realmente la pena''.
Los sucesos del 13 de marzo de 1957 --incluyendo la posterior Masacre de
Humboldt 7-- serán también recordados en Cuba, con actos y
movilizaciones estudiantiles. Tradicionalmente la Universidad de La
Habana rinde homenaje a Echeverría al pie de la tarja ubicada en el
lugar donde cayó ametrallado.
Por lo pronto, la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y el Museo
de la Casa Natal de José Antonio Echeverría en la ciudad de Cárdenas, en
Matanzas, han convocado este año a participar en una donación masiva de
artículos que pertenecieron a líderes del movimiento estudiantil contra
Batista, así como de objetos que tengan algún vínculo con las luchas
universitarias.
Sin embargo, los padres y hermanos del mártir se distanciaron muy pronto
del proceso revolucionario por considerar que Fidel Castro había
traicionado las aspiraciones democráticas del pueblo cubano.
La familia completa emigró entre 1961 y 1962.
''Nos ofrecieron todas las prebendas para que nos quedáramos en Cuba,
pero decidimos irnos como una forma de protestar por nuestra indignación
y por vergüenza'', recordó. ``Mi hermano luchó y murió por una Cuba
libre y democrática, no para que Fidel Castro se apoderara del país''.
Además de Echeverría Rodríguez, de 67 años, vive aún otro hermano de
José Antonio, Sinforiano, de 72. El padre de ellos, Antonio, murió en 1993.
La casa familiar en Cárdenas es hoy un museo, donde se muestran algunos
objetos de José Antonio. Sus restos descansan en el cementerio de esa
ciudad.
Pero Echeverría atesora la mayoría de las pertenencias de su hermano,
desde documentos hasta prendas de vestir. Durante años investigadores de
Cuba han tratado de contactarla para conseguir testimonios y revisar sus
archivos, pero ella los ha rechazado tajantemente.
''Todo esto lo preservo con extremo cuidado, porque es parte de mi
vida'', enfatizó Echeverría Rodríguez, que es misionera de la Iglesia
Católica en Perú.
``Confío en que algún día podamos mostrarlo en un museo con el nombre de
José Antonio en una Cuba democrática, sin la manipulación y la mentira
de Fidel Castro''.
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