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Sunday, May 03, 2009

Asentamientos ilegales

Asentamientos ilegales
Leafar Pérez

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Rodean como un cordón a la
capital. En ellos sobreviven malamente miles de cubanos, que se
trasladan a la ciudad para mejorar sus vidas. Hasta hace poco las
autoridades intentaron desalojar a sus residentes, y aunque demuelen las
viviendas siempre se vuelven a levantar. Son los llega y pon,
asentamientos ilegales, barrios de "indocumentados".

Este tipo de barrios o asentamientos construidos en las afueras de las
capitales son conocidos con varios nombres, favelas en Brasil, villas
miseria en Argentina, ciudades perdidas en México, chabolas en Madrid.
Los asentamientos cubanos tienen las mismas de estos lugares. El terreno
donde se asientan suele ser en las márgenes de un río o de vertederos de
basuras, a menudo ocupados ilegalmente. Allí no hay instalaciones
sanitarias, eléctricas o medios de transporte. Su construcción suele ser
rápida, con madera, chapa, cartón, hojalata o adobe.

A comienzos de la revolución existían en La Habana barrios marginales
famosos, como Romerillo, Palo Cagao, Las Yaguas, Los Quemados, Llega y
Pon. Como parte de la nueva estrategia social se trató de insertar a sus
habitantes en el proceso que se llevaba a cabo. La meta era erradicar
esos barrios y eliminar las conductas marginales de sus habitantes.

Cincuenta años después el fenómeno no ha desaparecido; más bien se ha
desarrollado. El crecimiento de la población en la capital ha estado muy
lejos de las garantías mínimas para los casi dos millones y medio de
habitantes. Fuentes gubernamentales afirman que para detener el
deterioro del fondo habitacional de la ciudad, hacen falta urgentemente
mil millones de dólares. La Habana es una ciudad que en vez de
extenderse crece hacia dentro. Antiguas casas unifamiliares han sido
convertidas en ciudadelas (una vivienda dividida en muchas partes). En
cada cuarto vive hacinada una familia diferente. Las barbacoas
(entresuelos construidos en las antiguas de puntal muy alto) son un
remedio para la aglomeración de varias familias en una misma vivienda, y
los albergues no dan abasto para acoger a los miles de familias que han
visto sus casas derrumbadas con el paso del tiempo.

Los asentamientos periféricos, en un principio conformados por
ciudadanos de las provincias del centro y el oriente del país, hoy
sirven de refugio inclusive a capitalinos que no tienen dónde vivir y
optan por una precaria vivienda para residir. La vida en estos lugares
lleva implícita casi siempre conductas de marginación social. La única
ley es la del más fuerte. La violencia y las pandillas son habituales,
así como las drogas y la prostitución, que encuentran entre sus
habitantes el perfecto caldo de cultivo.

Por otro lado, prófugos de la justicia y jóvenes que evaden el Servicio
Militar General encuentran refugio en estos lugares. Pero no son sólo
marginales los que viven en estos barrios, además, allí viven médicos,
agentes de la policía y otros profesionales. La gente se siente libre
fuera del control del gobierno, y aun con todas las dificultades diarias
de la vida, aprenden a ser solidarios entre ellos.
Hoy rodean a la capital más de sesenta asentamientos ilegales, aunque de
ellos no habla la prensa oficial. Pero ahí están, a quienes viven allí
no les interesa el embargo, el ALBA o la última reflexión de Fidel. Sólo
quieren tener la posibilidad de llevar una vida digna. Mientras, en sus
frágiles e inestables casitas sueñan con un mañana diferente, uno que no
sea la realidad en que viven.

Cuba: Asentamientos ilegales (4 May 2009)

http://www.cubanet.org/CNews/y09/mayo09/04_C_2.html

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