El organismo debatirá si acepta el regreso cubano o no, mientras EEUU lo
condiciona
Un hombre protegido por un impermeable camina por una calle de La Habana 
cubierta de muros y grafitis (Reuters)
Han sido 47 años de exclusión de Cuba por parte de la Organización de 
Estados Americanos (OEA), y sus miembros -los más o menos 
recalcitrantes- están buscando enmendar el pasado. Mientras los hermanos 
Castro concentraban sus fuerzas en exportar su revolución marxista por 
el mundo y defenderse de las presiones de Estados Unidos, el bloque pudo 
haber hecho mucho en beneficio de las libertades en la isla.
Esta semana, la OEA celebrará en Honduras su 39° Asamblea General. El 
tema central no es Cuba ni su gobierno, pero más allá de que se debata 
el regreso de la isla al organismo, una curul de La Habana en Washington 
traería consigo compromisos que Fidel y Raúl Castro no están dispuestos 
a tomar, o al menos eso es lo que se desprende de comentarios de la 
prensa cubana, llena de imprecaciones que han lanzado hacia la OEA.
Cuba no cumple con los principios de la Carta Democrática 
Interamericana, y en este aspecto EEUU lleva las de ganar, pero esa 
realidad ha vuelto a enfrentar las visiones de la Casa Blanca con sus 
vecinos, ahora más esquivos a las directrices de la Casa Blanca.
Estas diferencias en la OEA están generando malestar en Washington: el 
presidente estadounidense, Barack Obama, se ha propuesto enmendar viejas 
visiones de La Habana, mientras que los Castro se mantienen 
incorruptibles en sus ideales.
Antes de que llegara Obama al poder, una legión de gobernantes de la 
región visitó La Habana, lo que muchos vieron como el envío de señales 
de lo que sería una posición común de apoyo con respecto a Cuba.
Ese desfile de personalidades en La Habana fue necesario, pues como dice 
el profesor Stephen Wilkinson, de la Universidad Metropolitana de 
Londres, "que muchos países quisieran el retorno de Cuba a la OEA fue 
una victoria diplomática para Castro frente a Obama". Y es sobre esa 
victoria que los cubanos quieren trabajar, enviando una prueba 
contundente a Obama frente al vecindario: Si realmente EEUU busca el 
diálogo hay que dejar de lado viejas posturas divisorias.
Aunque La Habana critique al organismo, Wilkinson cree que "Cuba no 
tendría nada que ganar con su regreso a no ser que lo haga sin 
condiciones", y es allí donde está el problema.
Esta semana tres países de la OEA presentaron en el Consejo Permanente 
propuestas aisladas sobre Cuba con percepciones muy distintas 
(Nicaragua, Honduras y EEUU), aunque el Departamento de Estado no ha 
desistido en estos días de los espinosos temas de derechos humanos y 
democracia para poder hablar de un reingreso.
Honduras es más directa, quiere que se revoque la resolución sexta que 
en 1962 promovió la expulsión de Cuba, mientras Nicaragua rechaza 
condicionamientos para volver a abrirle las puertas a la isla.
"La visión del Grupo de Río y otros países de incluir a Cuba abriría la 
posibilidad de diálogo en áreas específicas, eso sí, lentamente", 
advierte Arturo López Levy, experto en Cuba del Departamento de 
Relaciones Internacionales de la Universidad de Denver, en Estados Unidos.
Una de las iniciativas a cuenta de Costa Rica y que apoya EEUU es que el 
reingreso de Cuba sea estudiado por el Comité Jurídico Interamericano, y 
que sea éste el que presente los pasos a seguir si realmente La Habana 
quiere una curul.
López Levy agrega en entrevista con Radio Francia Internacional que "lo 
más importante es que la resolución que se debata tenga consenso, 
demostraría la madurez del grupo", por lo que se desprende que un 
"análisis de los mecanismos para que Cuba reingrese" es lo que saldrá de 
la cita en Honduras.
Democracia oxigenada Pero más allá de que la OEA sea vista por los 
cubanos como un "títere y basurero de Washington", el organismo ha 
servido de puente para las relaciones entre Estados Unidos y el 
continente, pero sobre todo como un catalizador de las crisis 
democráticas que ha atravesado la región por muchas décadas.
En EEUU, legisladores anticastristas como el senador demócrata Robert 
Menéndez, amenazan con impulsar recortes del presupuesto que ese país da 
a la OEA si Cuba regresa, pero el Congreso sabe que este hecho no sería 
perjudicial para Castro, sino para gobiernos y sectores de oposición que 
aún confían en las presiones del bloque en favor de la democracia.
Mientras Venezuela se solemniza con la visión de Cuba sobre la OEA, el 
ahínco del presidente Hugo Chávez por su desaparición evidencia, más 
allá, que Caracas y La Habana no quieren que la democracia sea debate, 
menos una cláusula para gobernar en América.
Cuba desafía a Barack Obama frente a la Asamblea de la OEA - 
Internacional - EL UNIVERSAL (31 May 2009)
http://deportes.eluniversal.com/2009/05/31/int_art_cuba-desafia-a-barac_1410989.shtml
 
 
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