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Monday, March 05, 2007

Agudos como punta de colchón

Sociedad
Agudos como punta de colchón

¿Cuáles celebraciones acentúan más las desigualdades sociales? ¿Las
religiosas, las 'revolucionarias' o ambas?

José Hugo Fernández, Ciudad de La Habana

lunes 5 de marzo de 2007 6:00:00

Extraer de la realidad lecciones contrarias a las que ella sugiere, es
uno de nuestros deportes favoritos en los últimos tiempos. Tal vez
debamos tomarlo como una prueba, una más, de la distrofia cerebral
ocasionada por casi medio siglo de represión del pensamiento y de todos
los conductos para expresarlo.

Semanas atrás algunos habitantes de la Isla manifestaron (mediante la
prensa estatal, no más faltara) su preocupación por el rebrote de
ciertos "patrones consumistas y de diferencias sociales" que, según
ellos, habían estado observando por acá a propósito del 6 de enero, día
de los Reyes Magos.

Una profesora de Sociología de la Universidad de La Habana dijo
inquietarse ante la desigualdad creada por los padres de niños a quienes
se les compran regalos excesivos, mientras que otros niños del país no
pueden recibirlos.

Tal vez habría que puntualizar eso de la "desigualdad creada por las
padres", pero es ya de sobra conocido en todo el mundo que este es un
país en que el gobierno ostenta el control absoluto de la economía. De
modo que es el único que tiene el derecho, por voluntad tiránica, de
repartir desigualdades.

Otras personas citadas por la prensa advirtieron (revolucionariamente,
se supone) que el rescate de la tradición del día de los Reyes Magos
podría poner en evidencia las diferencias sociales que existen en Cuba.
Era un planteamiento extraño. Tanto que resultó difícil determinar si
esas personas se pronunciaban contra las desigualdades o contra el
desliz de ponerlas en evidencia.

Patrones consumistas… revolucionarios

La administradora de la tienda (shopping) La Época, una de las más
grandes de la capital, afirmó que este año las ventas de juguetes
superaron las de años anteriores. Hubiera sido útil preguntarle cómo se
comportaron las ventas en horas previas al "Día del Maestro" (22 de
diciembre), fecha que desde hace algún tiempo pone de manifiesto entre
nosotros patrones consumistas y diferencias sociales que, aunque no
parecen alarmar a nadie hasta hoy, deberían alarmarnos, por lo que son y
aún más por lo que representan.

Ni siquiera sería necesario confrontar estadísticas. Basta con tener
buena vista y querer ver para darse cuenta de que en Cuba ninguna otra
motivación arrastra a tanta gente hacia las shopping como el imperativo
de comprar regalos para el Día del Maestro.

No es algo impuesto por ley, nadie está obligado formalmente, pero nadie
se siente libre de la coyunda social de halagar con bienes materiales a
maestros, auxiliares, directores, subdirectores y personal de
mantenimiento, entre otros empleados de las escuelas.

No llegar a clases con varios regalos en la maleta el Día del Maestro
sitúa al niño, al adolescente, en una disyuntiva tan embarazosa, que en
realidad conforman excepción (muy duramente criticada por el resto) los
que no lo hacen.

Eso por no acreditar otro tipo de consideraciones de carácter subjetivo.
Por ejemplo, es ya común, arraigada y notoria entre los padres cubanos
la idea de que al agasajar al maestro, con un buen regalo en su día,
están garantizando atención particularizada y buenos resultados
académicos para sus hijos.

En cualquier caso, lo que no podría negarse, por objetivo y fácilmente
probable, es que el Día del Maestro, a los homenajeados, les resulta
difícil llevar a sus casas la enorme carga de obsequios. Muchos se ven
en la necesidad de alquilar transportación motora y no son pocos los que
reconocen que este es el principal motivo por el que todavía no han
abandonado la honrosa tarea de educar.

Así, pues, si triste resulta que familias cubanas de posición (digamos)
solvente compren hoy caros juguetes para sus hijos, mientras a otras
familias, la mayoría, no les alcanza el dinero para comer; triste, y aún
más, desesperanzador, bochornoso resulta ver a esas pobres madres
destinando los centavos del aceite y del jabón (ahorrados sabe Dios con
qué sacrificios o conseguidos ni Dios sabe con qué piruetas) para la
compra no de uno, sino de varios regalos con tal de contentar a todos
los empleados de la escuela.

Aviso para todos

''Lo que nos debe preocupar es la connotación social que esto pueda
alcanzar, que se convierta en un objetivo de familia comprar el regalo
más ostentoso''. Con tales palabras, Teresa Muñoz, profesora de
Sociología de la Universidad de La Habana, nos alertaba en la prensa, no
con respecto al Día del Maestro sino al de los Reyes Magos. Pero va y su
aviso pudiera servir para ambos casos.

También entre los encuestados por la prensa estatal hubo algunos que
manifestaron su disconformidad con el resurgimiento del día de los Reyes
Magos, a partir de la consideración (revolucionaria, se supone) de que
los niños deben ser premiados con regalos por su buen comportamiento y
su buen desempeño académico, pero no por otras razones (dijeron)
religiosas o culturales.

En criterios tan rigurosos como este no debieron inspirarse los
directivos de la escuela preuniversitaria en el campo Guyana, ubicada en
Güira de Melena, provincia de La Habana, quienes ahora mismo tienen
establecido entre el alumnado un sistema de estímulos según el cual
aquellos que donen a la escuela enseres de limpieza (escobas,
trapeadores, cubos, detergente, frazadas…) consiguen prioridad sobre el
resto de sus condiscípulos a la hora de abordar los ómnibus que los
acercan a su familia en días de descanso.

No en balde comenta Radio Bemba que las pobres madres se han visto en el
imperativo de esconder las escobas de sus casas bajo siete llaves.

Dirección URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/agudos-como-punta-de-colchon

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