Posted on Tue, Aug. 01, 2006
Miami celebró toda la noche
JOAQUIM UTSET
El Nuevo Herald
Cientos de cubanos celebran la noticia de la enfermedad de Castro, el
lunes en la noche frente al restaurante La Carreta, en la calle 40 con
la 87 Avenida.
ROBERTO KOLTUN / El Nuevo Herald
Miami no durmió anoche.
Gritos de Libertad, bailes al ritmo de golpes de cazuela, bocinazos de
autos y cánticos en contra del régimen castrista dominaron las calles
del sur de la Florida hasta bien entrada la madrugada, en una espontánea
muestra de felicidad que la noticia del traspaso de poderes en Cuba
liberó tras décadas de espera.
Poco después de que se hiciera pública en la televisión cubana una
misiva de Fidel Castro cediéndole el poder temporalmente a su hermano
Raúl debido a una intervención quirúrgica, miles de cubanos exiliados
empezaron a desfilar en automóviles y reunirse en lugares emblemáticos,
como la Calle Ocho de Miami y la 49 calle de Hialeah.
La magnitud de las aglomeraciones obligó al cierre de ciertos tramos,
como la calle Ocho, entre la 35 y la 37 avenida justo delante del
restaurante Versailles, y el cruce de Bird Road con la 87 avenida.
La situación obligó al Condado de Miami-Dade a activar en nivel 2 su
centro de emergencias, con la posibilidad de ponerse a pleno
funcionamiento si el anuncio de ayer se transforma posteriormente en la
noticia del fallecimiento de Castro.
Eso era lo que todo el mundo parecía desear entre los miles de cubanos
que se agolparon frente al Versailles, donde se reunieron exiliados de
la vieja guardia, adolescentes recién llegados y cubanoamericanos que
sólo conocen a Cuba a través de lo que les han relatado sus padres, para
dar rienda suelta juntos a una alegría que llevaba años reprimida por la
larga duración del régimen cubano.
''Lo que está sucediendo lo llevo soñando desde que empecé a luchar
contra Castro'', aseguró Jesús Roque, de 63 años, quien dijo ser miembro
de la Fundación Cívica Martiana. ''Tuve que tomar agua por que me dio un
dolor en el corazón. Tal vez sea cierto que uno se pueda morir de
alegría'', agregó.
Yamile Nápoles no pudo contener las lágrimas cuando Lázaro Valladares,
armado con unos altavoces colocados en su Jeep Wrangler, hizo sonar las
notas de la canción ''ya viene llegando'' de Willy Chirino.
''Estoy llorando de alegría por que mi familia fue destrozada por este
tirano'', explicó Nápoles, de 35 años, quien hasta el año pasado vivía
en Cuba. ``La libertad nos tiene que llegar, nos la merecemos''.
Los reunidos ondeaban banderas cubanas, mostraban carteles alusivos a
Castro y entonaban cánticos como ''Cuba Sí, Raúl No'' o ''Aé, aé la
Chambelona, que Fidel no tiene madre por que es hijo de una mona'', ante
la mirada pasiva de los policías apresuradamente activados por las
autoridades tras conocerse el inesperado traspaso de poderes en La Habana.
Un grupo de jóvenes desfilaron ante las cámaras de televisión
disfrazados de balseros, mientras Nardo Fiallo y dos amigos plantaban
una mesa de dominó en medio de la Calle Ocho. ''Fidel se murió, le salió
el doble nueve'', aseguró Fiallo.
El paso de las horas no disminuyó la atmósfera de carnaval que se vivía
en todos los rincones de Miami-Dade, cuyas principales avenidas se
encontraban atestadas de autos tocando bocinas, ondeando banderas.
Los nueve miembros de la familia Pérez, originarios de Sancti Espíritu,
llenaron todos los asientos de su todoterreno para salir a expresar su
alegría y esperanza, desde el abuelo de 80 años a la benjamina Jésica de
cuatro años.
Las órdenes de la policía eran de darle espacio a la multitud para que
exprese en orden sus sentimientos, sin cometer delitos ni excesos,
explicó el alcalde de Miami, Manny Díaz.
''Estas situaciones son imposibles de anticipar cuando se producirán,
pero sabíamos que podía pasar'', explicó Díaz, quien aseguró que se
encontraba allí en la Calle Ocho por razones de su cargo, como por
razones personales.
Como muchos otros de sus compatriotas, Díaz, hijo de un preso político,
casi no pudo contener las lágrimas al tratar de explicar qué significaba
lo que estaba sucediendo.
''Me cuesta hablar de esto'', reconoció.
El país donde nació hace 28 años, y donde dijo que su padre fue
encarcelado, es un desconocido para Xiomara Lugo, quien llegó a Miami al
primer año de nacer. Eso no impidió que vaciara una botella de champaña
que llevaba 10 años guardando.
''Este es el principio del fin de este monstruo'', agregó.
La enormidad de la multitud y la inacabable alegría que parecían
demostrar llevaron al alcalde de Miami-Dade, Carlos Alvarez, ha
solicitar que las celebraciones se trasladen fuera de la vía pública
para evitar complicaciones en el tráfico por la mañana.
''La celebración no tiene por qué ser en Bird Road, en la Calle Ocho o
en la 49 calle de Hialeah, lo pueden hacer en los parqueos'', dijo
Alvarez. ``Tenemos que dar ejemplo''.
A primera hora de la madrugada, no se habían producido arrestos.
''Esto es sólo una muestra de lo que pasará el día que muera ese
señor'', agregó la comisionada de Miami-Dade, Rebeca Sosa.
http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/15169130.htm
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