2008-04-27. www.PayoLibre.com
Jorge Olivera Castillo, Periodista Independiente, Sindical Press
  La Habana, 27 de abril de 2008.- En Cuba hay cambios. ¿Dudas? Con 
poner los ojos sobre la mañana del 21 de abril de 2008, es suficiente 
para que la incredulidad sea disuelta en un instante.
Allí hay tiempo para calibrar la magnitud de las correcciones. Apostado 
en las cercanías de esa zona será testigo de las señales de que el 
régimen cubano es dialéctico e innovador.
Ahora desde un presente tan volátil como un suspiro me asomo para captar 
en su justa dimensión ese socialismo que intentan disfrazar de originalidad.
Ahí está Berta Soler con sus gafas oscuras, unos bultos bajo el brazo y 
a pocos centímetros del pavimento para sugerirme el alcance de las 
intenciones reformistas del gobierno. Lo hace a rastras, firmemente 
suspendida por tres mujeres policías.
No es necesario esforzarse para entender su postura. Me basta con el 
coraje que se le desborda en el rostro para escuchar el sonido que la 
fotografía me niega.
La oigo decir que quiere la libertad incondicional de Ángel Moya, su 
esposo condenado a 20 años por ejercer su derecho de oponerse -por 
medios pacíficos- al dogma oficial.
Tal petición la extiende a favor de todas las personas encarceladas por 
causas inherentes a la práctica de los derechos humanos sin restricciones.
En un forcejeo congelado por el lente fotográfico diviso a Laura Pollán 
negándose a acatar la orden de abandonar el lugar sin antes conseguir la 
atención de algún jerarca del régimen en torno a la libertad de Héctor 
Maseda, su cónyuge encontrado culpable por sacar a la luz pública sus 
desacuerdos con el régimen de partido único y enviado a purgar una larga 
condena.
Desde otro ángulo Laura está como a punto de caer al suelo por un agarre 
defectuoso de las agentes policiales que tratan de introducirla en un 
ómnibus en contra de su voluntad.
Dolia Leal grita -con exasperación- la palabra libertad como una manera 
de sintetizar lo que más desea para su esposo enfermo y el resto de los 
prisioneros políticos y de conciencia. Repite la sentencia una y otra 
vez. Sus reclamos traspasan la pantalla electrónica. "Lo van a matar, 
asesinos". El aviso es parte del universo lingüístico de Dolia en 
defensa de Nelson Aguiar aquejado de varias dolencias, pero sin ánimo 
alguno de ceder en sus principios.
A su lado Alejandrina García deshace el temor con el signo de victoria 
creado -en el fragor de la disputa- con ambas manos. Exige la devolución 
de Diosdado González al seno del hogar sin más dilación. Ya sobrepasa 
los cinco años de encierro y considera que es tiempo para ponerle punto 
final a la pesadilla de una reclusión basada en endebles razones jurídicas.
Noelia Pedraza es otra de las damas que arrastran como bultos. En la 
instantánea está con los ojos cerrados. Quizás para ver en la 
profundidad de su alma a Ariel Sigler empotrado en una celda -por 25 
años- como castigo a sus insistentes actos de oposición.
Hay otras mujeres -diez en total- que desafían la orden de marcharse de 
las inmediaciones de la Plaza de la Revolución. Se han hartado de 
humillaciones y esperas inútiles.
Las imágenes que aporta el "nuevo" socialismo -de cierto modo- resumen 
la única transición probable en la isla.
El atropello cuenta con estrenos de lujo. Los índices de inhumanidad se 
saturan en apenas tres horas. El tiempo justo que la decena de Damas de 
Blanco tuvo para poner en la picota pública las "buenas intenciones" de 
los herederos del poder absoluto.
Cuba avanza. Lástima que sea hacia el abismo. ¿Qué más puede esperarse 
después de ésta versión de brutalidad? ¿Cómo clasificar a un gobierno 
que organiza actos de repudio y otros maltratos contra un grupo de 
mujeres indefensas?
Tras éste repaso de sucesos es menester una conclusión. La singularidad 
del sistema que simula gestos de renovación estriba en el cambio de 
pintura del garrote y en las mejoras estéticas de su empuñadura. Aunque, 
seamos justos:¿no es eso un cambio?
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=15083
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